Reunido con quienes aceptaron la invitación de reunirse con él este lunes en la sede del Instituto de Desarrollo y Fortalecimiento Municipal de Morelos (Idefomm), el secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina, les anticipó que 2016 será un año con dificultades económicas y de recortes a las participaciones federales, ante lo cual les recomendó tomar las debidas previsiones. Frente a tal escenario, descrito por el segundo hombre más importante en el Poder Ejecutivo, me imagino que más de un alcalde electo sintió sobre su cabeza un balde de agua helada. Si creen que llegarán a administraciones municipales consolidadas y susceptibles de ser saqueadas tal como ha ocurrido en algunas localidades, están muy equivocados. No hay dinero, amén de que los actuales ediles están obligados por ley, durante los procesos de entrega y recepción, a entregarles toda la información respecto al dinero que dejarán en caja a fin de que los entrantes puedan tomar decisiones importantes y eviten la aparición de la nefasta ingobernabilidad.
2.- ¿Cómo estará la situación económica de los 33 ayuntamientos, que el jefe de la política interna instó a las futuras autoridades locales a mantener comunicación directa con el Congreso morelense, a fin de convencer a nuestros ínclitos diputados para que autoricen el refinanciamiento de las deudas enfrentadas por varias comunas? Asimismo, Matías Quiroz Medina, como responsable de la seguridad pública en Morelos (no se olvide que la Comisión Estatal del ramo depende de él), reconoció que otra dificultad a enfrentar será la inseguridad dentro de un entorno donde es necesario el diálogo y la constante comunicación a fin de darle continuidad al Mando Único. Etcétera, etcétera. Hasta aquí la referencia al importante encuentro de Quiroz Medina con futuros presidentes municipales, la cual viene a confirmar lo que escribí hace exactamente un año: “El precarismo municipal no es nuevo, pero como ahora nunca se había presentado amenazando, inclusive, la gobernabilidad en determinadas regiones”.
3.- Eso de la disminución de las participaciones federales, mediante las cuales puede haber inversión y progreso a nivel regional, no es nada nuevo y se presenta siempre por los vaivenes financieros del gobierno federal. Como todo mundo sabe, todas las líneas programáticas sobre las cuales se sustenta el desarrollo morelense son trazadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dependencia de la cual proviene más del 95 por ciento del Presupuesto de Egresos de cada entidad federativa. Y con los operadores de la hacienda estatal se repite la historia de quien culpa al cartero por llevar malas noticias. Pero esas malas noticias ya duraron muchos años y ahora se está repitiendo la historia, gentiles lectores. Todo gira alrededor de los precios internacionales del petróleo, así como del comportamiento de los más importantes agentes económicos norteamericanos. El escenario probable es lógico: con mucha pobreza concluirán sus gestiones los actuales presidentes municipales, pero con mayor precarismo entrarán sus relevos. Muy pronto veremos la disminución en las ministraciones enviadas a Morelos por la SHCP. En el contexto económico que viene no deberá extrañarnos cuando se incremente la incidencia delictiva.
4.- Cambiemos de frecuencia. Paulatinamente la gente se acostumbra a que la calle Guerrero, en el centro cuernavacense, ya es peatonal. No existe el anuncio oficial de ello, pero en los hechos el grueso de las obras hace mucho que se terminaron y la calle está abierta al paso de la gente. El problema es que al recorrerla y viendo la situación de las calles aledañas, uno se pregunta de inmediato: ¿Cuánto tiempo tardará tan importante arteria en estar invadida por comerciantes semifijos y ambulantes? La respuesta, lamentablemente, parece ser que no mucho. Y es que la historia reciente del primer cuadro capitalino es la de un espacio sin gobierno donde se impone la ley del más fuerte en materia comercial, y por eso observamos cómo ha florecido el ambulantaje en la avenida Morelos, las calles de Degollado, Aragón y León, Galeana, la propia Guerrero y particularmente el Zócalo y la Plaza de Armas. Para quienes recorren con frecuencia esa zona es fácil advertir que cada día hay más vendedores y que cada día ocupan espacios más grandes y con más mobiliario que obstruye el paso de los peatones, sin que se note la mano de alguna autoridad que les ponga límites.
5.- En la avenida Morelos los comerciantes se han apoderado de las banquetas afuera de Waldo’s y del Jardín San Juan, espacio éste en cuyo interior también operan mercaderes que se han posesionado de grandes tramos del espacio público, mientras que en Degollado es imposible transitar por la banqueta y la gente debe caminar sobre el arroyo vehicular con el peligro constante de ser atropellados; arroyo que con frecuencia es ocupado, también, por las numerosas carretillas con las que se anda vendiendo fruta. La problemática mayor se da en el Zócalo donde han aumentado los vendedores de globos, esquites, elotes y otros productos, pero el extremo es la Plaza de Armas, donde se ofrece a la gente flores, dulces, libros, collares, aretes, bolsas, tacos acorazados, quesadillas, nieves, sombreros y muchas otras cosas más. Y quien lo dude puede darse una vuelta cualquier día para comprobar el abuso de los fenicios y la negligencia de las autoridades, todo aderezado con la desvergüenza del Nuevo Grupo Sindical cuyo logotipo lucen los comercios semifijos como patente de corso.
6.- El comercio informal en el centro de Cuernavaca no ha tenido un auge por sí solo, sino que ha venido siendo alentado por grupos de poder que lo han usado para fines políticos y también exprimido en lo económico. En el crecimiento del ambulantaje subyace el pleito que durante todo el trienio han mantenido la administración estatal con la municipal, y la buena relación que en su momento presumieron tener el dirigente del NGS, Bulmaro Hernández, y el exsecretario de Gobierno que soñaba con convertirse en el próximo alcalde de la ciudad, Jorge Messeguer. Los fenicios han sido alentados a llegar, instalarse y extenderse con el ánimo de poblar las calles y las plazas y después exigir algo que ya en las campañas pasadas les prometían: reinstalarlos en un nuevo mercado. Como ocurrió en su momento con los comerciantes que ahora ocupan los locales de las plazas Santos Degollado y Lido, que antes estuvieron en las calles de Degollado, Guerrero, Tepetates, Clavijero y otras. La contención y erradicación del comercio semifijo y ambulante es uno de los retos que deberá enfrentar la próxima administración municipal de Cuernavaca. A ver.