Dicho barón de la droga, ejecutado en Cancún en 1991, encontró con León Bejarano las facilidades para su ilegal actividad. De hecho, así se gestó la dinastía de Amado Carrillo Fuentes (“El Señor de los Cielos”). Otros hampones, como Juan José Esparragoza (“El Azul”), también sentaron aquí sus reales transfiriendo su predominio hacia los regímenes posteriores.
2.- El 16 de octubre de 2006, el entonces secretario de Seguridad Pública Federal, Eduardo Medina-Mora Icaza (hoy embajador mexicano en EUA), realizó una gira por Cuernavaca reconociendo, entre otras cosas, la posición estratégica de Morelos como ruta de la droga enviada por narcotraficantes sudamericanos y centroamericanos hacia Estados Unidos, amén de que también servía como puente eficaz para el traslado de mariguana cultivada en Guerrero y Michoacán al mismo país. Sin embargo, puso en marcha un programa especial de contingencia, investigación y prevención de los delitos contra la salud, simple y sencillamente porque el flagelo amenazaba con asentarse y convertir a Morelos en un mercado regional de drogas. Al correr el tiempo, me parece que Medina-Mora tenía razón. Hoy en día el narcomenudeo sigue su marcha implacable.
3.- Al comienzo mencioné a don Lauro Ortega, pero quise recordar algunas desviaciones de su antecesor para darle contexto a lo siguiente. Efectivamente. El entonces mandatario morelense recibió un informe policial sobre la venta de drogas en discoteques de nuestra capital, y ordenó a Moisés Maislín Leal, entonces director general de Seguridad Pública y Tránsito del Estado, efectuar una investigación y proceder, como marca la ley, ante las instancias correspondientes. Sin embargo, alguien que escuchó el reporte le dijo a don Lauro: “¿Para qué se mete? Eso le compete a la Policía Judicial Federal”. Y el galeno de Xochitepec le contestó lacónicamente: “Porque es mi obligación. Soy gobernador de Morelos y todo lo que ocurra en el Estado es mi responsabilidad”.
4.- Aquí debo precisar una cuestión. Todo lo antes dicho no ha sido, no es ni debe ser una graciosa concesión de los gobernantes en turno a favor de la sociedad, porque es su obligación constitucional. El proceder del presidente de la República y cualquier número de funcionarios de los tres órdenes gubernamentales está regido por nuestra Carta Magna y las leyes que de ella emanan. Así las cosas, las acciones y omisiones de nuestras autoridades constituyen delitos sancionados, entre otros ordenamientos, por la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos. Don Lauro evitó ser omiso, pero también aplicó el antiguo adagio mexicano de que “en la vida y en la política no hay enemigo pequeño”. Me parece que la omisión, la indiferencia, la intolerancia y la soberbia frente a quienes no son apologistas de determinado proyecto gubernamental siempre anteceden una estrepitosa caída. La historia local registra penosos ejemplos, entre los cuales ocupa un primerísimo lugar el de Jorge Carrillo Olea, gobernador durante el cuatrienio 1994-1998.
5.- Según lo mandata la Ley Orgánica de la Administración Pública de Morelos, a la Secretaría de Gobierno le corresponde “conducir las relaciones del Poder Ejecutivo con los otros poderes y con los ayuntamientos”, así como “llevar los asuntos de orden político interno y aquellos que le sean encomendados por el Ejecutivo”. Además, el Reglamento Interior de la misma dependencia, amén de reiterar lo anterior, subraya que el titular del ramo (en este caso nos referimos al ingeniero Jorge Messeguer Guillén), deberá ser apoyado por el subsecretario de Gobierno (Omar Darío de Lassé Cañas), para atender la conducción política y las relaciones con los 33 ayuntamientos, así como también “propiciar la participación de los grupos y sectores de la sociedad y organismos no gubernamentales en los programas y políticas de Gobierno; auxiliar al secretario en la conducción de los asuntos de orden político interno del Estado; mantener la gobernabilidad partiendo de una relación armónica y un constante acercamiento entre el Ejecutivo Estatal y la sociedad morelense, y solicitar por acuerdo del secretario de Gobierno la agenda de los asuntos que pudieran convertirse en conflictos sociales a los secretarios de despacho y sus organismos”. En otras ocasiones he comentado que la multiplicación de conflictos y la carga de trabajo en la Secretaría de Gobierno están acortando el margen de maniobra de sus más altos responsables y haciendo surgir problemas gratuitos al titular del Ejecutivo. Un caso concreto es la actual disputa entre el secretario de Gobierno y el Ayuntamiento de Cuernavaca con relación a la cada día más perceptible presencia de Messeguer a nivel municipal, desde luego con la aspiración de llegar a ser el relevo de Jorge Morales Barud en el ayuntamiento citadino.
6.- Sin embargo, el gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, durante una gira por Jiutepec, expresó ayer algo que nos hizo recordar a don Lauro Ortega: “Soy el gobernador de todo Morelos y trabajo para quienes simpatizan con cualquier partido político”. Al escuchar los planteamientos del mandatario, propios y extraños enfocaron sus miradas hacia Silvia Salazar Hernández, alcaldesa jiutepequense, ahí presente. ¿Por qué era necesario refrendar la posición de Graco ante la maestra Salazar? Por su reciente decisión de renunciar al Partido de la Revolución Democrática, mismo que la llevó al triunfo en Jiutepec, y su inmediata afiliación al nuevo Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), amén de que la fémina argumentó que tomó la drástica decisión porque no recibió el apoyo del gobierno estatal ante el Congreso en su búsqueda de un empréstito. He de añadir que durante el mismo acto también estuvo presente el diputado federal (todavía perredista) Javier Orihuela García, a quien el gobernador dedicó elogiosas palabras (yo creo que llevaban una fuerte carga de jiribilla) por haber gestionado recursos para Morelos destinados al tratamiento de aguas residuales. Empero, aquí el quid del asunto es que el ex alcalde de Temixco está considerado como otro prospecto a abandonar las filas del PRD para pasarse a Morena. En fin. Están comenzando a surgir los nuevos tránsfugas de la política morelense.
Punto y Aparte
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Gobierno para todo Morelos
Nuevos tránsfugas en el PRD
1.- En algún momento de su gestión como gobernador de Morelos (1982-1988), Lauro Ortega Martínez fue informado sobre la venta de estupefacientes en varias discoteques de Cuernavaca, problema que le heredó la administración encabezada por Armando León Bejarano (1976-1982) quien solapó, entre otros delincuentes de alta escuela, a uno de los fundadores del cártel de Juárez, Rafael Aguilar Guajardo, simultáneamente delegado de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS) en nuestra entidad.
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