La polémica por los resultados en esa entidad vecina continúa, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) mantiene la posición de que le jugaron sucio y hasta reclama conteo de voto por voto, que sólo se le concedió parcialmente y en cuyo resultado creció la diferencia entre Alfredo del Mazo Maza del PRI y Delfina Gómez de los morenos.
Pero gradualmente se hace a un lado ese tema, para colocar en primera línea a las estrategias que en cada trinchera electoral se requieren para poder pensar en una eventual victoria en la contienda que cada vez está más cerca. Y si hasta hace unos meses sus mismos opositores daban por muerto al tricolor, con lo que ocurrió en el Estado de México lo colocan nuevamente como el adversario a vencer.
Por lo menos, las expresiones públicas de figuras decisivas en el PAN, el PRD e incluso Morena admiten implícitamente que si van cada uno por su lado, con candidato propio, estarían perdidos, de ahí que vengan sugiriendo una alianza o frente con dos o más partidos.
Ya panistas y perredistas han ensayado acuerdos con resultados positivos a nivel de gubernaturas, ahora intentan ir juntos, pero por la grande, la presidencia de la república.
Para los azules, es la única opción, sin embargo, los amarillos todavía no descartan lograr un acercamiento con el partido de Andrés Manuel López Obrador, que en su reciente congreso, de plano dijo que no quería nada con ellos.
Se nos antoja que si el PRD acepta alianza con el PAN, Morena tendrá que ir sólo con el Partido del Trabajo y si al final alcanza un acuerdo con AMLO, es el blanquiazul el que se iría solito, porque no quieren nada con el tabasqueño, ni éste con aquellos, sigue pensando que le robaron los resultados en el 2006.
Sin embargo, todos esos movimientos y fintas bien podrían ser engañosos y alejados de la realidad, llegado el momento. No se puede dejar de lado el que, aunque se intente ocultar, particularmente los perredistas han venido jugando del lado del PRI. El Estado de México es un ejemplo, aunque también se dice lo mismo de Acción Nacional.
En esa elección del cuatro de junio fueron los artífices a fin de que el partido en el poder continuara al frente de la gubernatura, con la firme determinación de impedir que ganara Morena. Habrá que ver de qué manera se les paga la factura o el favor.
Y lo anterior nos lleva a considerar que igual y lo que observamos en cada uno de ellos sólo forma parte de estrategias de confusión. Si verdaderamente PAN y PRD traen la intención de volver a sacar a los tricolores de Los Pinos, pues tenían que haber comenzado por descarrilarlo de la gubernatura vecina pero fue todo lo contrario, abonaron en su beneficio.
Ya lo decíamos, conociendo los antecedentes, por lo menos los panistas y priistas harán todo lo que a su alcance esté para impedir que AMLO se convierta en el próximo presidente a partir de diciembre del 2018. A lo mejor las huestes de Alejandra Barrales no lo consideran así, sobre todo si llegado el momento lo ven inevitable acabarían sumándose a él, pero en lo que respecta a los otros, la posición será a favor de cualquier otro, menos éste.
Las tendencias electorales parecieran efectivamente favorecer al oriundo de Tabasco, no obstante, puede ser una visión engañosa, no se debe perder de vista que hasta ahora, es el único que abiertamente anda en campaña presidencial, no tiene rival enfrente, todavía los otros partidos no deciden a sus contendientes.
Es entonces natural que lleve la delantera, porque no hay otro competidor en la pista. Ya cuando aparezca el resto de los corredores se tendrán mediciones más precisas. Por ahora es el único candidato seguro y para evitarse dificultades en ese sentido, construyó su propio partido.
Y si bien se le ha venido comparando con algunos políticos con nombre y apellido, esas estadísticas son poco serias, debido a que ninguno de ellos tiene amarrada la candidatura. En lo relacionado al PRI, el más sonado sigue siendo el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pero de última hora pudiera montarse otro.
Del lado del PAN, la batalla pareciera entre la esposa del ex presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, y el líder nacional de ese instituto, Ricardo Anaya.
Igual y aparece un tercero para acabar con las diferencias y ninguno de los dos llega. En el caso del PRD, son más de dos los que la buscan, pero quien tendría un pie adelante es el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
Pero en este escenario no se debe dejar de lado la posibilidad de que efectivamente se llegue a una alianza o bloque de partidos. Si la suma fuera entre Morena y PRD, el seguro candidato sería AMLO, pero si suman activos PAN y PRD, no se sabe quien iría a la cabeza.
Por todo lo anterior, es que resulta casi ocioso hablar de tendencias serias en una pelea para la cual no se tiene a los luchadores en el ring. Claro, aún con todo eso, está bastante claro que el enemigo a vencer, de parte de quienes mantienen el monopolio del poder en el país desde hace muchas décadas, es López Obrador y, si llegara, lo haría venciendo prácticamente a todos los demás, juntos en un solo bloque.
No está lejos de eso, ahí está la experiencia de los resultados en el Estado de México, donde muy anticipadamente se vio que las candidaturas en los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática iban en componenda con el tricolor, para asegurar el triunfo de Alfredo del Mazo Maza, pero sobre todo, impedir que ganara Morena y, a pesar de todo lo que se hizo, apenas y la libraron de panzazo.
Entonces, eso de que azules y amarillos van con todo para descarrilar a la vieja máquina priista se antoja engañoso, la primera señal es que se reconocen individualmente en desventaja, cuando políticamente no es inteligente enviar esa clase de señales a sus bases. La posición de un peleador será siempre que va a ganar sin importar el rival ¿no le parece?