Son realmente tres los que tienen posibilidades de ganar, el priista Alfredo del Mazo Maza, la panista Josefina Vázquez Mota y la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) Delfina Gómez. Los demás están a media tabla y con posibilidades de retroceder.
Aquí se ha dicho muchas veces, el tricolor pareciera estarse jugando la vida en el futuro control del ejercicio del poder en México; al menos sus adversarios han hecho pensar que si pierde, lo mejor sería que comience a hacer maletas para desalojar la presidencia de la república en el 2018.
Éste es uno de los estados en el país con la más alta densidad poblacional, cuenta con más de 11.5 millones de habitantes, el padrón electoral tiene fuerte incidencia en la batalla por la primera magistratura de la nación, pero además es el último bastión fuerte de los priistas.
Tanto, que a pesar de haber tenido que salir de Los Pinos en el 2000 para ceder ante Acción Nacional, continuaron controlando el Estado de México. Bueno, pues el señor presidente Enrique Peña Nieto dejó esa gubernatura para regresar al PRI a Palacio Nacional en el 2012, de ese tamaño es la trascendencia de lo que ahí ocurra.
El candidato del Mazo Maza puede no ser el mejor cuadro, pero viene de uno de los clanes más poderosos dentro del tricolor, el famoso “grupo Atlacomulco”, de donde han salido distintos ex presidentes o por lo menos candidatos que no pudieron llegar, como en el caso de Roberto Madrazo Pintado.
Más allá de que mantienen el control hoy día, que significa un mundo de recursos adicionales para tomar ventaja, seguramente cuentan con el dinero suficiente como para hacer de esa una elección de estado, de ahí que sus adversarios no puedan echar las campanas al vuelo.
Algunos medios informativos de circulación nacional daban fe ayer de cómo arrancaron los comicios, dan a del Mazo cierta ventaja, unos cinco o seis puntos porcentuales sobre sus adversarias, porque son dos mujeres las que intentarán arrebatarle la gubernatura. A saber, 32 puntos porcentuales de él contra 26 de ellas.
En el 2011 el índice de votación fue por arriba del 46%, el abstencionismo dominó el escenario, hoy se considera que pudiera ser más elevado, porque hay menos interés popular en salir a sufragar, por el desencanto creciente en el desempeño de las autoridades, tanto estatales como federales.
Pero insistimos, no será nada fácil, el grupo en el poder para nada bajará la guardia, peleará palmo a palmo cada espacio y si pierde venderá cara su derrota. Como lo haría cualquier partido de estar gobernando, el PRI-gobierno viene usando todo lo que a su alcance está en aquella entidad, para ayudar a su abanderado.
Hasta la semana anterior se seguían entregando apoyos de distintos programas sociales con el claro ánimo de atraer a los electores. Y dicho sea de paso, pero el Estado de México muestra un ritmo de desarrollo superior a la media del resto de las entidades federativas.
La obra pública en infraestructura de desarrollo es permanente, las vías de comunicación al interior de su capital Toluca y en el resto de su territorio viven permanentes mejoras y es visible la modernidad en ese sentido, algo que quisiéramos algunos de quienes no vivimos ahí.
Por ese lado, hay razones como para que los mexiquenses piensen dos veces si le entran a la alternancia, como la mayoría de los estados del país, o se mantienen fieles a ese partido. Sin embargo, también sobran motivos para que un alto número de electores decida apostarle a un proyecto distinto, los desajustes económicos, no se diga la inseguridad les pega igual que a nosotros y casi todo se le atribuye al gobierno federal.
Ahora bien, debe ser un privilegio que un paisano nuestro gobierne el país y de los que ahora van por la gubernatura, no se descarta que pueda salir alguno o alguna con posibilidades de buscar la candidatura presidencial en el 2018. O sea, que el Estado de México eventualmente pudiera repetir en Los Pinos y si Del Mazo gana, igual e intenta relevar a Peña, sin embargo el ya perfilado es el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
Dar por hecho desde ahora que los priistas están fuera de la jugada en la lucha por la presidencia de la república el año que viene pudiera no ser muy acertado, en efecto se percibe un ambiente adverso para ellos, pero los escenarios cambian casi todos los días.
Algunas encuestas llevaron al PRI, a finales del año anterior e inicios del presente, hasta niveles de un instituto pequeño, su puntuación casi abajo de los dos dígitos, pero hábilmente se colgaron de la figura del presidente de Estados Unidos, Donald Trump e hicieron que la mayoría de mexicanos se olvidaran del gasolinazo, el desplome del peso y otros factores adversos.
Hará cuestión de dos o tres semanas, se mencionaba ya, a partir de esas encuestas, que habían recuperado seis o siete puntos y el ascenso continuaba, así fuera mínimo, claro, en lo referente al partido. Si pudieran mantenerse en el Estado de México, sería un factor de impacto que cambiaría la percepción de quienes los dan por muerto y ahí recuperaría algunos puntos más.
Ahora bien, si dentro de todo este desorden económico mundial y desde luego nacional se recomponen algunos rubros de la economía, la cosa tendería a cambiar. Claro, tampoco se puede ignorar que si en cuatro años y medio no se pudo cumplir con promesas de campaña del 2012, difícilmente se concretarán grandes hazañas en año y medio.
Sin embargo, lo que estamos planteando es que en lo referente a la madre de todas las batallas: la pelea por la presidencia de la república, la moneda sigue en el aire, nadie la tiene segura, lo que hoy se diga entra en el contexto de las conjeturas y las especulaciones. Tenemos que admitir que como electores somos muy manejables y manipulables, nos vamos por los discursos bonitos y las dádivas, en lugar de las propuestas serias y responsables, por eso hay que seguir esperando más datos duros.