Sin embargo, muchos pensaron que era una estrategia para ganar voluntades y votos en las urnas y que al final, una vez sentándose en la silla presidencial, modificaría su discurso y sobre todo sus hechos. No ha sido así, por el contrario, hay una especie de radicalización que continúa causando bastante preocupación.
Considerando el nivel de calentamiento político-electoral con el que concluyó el 2016, se pronosticaba un despertar de año nuevo bastante acelerado entre partidos políticos y aspirantes a cargos de elección rumbo al proceso del 2018.
Hasta el momento, por lo menos, no ha sido así, los tres niveles de gobierno, los congresos y en general los grillos de la política se han tenido que aguantar, concederse una tregua y pensar primero en los intereses nacionales que en los personales o de grupo.
Pero todo lo que ha venido aconteciendo, mantiene pasmadas a algunas trincheras, las ofertas gubernamentales ante los ciudadanos no se han cumplido y por el contrario, como que estamos dando pasos atrás, de tal forma que existe un enojo creciente en el pueblo que amenaza con castigar a aquellos que en sus actos han mostrado todo lo contrario a lo que dijeron en sus discursos electorales.
Ninguno de los partidos considerados grandes anda con las banderas desplegadas, todos muestran fuertes debilidades, sin embargo es claro que los que se sienten con muchas culpas ante los escenarios de adversidad, son los priistas que le bajaron al nivel de populismo y como que buscan pasar desapercibidos en estos momentos ante su militancia y sus gobernados.
Y eso es en todos los niveles, municipal, estatal o federal, porque sus análisis electorales no son para nada positivos. Hay una profunda preocupación por lo que pueda pasar en las elecciones para la gubernatura en el Estado de México en junio.
Para los analistas y observadores en el tema electoral, lo que ahí suceda se reflejará casi puntualmente en la batalla por la Presidencia de la república. O sea, si el tricolor es desplazado del gobierno estatal, significa que está nuevamente a punto de dejar la primera magistratura del país en otras manos.
El mayor temor es que sea en las de Andrés Manuel López Obrador, que sigue presionando fuerte, tanto a nivel de aspirante como en lo que toca al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que amenaza con convertirse, a partir del 2018 en una institución grande, echando hacia atrás al PRD.
En concreto, como que el activismo político en México ha pospuesto su arranque formal hacia las elecciones venideras, para atender asuntos nacionales y de soberanía del país. Claro, tampoco es de considerar que esto dure mucho, hay cientos de cuadros, en todos los partidos, que ya tienen preparadas sus armas para salir al frente de batalla y tampoco aguantarán demasiado.
La cosa es que los análisis electorales con rumbo a la batalla por la Presidencia de la república son inciertos en este momento, nadie sabe si en este mundo de cambios radicales y constantes, aparezca algún fenómeno que le devuelva la esperanza y el aliento a los priistas, pero por ahora, se sienten con la moral bastante baja.
Morelos no escapa a esas inercias, hay figuras que durante la segunda mitad del año anterior comenzaron a trabajar sobre estrategias de acercamiento con el electorado, aprovechando cualquier pretexto para desarrollar recorridos al interior del estado y que luego de los sucesos desafortunados de fin de año y año nuevo, parecen haber desaparecido.
Claro, esos desajustes y vaivenes en las políticas públicas y el mal desempeño de quienes presiden las instituciones, no a todos afectan, hay quienes se ven fortalecidos porque no tienen ninguna responsabilidad en la toma de decisiones y al contrario se les presenta una oportunidad inmejorable.
El electorado está molesto a partir de algunos conceptos muy claros, amplios sectores reclamarán en su oportunidad, a quienes propusieron, aprobaron y pusieron en práctica las reformas estructurales, el magisterio nacional en su mayoría nunca estuvo de acuerdo con la reforma educativa.
Pero el sector obrero igualmente estuvo en contra de los cambios a la ley en esa materia, ha tenido que aceptarlos, pero de mala gana, muchos irán a las urnas con un ánimo poco amigable contra los autores. Y en lo referente a la reforma energética, pues se le considera el origen de los incrementos en el precio de las gasolinas y ya sabrá usted que eso sí, a nivel de población abierta, será un factor que se reflejará en las urnas contra aquellos que tuvieron algo que ver en el tema.
Y es que si bien es cierto que la propuesta de cada una de esas reformas llegó del gobierno federal, fueron las cámaras tanto de senadores como de diputados federales las que las validaron y ahí casi todas las fracciones parlamentarias de los distintos partidos políticos se vieron involucradas.
Claro, hubo senadores o legisladores que de manera personal asumieron una posición en contra, pero fueron muy pocos, acaso la representación del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se podría salvar de la condena pública, pero en mayor o menor grado priistas, panistas, perredistas, del Partido del Trabajo o del Movimiento Ciudadano tendrían que pagar parte del costo de las facturas a nivel electoral.
Así pues, ese es un punto que sin duda influirá en la decisión colectiva durante la justa del 2018, pero hay más, el referente a la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero. A pesar de que se trata de hechos con mucho tiempo a distancia, el tema no baja de la agenda de los medios informativos y de algunas organizaciones de lucha social, seguramente lo empujarán hasta el año que viene, aunque aquí el ajuste de cuentas va muy específicamente contra dos partidos: el de la Revolución Democrática, que era el que gobernaba la entidad; y el Revolucionario Institucional, porque su gobierno no supo manejar el asunto y acabó dando la impresión de que tenía las manos metidas.