Muchos intentos se han hecho por reubicar al centro comercial, pero ha sido inútil. Hay una resistencia a ello de parte de las uniones, y las consecuencias ya las conocemos.
Respecto a este desafortunado suceso, no se descarta que hubiera sido provocado. El Ayuntamiento capitalino venía advirtiendo de la práctica de una auditoría a la administración de algunos de los personajes que manejan ingresos. De todos modos, el asunto es que esa nave con cerca de 50 años de vida presenta ya deficiencias múltiples que sugieren intervenciones mayores.
Siempre se ha dicho que el mercado es una bomba de tiempo, porque las instalaciones eléctricas tampoco se encuentran en buenas condiciones, hay cables sueltos por todos lados, el manejo de los tanques de gas es otro factor que alimenta los riesgos. Todo eso es francamente incorregible.
Pero además, cada vez es más difícil caminar por los pasillos internos, los mismos vendedores se han encargado de obstruir el paso a los consumidores, en el ánimo de extender sus negocios, y francamente lo que hacen es pegarse solos, porque es muy incómodo ir de compras a este lugar.
Más aún, pareciera que efectivamente es un mercado orientado a favorecer la economía popular mediante precios más cómodos en comparación con el resto de la competencia, pero pareciera una ilusión: en primer lugar, la sanidad de los productos está en duda, hay una falta de higiene terrible; en segundo, ya ha sido muy publicitado aquello de que se entregan kilos de 800 gramos o menos, lo cual deriva en un engaño a la población.
Tras los sucesos, las instancias municipales y estatales deberían ya pensar en serio respecto a su traslado, porque independientemente de todos los inconvenientes arriba mencionados, provoca congestionamientos viales que son bastante molestos para la circulación vehicular.
Y sobre los dirigentes casi eternos, hay que definir hasta dónde está en sus atribuciones continuar haciendo negocio del uso de estacionamientos o baños que por décadas han sido la mina de oro y el atractivo de aquellos que manejan grupos y de cuyos dineros no le dan cuentas a nadie. Por lo menos debería ser para reinvertir y mejorar o modernizar las estructuras, pero todo indica que los recursos van a parar al bolsillo de algunos vivales.
Obras: quejas por licitaciones
Y en otro orden de ideas, algunos empresarios de la construcción han empezado a quejarse de la escasa obra pública, pero sobre todo de los métodos aparentemente viciados, bajo los cuales se licitan algunos trabajos en proceso.
Conforme a los términos de la convocatoria, este miércoles se estarán asignando siete contratos por un total estimado de 120 millones de pesos. El señalamiento va en el sentido de que algunos empresarios cercanos a figuras gubernamentales vienen ya apresurando que tienen los contratos amarrados.
Los quejosos refieren que a través de personajes, tanto en el gobierno estatal como en la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN), han quedado definidas las decisiones.
Esta convocatoria 002, abundan, es la primera del 2010, es decir, que únicamente se han licitado esas siete acciones, lo cual les parece poco e insuficiente. Pero la mayor inconformidad surge a partir de que, sostienen, son amigos de funcionarios, familiares, los que ya tienen amarrados los convenios, y ello sólo muestra que hay negocio detrás de todo ello.
Bueno, suponemos que es a partir de esas licitaciones que se comenzará a generar el fondo de seguridad con el cinco por ciento de aportaciones de parte de aquellos agraciados que, por lo visto, son unos cuantos. Hasta hace poco no había un sólo peso, y ello es porque a decir de algunos servidores públicos, las inversiones más importantes suelen desarrollarse entrada la segunda mitad del cada año que es cuando la federación inicia la liberación de recursos públicos. Por eso andan concluyendo el presupuesto anual muy entrado el siguiente ciclo. Ésa ha sido una deficiencia que no ha logrado superar la estructura burocrática oficial que sigue siendo objeto de polémica en lo que se refiere al concurso por los contratos.