La caída del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones presidenciales del 2000 significó un antes y un después en la formación de políticos de carrera.
El tricolor, que mantuvo una hegemonía en el control del poder central por más de 60 años, generó estructuras de formación, escuelas que enseñaban el arte del manejo de la política, a los que podía llevar a la práctica, dado que lo controlaba todo en este país.
Morelos no era la excepción, a pesar de tratarse de una entidad de escasa importancia en el ámbito electoral nacional. Un buen número de personajes locales lograban escalar a esferas superiores, tanto a nivel de partido, como de cargos en el gobierno federal, lo que les ofrecía la posibilidad de contar con un criterio y visión más amplia a fin de garantizar cierto desempeño.
Luego de 12 años fuera del mandato presidencial, la absoluta mayoría de sus cuadros se vieron disminuidos y desplazados, buena parte de ellos decidieron cambiar de colores y se sumaron al partido en el poder. No obstante, la gran mayoría decidió dedicarse a otras cosas y alejarse de la grilla.
Hoy, frente a la cercanía de las elecciones del 2018, Morelos no cuenta con el número suficiente de políticos con atributos como para ocupar cargos de primera línea, a saber, la gubernatura, las senadurías o las diputaciones federales, así como algunas alcaldías de peso completo, como Cuernavaca.
Eso es real, un repaso a los diversos partidos políticos que irán a la contienda nos muestra que para todas esas candidaturas, cuentan con cuatro o cinco figuras con cierta experiencia, los demás son novatos que apenas están participando por primera ocasión en el ejercicio público.
Como decíamos, hay algunas figuras cuyas capacidades no están a discusión, sin embargo, electoralmente se antojan fuera de contexto. Nos referimos por ejemplo al priista David Jiménez González, quien asegura que buscará incluso la candidatura al gobierno morelense.
El hombre ha ocupado casi todos los cargos habidos y por haber en política, menos la gubernatura y la presidencia de la República. De todos los que dicen pretender la candidatura al gobierno local, es el más capaz, pero en las urnas no es competente, es uno de los que se perdió con la debacle del Revolucionario Institucional. Es una lástima, porque a decir verdad, garantizaría una administración estatal de avanzada, pero el 80 por ciento de quienes decidirán el rumbo el año entrante no lo conoce.
No es la primera ocasión que intenta candidatearse al gobierno morelense, lo ha hecho en dos o tres ocasiones, nunca se le pudo dar, hoy pareciera que es tarde, los tiempos lo han rebasado y a pesar de que cuente con algún “padrino” de la élite política, no cuenta con bases sociales para concretar el objetivo.
Pero como decíamos, hay insuficiencia de aspirantes de calidad para la contienda en puerta, acaso una docena en los distintos partidos políticos y entre ellos pudiéramos señalar a un Javier Bolaños Aguilar, en el Partido Acción Nacional, que ya fue legislador federal anteriormente, miembro del gabinete de Sergio Estrada Cajigal, diputado local y funcionario del ayuntamiento capitalino. Es decir, tiene experiencia en la función pública.
Rabindranath Salazar Solorio en Morena, actual senador de la República, nos parece que es la propuesta de AMLO para Morelos, su carrera es menos larga, fue edil de Jiutepec y legislador local. Guillermo del Valle Reyes en el PRI, igualmente tiene un currículum interesante, logró amistades de mucha valía cuando legislador federal, ha sido diputado local y líder estatal del tricolor, hoy es delegado federal del ISSSTE. Fidel Demédicis Hidalgo ya sin partido definido, pareciera andar a la deriva, aparte de la senaduría, fue representante popular local, pero como que comienza a enfrentar dificultades en el camino hacia una candidatura por Morelos. Para Cuauhtémoc Blanco Bravo, ahora del Partido Encuentro Social (PES), es su primera responsabilidad la alcaldía de Cuernavaca, pero su fama le garantiza sufragio, sin embargo deberá superar algunos problemas legales que le han inducido sus enemigos políticos. Bueno y la diputada federal Rosalina Mazari Espín, desde luego.
Además de los anteriores, ya en un nivel menos significativo aparecen diputados locales como Víctor Manuel Caballero Solano en el PAN, algunos otros que se promueven como candidatos ciudadanos, entre éstos, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera Jiménez y parémosle de contar.
Sin embargo, son muchas las posiciones a disputar, hablamos de por lo menos 15 de singular trascendencia y para cuyas candidaturas no se cuenta con políticos a la altura de las circunstancias. Pudiéramos referir que, como dijera un viejo líder político, la caballada no sólo está flaca, casi no hay caballos para competir por una carrera de alto nivel.
Lo anterior es de singular importancia, porque ante la insuficiencia de cuadros políticos bien formados para cargos públicos le tendremos que seguir apostando a la improvisación y no siempre es aconsejable. Desde la óptica popular, se han generando ciertas percepciones que tienen algo de sentido, a veces los electores, ante tanta decepción sufrida por los políticos de carrera, optar por sufragar a favor de aspirantes de origen ciudadano, con el argumento de que no tienen tantas mañas y podrían ser menos corruptos.
Igual y pudieran darse casos de éxito, pero frecuentemente resulta contraproducente, porque una vez en funciones, se cometen toda clase de errores, que igual, llevan a malos desempeños, de ahí que como quiera que sea, se requiere de gente con experiencia sumada y que sepa por lo menos manejar las formas políticas y conozca los mecanismos para bajar programas que pueden ser utilizados para bien de los gobernados, más ahora que no hay mucho dinero.