Las instituciones gubernamentales en este país padecen un profundo descrédito, atribuible desde luego a todo tipo de excesos de quienes las conducen, pero igualmente debido a que exhiben con toda intensidad y sin el menor recato, toda clase de acciones de corrupción que están casi siempre ligadas al derroche del dinero público.
Da pena ajena observar cómo, aún cuando todavía no entramos formalmente al proceso electoral del 2018, en el que se disputará la presidencia de la república como platillo fuerte, comencemos a ser testigos de acusaciones mutuas entre figuras políticas que desarrollan una guerra abierta, unos con el propósito de hacerse de espacios de poder, otros a fin de mantener los que tienen.
Si en elecciones anteriores se llegó a niveles de exceso en la confrontación de partidos, grupos y personajes en la descarnada lucha por el manejo institucional, lo que viene se antoja mucho más profundo, porque reiteramos, todavía no entramos al terreno formal del proceso del 2018 y esto ya apesta.
Desde luego que panistas, priistas y perredistas van a chocar en diversos campos de batalla, sin embargo, entre ellos es posible llegar a acuerdos y negociaciones, pactos en la distribución de espacios, pero todos ellos, si las circunstancias así lo demandan, harán un solo frente a fin de detener el avance del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), conducido por el aspirante por tercera ocasión a la presidencia Andrés Manuel López Obrador.
Ya en el toma y daca de los recientes días entre éste y sus adversarios, ha empezado a responder con información, que parece fortalecer la teoría de que en el 2006, Felipe Calderón Hinojosa en efecto le robó la elección. Ello, exhibiendo grabaciones y videos en los que la entonces lideresa moral del magisterio, Elba Esther Gordillo Morales, conmina a algunos gobernadores a inducir el voto a favor del Partido Acción Nacional. En uno de ellos refiere que “el PRI ya se cayó”.
Pero lo anterior, en una respuesta a la andanada de críticas que le vienen haciendo a partir de la presunta entrega de 500 mil pesos a una de sus representantes en Veracruz, cuyos fondos, se afirma, deberían ser entregados al tabasqueño.
No obstante, esto recién comienza, viene lo más escandaloso y penoso de las campañas electorales, cada quien echará mano de lo que a su alcance esté a fin de colocarse adelante en las tendencias, particularmente en relación a la primera magistratura de la nación.
El famoso “peje” ya estuvo muy cerca de lograr el objetivo, asegura que lo despojaron de ello en el 2006. A la justa siguiente, del 2012, llegó algo disminuido, el panismo mantuvo una campaña permanente de asedio en su contra y le causó algunas abolladuras, por lo cual perdió terreno y también habría que asegurar que el actual mandatario Enrique Peña Nieto le ganó, así fuera con muchos votos inducidos por las vías poco formales.
Pero para la contienda que viene, AMLO parece estar en condiciones similares o mejores que en el 2006 y si bien es cierto que esa ventaja ante sus posibles adversarios se basa en que de las otras trincheras aún no salen los candidatos de los respectivos partidos, de todas maneras se cuenta con muchos elementos para considerar que las cosas no cambiarán mucho.
Algo podemos anticipar desde ahora, Morena se colocará como uno de los partidos grandes, junto con el PRI y el PAN a partir de la elección del año que entra, eso implica que aunque no ganara la elección presidencial, verá crecidas sus representaciones en las cámaras alta y baja, así como ayuntamientos y diputaciones locales en aquellos estados donde también se renueven cargos de representación popular.
En el Estado de México se votará para gobernador el próximo mes de junio, los números indican que los aspirantes de Morena y del tricolor, Delfina Gómez y Alfredo del Mazo Masa, van al parejo, la que se viene quedando algo detrás es la panista Josefina Vázquez Mota.
De ahí que la preocupación en los altos niveles de gobierno y la cúpula de los partidos antagónicos al de AMLO haga encender las alarmas e irán con todo, así tengan que unirse, porque para ellos el señor es una amenaza. Ha advertido que de llegar a la presidencia, ajustará cuentas a todos aquellos que se excedieron en el ejercicio del poder. Bueno, hasta en Estados Unidos surgen comentarios en el sentido de que el “peje” es un político radical que no convendría a sus intereses.
Lo anterior, lejos de debilitarlo, en estos momentos lo fortalecen, por la animadversión de la mayoría de los mexicanos contra la nueva administración de Donald Trump, que llegó pisoteando el derecho de millones de connacionales, acusándolos de delincuentes.
Pero reiteramos, no es por el camino de la denostación, la diatriba o la calumnia, como políticos y partidos recuperarán la credibilidad y confianza de los electores, por el contrario, cada vez queda más claro que el único afán que les asiste en la búsqueda de posiciones en la administración pública, es para sacar ventajas y abusar de un pueblo cansado de tantas injusticias.
Ya es tiempo de que se trabaje en propuestas y alternativas de gobierno que posibiliten una recomposición de las cosas, la renovación institucional y sobre todo la recuperación de la decencia y el buen uso de los dineros del erario porque ya no aguantamos más abusos.
Claro, un buen porcentaje de ciudadanos carece de visión y capacidad de análisis para valorar propuestas y decidir de manera sensata, eso facilita las cosas a los vividores de la política, también hay que reconocerlo. El caso es que sin el más mínimo pudor, los frentes antagónicos se están dando con todo, mostrando acciones de corrupción casi históricas y abonando en la descalificación del ejercicio de la política, que debiera ser para servir, no para servirse. Y queda bastante claro, muchos de los que nos gobiernan carecen de ética y moral para representarnos y se han constituido en una mafia tan peligrosa o más que la otra.