2.- Hace años hice un reportaje sobre el posicionamiento de Morelos a nivel nacional basándome en una investigación del Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Morelos, cuyo título es “La Competitividad de los Estados Mexicanos” (1995). Fue coordinada por Eduardo D. Reynoso, catedrático del Centro de Estudios Estratégicos de dicho plantel. Ahí se plasmaron los indicadores que, según el Foro Económico Mundial, engloban el modelo de competitividad entre las naciones. Me parece que siguen vigentes hasta ahora: fortaleza de la economía (evaluación macroeconómica desde la perspectiva de la economía doméstica); internacionalización (grado de participación en los negocios internacionales); gobierno (gestión del gobierno en la formulación de políticas de apoyo a la competitividad); administración (eficiencia de la administración empresarial y desempeño de las corporaciones); finanzas (desempeño de los mercados de capital y eficiencia de los servicios financieros); infraestructura (grado en que los recursos y los sistemas físicos satisfacen las necesidades básicas de los negocios); ciencia y tecnología (capacidad científica y tecnológica para el desarrollo de la investigación básica y aplicada); y recursos humanos (disponibilidad de mano de obra capacitada).
3.- El desarrollo y crecimiento económico de Morelos se ha presentado en varios capítulos históricos, desde el gobierno de Vicente Estrada Cajigal (1930), hasta nuestros días. Don Vicente plasmó las primeras bases sobre el potencial de nuestra entidad frente a la República Mexicana. El sexenio de Emilio Riva Palacio Morales (1964) fue diametralmente opuesto a los de Felipe Rivera Crespo (1970) y Armando León Bejarano (1976). Don Emilio continuó la infraestructura iniciada por Estrada Cajigal y suspendida por sus antecesores (militares), mientras Rivera Crespo tuvo como principal sello los negocios inmobiliarios entre funcionarios de primer nivel y empresarios (al margen legal), y Bejarano permitió la incrustación de las primeras células de la delincuencia organizada. No constatamos tampoco el mismo dinamismo económico inyectado a todas las regiones por Lauro Ortega (1982) durante el periodo de Antonio Riva Palacio (1988), quien expandió los “modernos” sistemas de comercialización que pulverizaron a centenares de micro y medianos empresarios.
4.- Ni tampoco fue igual el sexenio de pesadilla (1994-2000), donde tuvimos tres gobernadores (uno de ellos vinculado al crimen organizado), que el régimen de Sergio Estrada Cajigal (2000), caracterizado por la ampliación de la planta fabril y la capacidad instalada de muchas empresas. Este último fue de hecho el periodo histórico con la mayor inversión extranjera registrada en Morelos durante décadas. Tocante a la administración de Marco Adame Castillo (2006) los empresarios enfrentaron las consecuencias de varios conflictos y problemas de diferente índole, entre los cuales destacaban el nada envidiable sitio que ocupó la entidad por incidencia de dengue; el problema magisterial que paralizó la educación básica durante un trimestre en 2008; los cierres carreteros y otros más promovidos por grupos de presión supuestamente reivindicatorios del entorno ecológico; la alerta sanitaria con motivo de la influenza; el impacto de la crisis económica; la inseguridad pública y la existencia de narcotraficantes encubiertos desde el poder público. Desde luego que se sumaron otros rezagos: el exceso de trámites para abrir nuevos negocios; la falta de infraestructura carretera y de telecomunicaciones; la desconfianza institucional, y la corrupción en los procesos de procuración y administración de justicia. He aquí el excesivo costo-estado que obstruye la atracción de capitales. Posteriormente me referiré a la actual administración.
5.- Desde hace una veintena de años, y aún más, los comerciantes del mercado Adolfo López Mateos han venido pensando en mejorar las condiciones del lugar para poder hacer frente a las tiendas de autoservicio, como sus principales competidoras. Sin embargo, de manera paulatina lo que parece haber ocurrido es que la problemática del ALM se volvió más compleja debido a que el número de los comerciantes fijos, semifijos y ambulantes ha crecido, y con ello los aspectos indeseables como la fauna nociva, la basura, la delincuencia y la enorme carga del tránsito de personas y vehículos. Una mirada por los alrededores del mercado permite comprobar cómo hay numerosos negocios que se han instalado a las afueras del mismo, que los andenes han dejado de cumplir su función de paraderos y hoy son ocupados por negocios mientras los pasajeros de autobuses y rutas deben esperarlos prácticamente en el arroyo vehicular, que además luce abarrotado por líneas de transporte federales que los usan de terminal o decenas de taxis que ahí hacen “sitio”. El mercado, está visto, difícilmente va a mejorar.
6.- En el Congreso local hay una nueva correlación de fuerzas a raíz de las elecciones locales y federales, que necesariamente se habrá de sentir en las futuras votaciones y que al parecer beneficia los intereses de las izquierdas, es decir del PRD con el que han votado la mayoría de los partidos políticos. Del G-13 que hasta hace poco fue el contrapeso del partido gobernante, la bancada del PAN es la única que ha mantenido su integración original, pero la fracción del PSD está desaparecida y no volverá en lo que resta de la legislatura, mientras que la del PRI se ha reducido de los ocho con que empezó a apenas cinco integrantes. En tanto, la bancada de Nueva Alianza pasó de ser una fracción de una integrante a contar con tres diputados, el PVEM bajó a dos, Movimiento Ciudadano se mantiene con uno, hay un diputado independiente, el grupo parlamentario del PRD tiene diez votos aunque uno de esos legisladores es candidato de Morena, y el PT tiene oficialmente tres integrantes. Y es que los cambios de casaca han estado a la orden del día, el más reciente cuando el petista David Rosas fue registrado como candidato del Partido Humanista a diputado federal.