Sin embargo, ante la inminencia de un conflicto con mandatarios locales, algunos diputados federales iniciaron negociaciones con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para evitar la merma en los ingresos de las entidades y municipios. Respecto al caso morelense los ingresos por excedentes petroleros han servido para paliar la escasez de recursos, lo cual se repite en las arcas estatales y municipales. Aunque se trata de una “piscacha” para nuestra entidad federativa, comparativamente con lo que se llevan otros estados favorecidos por el centralismo antidemocrático de este país, los fondos coadyuvan en la ejecución de obras públicas.
2.- Si la Ley de Coordinación Fiscal avanza tal como estaba el sábado, la fórmula para la distribución de los ingresos petroleros implicaría una caída de 11 mil 779 millones de pesos para los estados, que se duplicaría con la aplicación de un artículo transitorio en la misma ley, que reducirá el porcentaje de participaciones entre 2015 y 2018. Los recursos que no se transfieran a los estados serán retenidos por la Federación. El gobierno federal quiere utilizar los fondos que les correspondían a las entidades como un colchón, si las estimaciones de los contratos con las empresas privadas no les cuadran. En su iniciativa de reformas, aprobada en lo general, el Ejecutivo propuso incluir en la recaudación federal participable un porcentaje de 79.73 de los ingresos petroleros como medida para no afectar los ingresos de los estados. Tal monto corresponde a las transferencias de 2013, pero si se compara con el promedio de los cuatro años recientes, existe una caída de 7.7 por ciento, equivalente a 11 mil 779 millones de pesos. Además, en el dictamen se incluyó el artículo sexto transitorio, que reduce el porcentaje original de 79.73 por ciento de los ingresos a 73 por ciento en 2015, y aunque se incrementa progresivamente hasta 2018, sólo llegaría a 76.28 por ciento. Con este artículo la afectación sería de casi 23 mil 600 millones de pesos. Así las cosas, es previsible un escenario de conflicto. Simple y sencillamente crecerá el precarismo estatal y municipal. A ver.
3.- Cambiemos de frecuencia. El gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu ha sido reiterativo en torno a las políticas públicas implementadas por su administración para el rescate de ríos y barrancas, desde luego aplicando medidas para evitar las descargas de aguas “negras” a esos afluentes como si se tratara de gigantescas cloacas. Y es que, en torno al caso de las barrancas de Cuernavaca y municipios aledaños, han sido durante lustros el objeto de muchas investigaciones enfocadas a prevenir y evitar la contaminación, pero poco se ha resuelto. La problemática sigue igual a 1996, cuando la Comisión Nacional del Agua (CNA) llevó a cabo una costosísima investigación. Frente a los abultados expedientes y las múltiples estrategias diseñadas con las mejores intenciones ecológicas, la contaminación sigue ahí, destruyendo todo a su paso, no obstante que las barrancas representan un gran porcentaje de vida para las actuales y futuras generaciones.
4.- Más allá de los discursos oficiales autocomplacientes y programas demagógicos implementados por partidos políticos en tiempos electorales, existe una intensa modificación del ambiente motivada por el hombre y se ha creado en consecuencia un entorno artificial que lo deteriora cuando se vierten en los cauces de las barrancas descargas de aguas residuales, desechos sólidos, plaguicidas y otros productos químicos. Dentro del área urbana de Cuernavaca existen más de 38 barrancas con un promedio de 8 a 15 kilómetros de longitud cada una y un promedio de 20 a 25 barranquillas por unidad. Desgraciadamente, las barrancas en general son usadas como drenajes por la comunidad asentada en las laderas y en las cercanías de los márgenes de las mismas. Y en forma extrema se utilizan como tiraderos de desechos al aire libre. En muchas de ellas se pueden identificar cloacas anaerobias de alto peligro para la salud pública que en temporadas de estiaje contienen grandes cantidades de coliformes (organismos contaminados que acarrean serios problemas a la salud pública). De acuerdo a la Ley Nacional de Aguas las descargas residuales son de composición variada provenientes de usos municipales, industriales, comerciales, de servicios, agrícolas, pecuarios, domésticos, incluyendo fraccionamientos, y en general de cualquier otro uso, así como la mezcla de ellas.
5.- Y según la investigación realizada por la CNA en 1996 para detectar el nivel de la contaminación en el Río Apatlaco, desde su nacimiento en el arroyo Chalchihuapan, hasta su confluencia con el río Yautepec, ve incrementado su caudal rumbo a las tierras de riego… conteniendo altísimos niveles de agua contaminada. Lo peor es que en los 12 tramos de cálculo de la afectación (existentes allá y entonces) la situación no ha mejorado. Esos sitios de monitoreo se localizan en el arroyo Chalchihuapan, el Salto de San Antón, el Chapultepec, las descargas de Temixco, el arroyo Panocheras, Real del Puente, Productos Aromáticos, arroyo Palo Escrito, Río Tetlama, arroyo Poza Honda, descarga Jojutla, y Río Yautepec. Los cauces de las barrancas que son afluentes del río Apatlaco en el lado oeste son: Chalchihuapan; Autlán, después de unirse al cauce de Zompantle; barranquilla del Hotel El Mirador; Atzingo; San Antón, después de unirse con el cauce de la barranca del Tecolote; Chulavista; Lagunilla; Club de Golf Cuernavaca; El Polvorín, cauce del Mango después de unirse al de Los Pitos; Los Arquillos; el Limón, después de unirse al cauce de la barranca de Pilcaya; Panocheras, después de confluir con el cauce del Colorado; Tlazala, y el cauce de la barranca de Tetlama.
6.- Cheque usted el nivel de la contaminación, estimado lector. Según estudios efectuados por la CNA existen 46 descargas directas de aguas residuales municipales a los cauces mencionados y 88 descargas indirectas, también municipales, a través de barrancas, arroyos y canales que son afluentes directos del río Apatlaco. Me parece que esas cifras son conservadoras, porque la problemática, evidentemente, se agravó al pasar años de negligencia y omisiones. Es indudable que hasta ahora se mantienen latentes las descargas de aguas residuales municipales y no municipales cuya concentración de contaminantes en cualquiera de los parámetros básicos, metales pesados y cianuros rebasan los límites máximos permisibles señalados en la norma oficial mexicana. Por ello el IMTA detectó recientemente la existencia de elementos tóxicos en pozos de Xochitepec y Emiliano Zapata.
Punto y Aparte
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Los excedentes petroleros
Barrancas: grandes cloacas
1.- Como balde de agua fría debió caer ayer sobre los gobernadores de estados mexicanos la noticia de que disminuirán sensiblemente las participaciones a entidades federativas por ingresos petroleros, derivado de las reformas a la Ley de Coordinación Fiscal aprobadas el sábado en comisiones.
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