La vialidad sin duda contribuirá a disminuir los conflictos de tráfico que cada fin de semana significaban un calvario para propios y extraños, por los congestionamientos que retardaban los tiempos del trayecto entre hora y media y dos horas, sólo para superar la capital del estado.
La inversión, producto de uno de los compromisos de campaña del presidente Enrique Peña Nieto, es 100 por ciento federal, localmente sólo se contribuyó con el apoyo en la solución a los conflictos de carácter social que surgieron, por la ampliación en algunas zonas, a diez carriles.
Ciertamente y en lo sucesivo, representa un avance en lo referente a la infraestructura vial estatal, pero no podemos olvidar que la falta de planeación y cuidado durante su ejecución, provocó muchas muertes, por los constantes accidentes que en mucho se debieron a insuficiencia de señalamientos de parte de las empresas responsables de la acción y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Pudiera decirse que no obstante los permanentes ajustes que ha tenido que hacer el gobierno federal en materia de presupuesto público, por los efectos negativos de algunos rubros, como la baja en el precio del petróleo, se mantuvo firme el compromiso en lo referente a ofertas comprometidas con la entidad.
Siguen en proceso dos grandes proyectos más, la ampliación de la autopista La Pera-Oacalco rumbo a Cuautla y la autopista Siglo XXI. En el primer caso todavía no se tiene la certeza de que se concretará la obra, sigue habiendo mucha resistencia de algunos grupos sociales en la cabecera municipal de Tepoztlán, pero en lo que tiene que ver con la Siglo XXI, se da por hecho que a finales del presente año, el propio Peña Nieto vendrá a cortar el listón inaugural.
Las condiciones financieras adversas obligaron a la cancelación de cuantiosas inversiones en otras partes de la república, incluso, el techo presupuestal de la mayoría de las dependencias de la Federación se vio disminuido, por eso es de reconocer que para el caso Morelos no se diera cambio alguno.
Sí quedan pendientes del gobierno central, ahí está el puente vehicular Apatlaco, en la parte baja del Polvorín. Es un proyecto, no del gobierno de Peña, ya venía desde la administración de Felipe Calderón y por alguna razón sigue a medias, hace buen rato que no se le mete un centavo.
Entre muchas versiones, se menciona que –como suele ser recurrente- dado que el sexenio de Calderón llegaba a su fin, los constructores se aprovecharon para incumplir los contratos de obra y llevarse su tajada, porque los responsables de la SCT de entonces adelantaron pagos a los contratistas y éstos no aplicaron los recursos.
Otros mencionan que por ser una vía de comunicación que beneficiaría sobre todo a desarrollos habitacionales en aquella parte de Cuernavaca y Temixco, la empresa GEO se había comprometido a apoyar con cinco millones de pesos, sin embargo, se declaró en quiebra y habría abandonado la zona. Sólo se le dio conclusión al distribuidor vial Palmira, ya incluso, entrado el actual periodo gubernamental federal.
Dejando atrás los inconvenientes que provocó la obra del Paso Exprés, incluyendo la pérdida de vidas, es un trayecto positivo, pero reiteramos, ha sido pensado más en función de favorecer el flujo turístico hacia el puerto de Acapulco que para mejorar la comunicación del estado de Morelos.
Ya incluso, a temprana hora del día de ayer, en algunos noticieros radiofónicos de alcance nacional se anunciaba la apertura del Paso Exprés con fecha primero de abril, pero el propio secretario de Comunicaciones Gerardo Ruiz Esparza lo analizaba bajo el punto de vista referido, es decir, señalando que reduciría considerablemente los tiempos de traslado entre la Ciudad de México y el puerto.
Claro, como quiera que sea, particularmente Cuernavaca ve modernizado lo que fue el libramiento oriente, que al paso de los años se convirtió en un gran bulevar que no resolvía las necesidades locales en la materia y durante dos o tres horas pico al día padecía de difíciles congestionamientos.
Pero para algunos observadores, lo reducido de los carriles centrales sigue siendo un riesgo que, pronostican, continuará causando accidentes fatales. Su diseño no está hecho como para conducir a altas velocidades, hay curvas muy peligrosas que parecen trampas de muerte si no se toman las precauciones necesarias.
Muchos conductores, sobre todo jóvenes, que procedentes de la Ciudad de México gustan tomar el volante los fines de semana, escapar de aquella metrópoli en la que difícilmente se puede conducir a más de 50 kilómetros por hora y darse el gusto de hacerlo a velocidades extremas, en algunos casos, por encima de los 200 kilómetros. Es aquí donde se pueden provocar percances, tendrían que aplicarse límites y restricciones severas para tratar de evitarlo.
Como vienen los tiempos, pasarán muchos años para que Morelos vuelva a ser considerado por la Federación con inversiones de esa naturaleza. Hacía mucho que no se daban más que ampliaciones en carreteras locales. Bueno, la mejora de Cañón de Lobos, rumbo a Cuautla, viene de mediados de la administración de Lauro Ortega Martínez, por ahí por el año de 1985, es decir ya transcurrieron más de 30 años.
Es sin embrago la Siglo XXI la que abrirá nuevas posibilidades de desarrollo económico en la parte oriente sur de la entidad. Aquella es realmente la obra nueva -las otras son sólo mejoras- y acercará a nuestro territorio con puntos del país que pueden detonar actividades como el turismo, porque los tiempos necesarios para el traslado a Puebla e incluso a Veracruz se acortarán.
También presenta un retraso considerable en su programación inicial. La negativa de algunos grupos sociales y de ejidos, especialmente en el tramo final a su paso por Tlaltizapán, obligaron a suspensiones constantes, hasta encontrar un punto de acuerdo, pero todo hace ver que los conflictos se han superado.