Ha transcurrido el tiempo suficiente como para confirmar la prevalencia de los antiguos vicios de los legisladores mexicanos en el Congreso local. Así las cosas, los rasgos principales que hasta ahora caracterizan a nuestros ínclitos diputados son la pereza, la conflictividad y la carencia de propuestas. Están repitiendo el modelo de la anterior legislatura, de la cual varios de sus miembros terminaron (el 31 de agosto de 2012) enriquecidos a costa del pueblo, sin haber hecho absolutamente nada a favor de la sociedad. Además de los vicios ya descritos, los integrantes de la 52 exponen lo siguiente: prepotencia, arrogancia y despotismo, defectos bastante usuales entre los legisladores mexicanos, sobre todo en aquellos que son herederos del poder o caciques en sus regiones. Asimismo, tal actitud se observa en aquellos personajes que se encuentran muy encumbrados y, por supuesto, se sienten bastante pagados de sí mismos. Es uno de los vicios más comunes y además uno de los más detestables, toda vez que el legislador, si es un representante popular, puede tener mil y un defectos, menos éste. Por el contrario, un legislador debe ser carismático, amable y humilde, pero con los legisladores mexicanos las cosas funcionan al revés.
2.- Pero también los hemos visto con exceso de disciplina y lealtad partidista. Son legisladores que no opinan si antes sus partidos o sus líderes no les dan la famosa línea, o que no quieren apoyar determinada iniciativa por convicción personal, pero que acaban impulsándola por compromisos y disciplina. Morelos está en un período de transición en el que es necesario comprender que las cosas caminan mal precisamente por eso: por lealtad y disciplina partidistas mal entendidas. Otros más se conducen mediante el tráfico de influencias. Como ya se explicó, la sensación de ser intocables, impunes y poderosos que experimentan muchos legisladores los hace caer –a ellos, a sus familiares y a sus colaboradores y amigos– en defectos como el influyentismo, la prepotencia, la pedantería y el abuso. Se repite que es una actitud reprobable que, por desgracia, se observa tanto en partidos grandes como chicos.
3.- Hay quienes incurren en el elitismo y la cupulización (convivencia de buenos con malos) de la política. El dedazo, el nepotismo, el amafiamiento, la eternización en los cargos políticos, las cuotas de poder y la compra de puestos son vicios que degeneran en una cupulización del poder, es decir, que el poder y el acceso a los cargos de elección popular se quedan prácticamente en posesión de pocos y muy específicos grupos (recuérdese a la “sagrada familia” del PAN), con lo que al público le da la impresión de que son mafias las que manejan la vida política estatal. Es un vicio que no sólo desacredita, sino que además deslegitima la actuación de los actores y le quita a la actividad pública la nobleza que merece.
4.- Algunos diputados actúan en la obscuridad política, causando que la gente imagine a la política como una gigantesca telaraña de intereses turbios conducida por unos cuantos grupitos de mafiosos. Aunque esta imagen se está borrando a pasos lentos, aún quedan muchos legisladores a quienes sólo les interesa su partido, su grupo o sector, o que no tienen una actuación relevante en el desempeño de sus funciones. Viene la impreparación. Los legisladores no deben ser, forzosamente, maestros o doctores en Derecho o Ciencias Políticas, pero de ahí a ser ignorantes o analfabetas, hay mucha distancia. Y a las pruebas nos remitimos. En otro artículo analizaremos las carencias de los señores diputados de Morelos.
5.- Cambiemos de frecuencia. En Morelos no hay presencia de cárteles del narcotráfico, solo pandillas o bandas que para intimidar se dicen integrantes de organizaciones delictivas. Lo anterior, que constituye algo muy importante para esta entidad federativa, fue declarado por el comandante de la 24 Zona Militar, general Sergio Ricardo Martínez Ruiz, quien expresó que el presunto integrante de la agrupación de lo que fuera en Morelos el cártel Beltrán Leyva, Arnoldo Villa Sánchez o Erick René Calderón Sánchez (detenido en la capital del país), no tuvo presencia aquí. El presunto número dos de dicha organización criminal no tenía movimientos en Morelos ya que, precisó el general, la Zona Militar en cuanto tiene conocimiento sobre la presencia de estos delincuentes, actúa conforme a derecho. Sobre los cárteles en Morelos, el alto mando militar reiteró que éstos no existen en la entidad. “Seguramente ustedes ya han percibido, a través del tiempo, que hemos efectuado recorridos. Y los elementos asegurados, de los diferentes grupos o bandas, no tienen un perfil alto. Sí encontramos pequeñas pandillas que pretenden aprovechar algún eslogan o algún nombre de grupo para apoyarse y obtener poder para desarrollar una actividad delictiva”, agregó el general Martínez Ruiz. Por otro lado, el comandante de la 24 Zona Militar consideró que en la medida en que se vaya acrisolando el Mando Único, junto con la llegada del nuevo comisario de la Policía Federal, Teófilo Gutiérrez, Morelos se irá posicionando como un estado cada día más seguro.
6.- Y aunque en la actual temporada vacacional la Secretaría de la Defensa Nacional suele extender sus operativos de vigilancia, es importante subrayar que la 24 Zona Militar, mediante las Bases de Operaciones Mixtas (BOM), tiene blindados alrededor de 26 accesos y salidas de nuestra entidad. El Ejército es el vértice de la estrategia estatal en materia de seguridad pública, pero esto no es compartido así por algunos detractores del gobierno morelense. Siguen firmes en su objetivo de politizar el tema, ante lo cual ya preparan nuevas movilizaciones. Imaginen ustedes: entre sus principales objetivos está atraer la atención del gobierno de la República y lograr la designación de un comisionado federal en materia de seguridad y desarrollo, tal como se hizo en Michoacán, cuya problemática (el levantamiento de grupos armados) es diametralmente opuesta a la de Morelos. A ver.
7.- Finalmente, retomando el tema de la conducta de determinados diputados locales, recordaré que el 5 de septiembre de 2012 trascendió la grotesca actitud del diputado petista Alfonso Miranda Gallegos, el mismo que gusta de llevar a cabo parrilladas y bacanales en el recinto parlamentario de Matamoros. Allá y entonces dicho “legislador” dijo a voz en cuello: “No queremos secretarias buenas, sino que estén buenas”. Se colocó ante la opinión pública como un sujeto ignorante sobre lo que contempla la legislación penal de Morelos en cuanto al acoso sexual (artículo 158). Creo necesario recordar aquello, pues Miranda Gallegos sigue conduciéndose como un auténtico cacique. Todo le vale madres.
Punto y Aparte
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Diputados y su conducta
Todos salen enriquecidos
1.- A estas alturas de la 52 legislatura morelense podemos hacer ya una evaluación sobre el desempeño de algunos diputados.
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