Seguimos en Morelos con la angustia derivada de los desastres provocados por el sismo, sin embargo, también es necesario darle seguimiento al aspecto político, que coyunturalmente ha hecho una pausa para orientar todos los esfuerzos a coadyuvar en soluciones que ayuden a superar los infortunios.
No se acaba de dimensionar el alcance de la catástrofe, todos los días se descubren daños que se van sumando a una cuantía bastante difícil de resolver y en la medida de nuestras posibilidades nos sumamos a esa batalla, pero sí hay que mantener la observación en lo que se refiere al terreno político, porque estamos cada vez más cerca de decisiones fundamentales al respecto.
Aquí hemos insistido reiteradamente en que los cuadros políticos valiosos han venido a menos de unos años a la fecha; no hay hoy día figuras consagradas y personajes con arrastre y liderazgo que advierta de ventajas significativas ante los posibles adversarios y eso haciendo una revisión en cada uno de los partidos que, se supone, darán la batalla por las posiciones de mayor relevancia que se disputarán en las elecciones del 2018.
Pero independientemente de lo anterior, hay algo que igualmente debe ser analizado: además de ausencia de valores políticos con carrera, formación y presencia territorial, hay casi inexistencia de morelenses de origen en la batalla que se aproxima. En una generalidad, estamos apostándole a morelenses con residencia, porque los rostros locales no aparecen.
Claro, desde luego que siempre habrá interesados en participar en la distribución de candidaturas en cada una de las trincheras, pero su tamaño sólo alcanzaría como para demandar espacios a niveles de media estatura, como regidurías, alcaldías, diputaciones locales o federales.
Para acabar pronto, para la grande como que la caballada está flaca y casi es seguro que quienes se apunten lo harán en calidad de avecindados; unos ya con muchos años aquí, desde luego, pero finalmente no nacidos en tierra zapatista.
Enumeraríamos entre esos que aspiran a un Jorge Meade Ocaranza, actualmente delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en la entidad de cuya estructura se cuelga para lograr beneficios políticos, además de darle trabajo a sus amigos, más bien cómplices. Esa plataforma ha sido interesante para fomentar figuras desde hace unas dos décadas y el señor está en posibilidades de montarse a partir de ahí o en su caso, negociar algo significativo.
Pero Meade Ocaranza es tamaulipeco de origen; llegó a la entidad muy joven, tanto que hizo sus estudios en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Ya desde entonces era un grillo nato que figuró a nivel de liderazgo en la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos (FEUM). Como muchos otros priistas, sufrió desgaste personal y de imagen a partir de la derrota electoral del tricolor en la justa del 2000, pero ha logrado reconectarse al presupuesto –que le da para vivir bien y apoyar sus aspiraciones- precisamente a partir de la Sedesol. La anda buscando por el tricolor y se metió a la pelea.
En el mismo Revolucionario Institucional viene presionando con fuerza el delegado del ISSSTE, Guillermo del Valle Reyes, quien naciera en 1964, en Ixtepec, Oaxaca. Igual que Jorge, lleva toda su vida en la entidad y ha pasado casi por todas las posiciones habidas y por haber. Sin embargo, no ha logrado la candidatura a la gubernatura y pudiera ser ésta vez. Tiene interesantes contactos en la cúpula partidista nacional que le han permitido usar recursos públicos para promocionarse.
Aquí el único político con experiencia y capacidad sería el ex edil capitalino, Jorge Morales Barud, pero como que hasta el momento no ha levantado la mano para pedir disputar la gubernatura, por eso no lo estamos incluyendo, pero él sería el único cuadro de origen con formación casi completa, aunque lleno de críticas porque su trienio al frente d Cuernavaca no fue precisamente bueno.
En lo que se refiere al Partido Acción Nacional (PAN), a quien se le ve muy cercano a la candidatura, es a Javier Bolaños Aguilar, legislador federal. Él es veracruzano de origen, llegó a la entidad cuando el ex gobernador Sergio Estrada Cajigal ganó la presidencia municipal de Cuernavaca y lo incluyó en el equipo de trabajo; luego se lo llevó al gabinete estatal siendo mandatario, pero ya fue con la actual, dos veces diputado federal, además de local.
Se había previsto que si se formalizaba el Frente Amplio Opositor entre PAN, PRD y Movimiento Ciudadano podría ser desplazado de sus posibilidades de ser el aspirante de los azules, pero como que eso se viene desestimando. Todo lleva a pensar que por lo menos en lo que a Morelos se refiere, los panistas no irán en dicho bloque y pedirán al CEN contender solos, así que Javier mantiene las expectativas.
Respecto al Partido de la Revolución Democrática, mucho se ha especulado sobre la figura del Secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina como el candidato, pero tampoco es de Morelos, nació en Milpa Alta, delegación del Distrito Federal, aunque igual que otros, lleva muchos años residiendo en tierras zapatistas.
Y bueno, además de Morales Barud, que reiteramos, en éste momento no pinta entre quienes están perfilados, sí hay uno con origen local, el senador Rabindranath Salazar Solorio, a quien se le considera virtual candidato al gobierno por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Nació en 1968 en Jiutepec. Pudiera ser el único morelense que pareciera en las boletas electorales del año que entra con esos orígenes, todos los demás vieron la luz del mundo en otros confines de la república mexicana, pero tiene en su haber muchas acusaciones de corrupción en su gobierno municipal y en el de quien dejó en el cargo por ser su protegido, Miguel Ángel Rabadán.
Haber nacido en otra entidad no demerita para nada su derecho a reclamar participar en la candidatura más trascendente, porque políticamente se han desempeñado en representaciones locales, simplemente que por azares del destino, les tocó nacer en otro lado, pero su esfuerzo (casi siempre a favor directamente de sus figuras, más que de la sociedad) lo han hecho acá.
Y en todo caso, más bien estaríamos reclamándole a los morelenses que gustan ejercer esta actividad, luchar por recuperar espacios y presencia, porque como que han venido a menos desde hace buen rato, e insistimos, en todos los partidos políticos, dejando en manos de avecindados el desempeño en posiciones de mayor rango. No obstante, como que eso no es nuevo, la mayoría de quienes han ejercido la gubernatura en los tiempos recientes tampoco son originarios de aquí.