Ayer, en sencillo evento, al que asistieron algunas personalidades del ámbito de la cultura, se dio arranque a los trabajos de recuperación de lo que fuera un histórico hotel y que se convertirá en el Centro Cultural “Cuexcomate”, espacio orientado al beneficio social, porque trasciende las barreras académicas.
Se trata de una extensión territorial superior a las dos hectáreas, cuyo mayor valor es la historia que acumuló a partir de 1931, cuando se comenzó a construir, atendiendo una necesidad de carácter turístico, cuando Cuernavaca y la entidad vivían momentos de bonanza en la materia.
La universidad local lo adquirió hace cosa de dos años, por 42 millones de pesos, para desarrollar ahí un proyecto bastante interesante. El precio se antoja simbólico, porque está valuado hoy en más de 80 millones de pesos, sin embargo, para poder darle la utilidad deseada, hay que aplicarle precisamente esa última suma, 80 millones más.
La primera etapa es de 14 millones, con la ayuda al 50 por ciento del Programa Nacional de Apoyo a Infraestructura. Es incluso lamentable ver las condiciones en que se encuentra aquello que fue un espacio de esparcimiento y de atención turística de primera línea, que con el abandono se transformó en un cascarón en el que se reprodujeron toda clase de plagas, fauna y flora que le causaron destrucción de lo valioso que tenía.
Para completar el cuadro, como no había cuidado ni vigilancia alguna, fue saqueado, se ve que los maleantes hicieron de él un lugar de reunión, no precisamente para actos propositivos. Había muebles de la época adquiridos en Europa, que sirvieron de leña para fogatas, y lo que era útil se lo llevaron para venderlo a fin de conseguir bebidas embriagantes y algo más. Las ventanas fueron desprendidas para robar la herrería.
Es decir, hubo la destrucción de objetos con mucho valor histórico, pero se entiende que el proyecto es darle vida de nuevo a lo que es recuperable y entregarlo tanto a la comunidad universitaria como al pueblo en general. Por eso vale la pena resaltar la labor que se ha comenzado a realizar.
Sólo para dar idea clara de su trascendencia, la inauguración en 1935 fue amenizada por Agustín Lara y Pedro Vargas, y entre quienes llegaron a hospedarse ahí, estuvo el comandante y por muchos años mandatario de Cuba, Fidel Castro Ruz y artistas como Pedro Infante o Tin Tán.
A través del patronato universitario, a cargo de Mario Caballero Luna, también se han sumado otros logros, como el Museo de Arte Indígena, hace poco inaugurado en la avenida Morelos, cerca de la catedral; la biblioteca Miguel Salinas o las ampliaciones en lo que se conoce como Los Belenes.
Con algunos apoyos de la Federación, la UAEM ha podido acrecentar su patrimonio y sólo con las inversiones mencionadas la suma supera los 200 millones de pesos, pero la plusvalía los coloca en este momento por encima de los 800 millones.
Lamentablemente nuestra universidad enfrenta serios problemas financieros, porque la Federación históricamente no le ha cubierto recursos comprometidos en materia de pago de prestaciones y en lo particular las pensiones, que se cubren con recursos propios. Entre ambos conceptos, dijo el rector, suman unos 850 millones de pesos, con los que podría superar una coyuntura adversa.
Bueno, recordaba que se dispone de fondos únicamente para poder atender compromisos hasta el mes de julio, si luego de ello no hay un rescate presupuestal, podría colapsar. Algunos podrían cuestionar que cómo es que se disponga de dinero para la adquisición de bienes inmuebles como el del hotel Chulavista y otros más con tanto déficit, pero esos fondos suelen venir etiquetados a través de los programas de la Federación y no se pueden destinar a algo distinto, menos a pago de salarios.
Mucho se continúa insistiendo desde todos los niveles de gobierno en el sentido de que la educación es el camino más recto para poder cambiarle el destino a millones de mexicanos y con ello, al país.
Acabamos de ver cómo miles de muchachos, con el sueño de prepararse en alguna de las profesiones que ofrece la UAEM han sido rechazados en los exámenes, por insuficiencia de espacios. La admisión a sus aulas no alcanza ni el 25 por ciento de los que concursar en las pruebas, porque no hay cupo y la mayoría se queda sin formación, expuestos en la calle a toda clase de tentaciones, una de ellas, enrolarse en grupos delictivos, porque además, tampoco hay fuentes de empleo para ellos.
Es ahí a donde se debería dar atención prioritaria por parte de todas las dependencias gubernamentales, porque el estudio y el conocimiento cambian la mente de los seres humanos y los vuelve útiles, pensantes y positivos en bien suyo, de sus familias y de la sociedad. O sea, es el arma más efectiva para poder combatir la delincuencia, surgida a partir de tanta miseria e ignorancia, que alcanza niveles alarmantes por todos lados.
Hay más ofertas educativas, es cierto, pero cuestan mucho y lo que un porcentaje enorme de padres de familia no tiene es para pagar la educación de sus hijos en instituciones particulares, entonces esos jóvenes quedan a la deriva y sin destino cierto.