Es decir: la difícil situación debió agravarse en el cuatrienio de Jorge Carrillo Olea (1994-1998); se transfirió a los dos años de los gobernadores sustitutos Jorge Morales Barud y Jorge Arturo García Rubí (1998-2000), y trascendió a las administraciones de los panistas Sergio Estrada Cajigal (2000-2006) y Marco Antonio Adame Castillo (2006-2012). Sin embargo, la posición asumida por cada gobernador ante el flagelo tuvo la misma característica: simular que se combatía a los grupos delictivos. Es decir, nadar de a muertito. Los precedentes del narcotráfico en Morelos se trasladan hasta el régimen de Felipe Rivera Crespo (1970-1976). A principios de los setenta, en plena época “hippie”, fue común la venta de estupefacientes en pleno centro cuernavacense; y los narcomenudistas de la época eran solapados por policías judiciales estatales, a su vez protegidos por sus homólogos federales adscritos a la extinta Policía Judicial Federal.
2.- De la misma forma en que Jorge Carrillo Olea inició el sexenio de pesadilla (1994-2000), período de la historia local donde los morelenses soportaron el paso de tres gobernadores y el estigma de vivir en un Estado plagado por la delincuencia organizada, Armando León Bejarano encabezó de 1976 a 1982 el sexenio que abrió las puertas a importantes narcotraficantes mexicanos. Desglosemos. Nadie olvida la llegada de Rafael Aguilar Guajardo en 1977, convertido en comandante y delegado de la extinta Dirección Federal de Seguridad, quien siempre se jactó de su cercanía con el nunca bien ponderado Bejarano, a quien persiguió la justicia federal una vez concluida su gestión”. Con Aguilar Guajardo arribarían también otros importantes comandantes de la DFS, entre ellos Juan José Esparragoza, apodado “El Azul”, quien de acuerdo a información de la DEA es actualmente uno de los narcotraficantes más buscados. Dícese que falleció a consecuencia de un padecimiento cardíaco, pero esto no ha sido confirmado. “El Azul” utilizó a Cuernavaca para sus fechorías y fue protegido por instituciones vinculadas a la seguridad pública. Nadia Esparragoza Gastélum, hija de “El Azul”, presuntamente tuvo nexos con Sergio Estrada Cajigal desde 1997 hasta el año 2000.
3.- Rafael Aguilar Guajardo mantuvo vínculos con importantes empresarios cuernavacenses antes de fundar el centro de espectáculos “Premier” en el DF. Nunca dejó de residir en la capital morelense, pero el 12 de abril de 1993 fue asesinado en Cancún. Hasta entonces dejó de ser jefe del Cártel de Juárez. Amado Carrillo Fuentes, quien también vivió en Morelos, se quedó con la plaza, hasta que el 4 de julio de 1997 murió en un hospital del DF, al cual acudió para cambiarse la fisonomía. El lunes 16 de marzo de 1998 varios diarios de Chihuahua difundieron la “unción” de Juan José Esparragoza como nuevo jefe del Cártel de Juárez. El 18 de diciembre de 2009, dos días después de la ejecución de Arturo Beltrán Leyva por elementos de la Marina Armada de México en el condominio “Altitude” de Cuernavaca, escribí lo siguiente: “El escenario de economía criminal prevaleciente durante el sexenio anterior empezó a modificarse a partir de 2006, cuando los cárteles cambiaron la regionalización del mercado nacional, así como sus canales de distribución hacia los Estados Unidos”.
4.- A mediados de 2007, Arturo Beltrán Leyva negoció en Cuernavaca con Heriberto Lazcano, jefe de “Los Zetas” (brazo armado del cártel del Golfo), la repartición de diversas plazas en la República Mexicana, sin enterar de ello a los miembros de “La Federación”, lo cual significó su ruptura con Joaquín “El Chapo” Guzmán. Beltrán Leyva se enraizó en Morelos gracias a una red de complicidades, tal como lo estuvieron varios de los capos que otrora controlaron la plaza morelense. Rafael Aguilar Guajardo fue el principal fundador de la corporación criminal más antigua y estable del país, el “Cártel de Juárez”, junto con Eduardo y Rafael Muñoz Talavera. Se paseaba por el territorio nacional a sabiendas de que era protegido por la estructura que él mismo forjó durante años. En realidad, más que fundarla, la ordenó: logró articular a los grupos dispersos que durante décadas se dedicaron al contrabando (de drogas prohibidas, alcohol, personas, autos, armas). Sistematizó la corrupción policial, reclutando a su favor a elementos de los cuerpos de seguridad de los tres órdenes de gobierno. El mismo, como ya lo indiqué, fue comandante regional de la extinta DFS, donde aprendió que el poder real está en la calle, entre quienes controlan la vigilancia preventiva, persiguen los delitos o cuidan la línea divisoria. Hubo momentos en los que las comandancias de las policías judiciales, federales, estatales y de aduanas, trabajaban para su organización. Luego seguimos con este tema.
5.- Cambiemos de frecuencia. Existe el grave riesgo de que el manejo de la política en Morelos se transforme positivamente en el corto plazo, como producto del advenimiento de Matías Quiroz Medina a la titularidad de la Secretaría de Gobierno estatal, quien llegó a este fin de semana cabildeando su licencia al cargo de presidente municipal ante los miembros del cabildo de Tlaltizapán y celebrando su primera reunión con los coordinadores de las bancadas del Congreso morelense, quienes han recibido con júbilo la noticia de su nombramiento. El riesgo está en que con la transformación de la manera de hacer política quedará acreditado que el gobierno estatal se equivocó al mantener tanto tiempo a Jorge Messeguer en el cargo, exponiendo al Ejecutivo a los constantes enfrentamientos con el Congreso y los partidos políticos. La primera tarea de Quiroz será conciliar los números y las prioridades del Ejecutivo y el Legislativo para sacar adelante el presupuesto gubernamental del 2015, para lo cual parece haber dado un primer paso favorable en su reunión del jueves con líderes parlamentarios, a pesar de la belicosidad de Messeguer Guillén, quien advirtió que con el PAN o sin el PAN habrá presupuesto. Así, Quiroz llega entre fanfarrias y Messeguer se va, al parecer por la puerta de atrás.
6.- A la diputada priista Rosalina Mazari no le falta razón cuando reclama una mejoría en los servicios que presta el hospital Dr. Ernesto Meana San Román, de Jojutla. Lo que parece un exceso es la petición de que la secretaria de Salud, Vesta Richardson López Collada “valore” la posibilidad de quitar del cargo de director del nosocomio al médico Julio Jiménez Guerrero. Es cierto lo que dijo la diputada al pedir el miércoles pasado que los diputados emitieran un exhorto al sector salud para que pongan atención a lo que sucede en el Meana, en cuanto a que los habitantes sureños se sienten agraviados por el pésimo servicio del hospital, pero pedir simplemente la cabeza del funcionario es una salida fácil y simplista que omite la responsabilidad que otras autoridades de mayor peso tienen en las deficiencias escandalosas que prevalecen en las unidades médicas de toda la entidad, en cuanto a la calidad de la atención, suficiencia de recursos humanos y abasto de medicamentos. Si la respuesta fuera nada más el cambio de titulares, entonces que los remuevan a todos. El punto es que Rosalina parece temer a meterse con los peces gordos y siendo como es la representante del pueblo para asuntos de salud, cabría preguntar: ¿oh, y ahora quién podrá defendernos?
Punto y Aparte
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Raíces del narco en Morelos
Matías Quiroz: ha comenzado
1.- La inseguridad pública recurrente se arraigó en Morelos a lo largo de los 18 años pasados.
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