Escribí lo siguiente: “En numerosas ocasiones he referido los mecanismos de reclutamiento dentro de la ‘clase política mexicana’, donde es bien sabido que para alcanzar niveles burocráticos importantes o cargos de elección se debe contar con la simpatía de líderes políticos bien posicionados y, cuando menos, tener cierta afinidad hacia la filosofía política del presidente o gobernante en turno bajo el cual se trabaja. Estructuralmente y hasta el año 2000, Morelos experimentó el predominio de un solo partido (el PRI). Aquel sistema, a veces modificado por las circunstancias coyunturales, siempre rechazó a miembros de las oposiciones, sobre todo a quienes provenían del Partido Acción Nacional (PAN). Nunca ocuparon los espacios más importantes del poder político y gubernamental.”
2.- Añadí: “El escenario cambió cuando el PRI perdió la presidencia de la República y la gubernatura de Morelos. Sin embargo, aquella radical transformación del poder fue adversa para los priístas, porque la función de agencia de colocaciones, cumplida por su instituto político durante siete décadas, fue retomada por el nuevo partido oficial -el PAN- a través del cual se consiguió un medio para que determinados personajes (muchos de ellos improvisados) llegasen a posiciones encumbradas, en la administración pública estatal y municipal, y cargos de elección popular. Así las cosas, desde el 2000 hasta hoy (recuerden ustedes que estamos situados en 2010) hemos visto repetida la historia. En nuestro país, a nivel general, y en Morelos, particularmente, sigue manteniéndose la antigua regla y los principales funcionarios administrativos rara vez son los candidatos de algún grupo de intereses u organización. Se trata más bien de los candidatos de un grupo personal, encabezado por un líder con peso específico, o un funcionario aferrado firmemente a su puesto, o un antiguo dirigente político que ya tuvo influencia y quiere retornar a la vida pública.”
3.- Entonces describí lo que había sucedido durante cuatro años del régimen adamista: “El primero de octubre de 2006 atestiguamos el advenimiento del gobernador Marco Adame Castillo, rodeado de personajes afines a la causa panista y a la del propio Ejecutivo. Confirmamos que cierto tipo de servidores públicos tiende a depender más de gente conocida (incluyendo a familiares, sin quebrantar la norma en cuanto a la línea de consanguineidad) para ocupar posiciones de confianza, sin abrirse tan fácilmente al reclutamiento de nuevos cuadros. Por eso hemos visto colocados en cargos importantes a compadres, parientes cercanos y gente de ‘absoluta confianza’. No importan la transparencia, la rendición de cuentas, la gente capaz, la sociedad civil, ni oxigenar la administración pública muchas veces agobiada por el desgaste del propio poder y los errores garrafales que ahí se cometen, sino aprovecharse de cortos lapsos a fin de sostener o conseguir altísimos niveles de vida.” Hasta aquí la sinopsis de aquella columna. ¿Cómo la ven ustedes, amables lectores?
4.- Cambiemos de frecuencia. Acostumbrados a vivir en una realidad alterna, ajenos a la vida del ciudadano común, los diputados locales se fueron a vacacionar pero dejaron parado, dicen, el reloj legislativo, a fin de que cuando se les ocurra hagan su tarea de analizar y resolver sobre dos iniciativas preferentes ingresadas por el gobernador el pasado 1 de febrero, justo cuando inició el actual periodo ordinario de sesiones. Graco Ramírez atendió en tiempo y forma a sus facultades y remitió, vía el secretario de Gobierno, las dos iniciativas a que le faculta la normatividad, la cual marca para los legisladores la obligatoriedad de atenderlas en un plazo de 40 días naturales (que vencieron el miércoles) en función de su carácter preferente, revestidas de urgencia y prioridad. Según el presidente del Congreso, Juan Ángel Flores Bustamante, volverán a sesionar la próxima semana. Han pensado en hacerlo el miércoles, pero como viene el presidente de la República y todos quieren aparecer en la foto, es probable que lo dejen para el jueves. Ya se verá, al fin que no hay prisa. Dícese que algunos legisladores asumieron tal actitud negligente porque desde Palacio de Gobierno no les han cumplido con el “pago por evento” de cinco millones de pesos para obras. ¿Será?
5.- En esta semana llamaron la atención dos temas relativos a las medidas adoptadas por las autoridades para tener un mejor control de los vehículos y sus tripulantes, en ambos casos orientadas a mejorar la seguridad. Por un lado el caso de los chalecos y cascos que deben usar los motociclistas y por otro el de la detención de unidades con placas fuera de vigencia. Las autoridades han tenido que recular al menos parcialmente por las protestas que se generaron de inmediato, y mientras por diversos medios se conocen denuncias sobre abusos cometidos por policías que están utilizando las revisión a motos y a causa de placas para actos de corrupción, el diputado panista Javier Bolaños hizo ayer un llamado al gobierno estatal y al ayuntamiento de Cuernavaca a que realicen programas de estímulos, en particular por el canje de placas, que sea un apoyo para aquellos que no han podido realizar el trámite en vez de recurrir a la presión y el castigo de las multas económicas y el corralón. El caso nos lleva a preguntarnos si en verdad el gobierno de Morelos y los de los municipios tienen en debida regla la documentación de su parque vehicular, incluida la renovación de placas. Yo creo que la respuesta es no.
6.- Ya se registró Gustavo Madero para reelegirse en el PAN, enlodando el apellido que antes fue ilustremente ligado a la no reelección, y lleva entre sus escuderos al ex gobernador morelense Marco Adame Castillo, enlodado recientemente por la escandalosa detención de su ex secretario de Finanzas, involucrado en un asunto de peculado por 173 millones de pesos, nomás. Mientras, en nuestra política pueblerina se tiran lodo los panistas locales, peleando las migajas de poder que caerán de la mesa en que PRI y PRD degustarán el banquete electoral 2015. La Sagrada Familia y los neopanistas agrupados en el membrete de “Construyamos mi futuro en Morelos”, se lanzaron al ruedo sobre la base de su bancada legislativa partida en dos, la primera encabezada por Javier Bolaños Aguilar –y entiendo que apoyada por Erika Cortés Martínez que deriva del mismo grupo- y la segunda de la mano de Amelia Marín Méndez –quien el miércoles se sirvió de la conferencia de prensa para hacer gala de impuntualidad- y Mario Arizmendi Santaolalla. Así, ambos grupos están juntos en el proyecto de Madero, pero no revueltos, porque cada cual espera beneficiarse del próximo comité nacional. Veremos si no se les cuela a la dirigencia nacional el calderonista Ernesto Cordero.