Si bien a nivel de la dirigencia nacional en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) los movimientos llevan a considerar que parecieran estar detrás de todo tipo de estrategias -que alcanzan incluso a partidos opositores- a fin de abrirse camino hacia las elecciones presidenciales del año que viene, en Morelos se continúa apreciando a un Comité Directivo Estatal (CDE) casi sin aliento y movido más por instrucción superior que por iniciativa propia.
Hace unos días –y ese fue el mensaje interno- por “recomendación” del presidente nacional Enrique Ochoa Reza, se llamó a un encuentro al que se convocó a todos aquellos que dicen aspirar a la candidatura por el gobierno del estado; incluyendo a representantes de los sectores y organizaciones que le dan vida estructural a ese instituto que, por lo menos en territorio morelense, apenas da señales de vida.
De acuerdo al testimonio de algunos de los asistentes, el propósito fue buscar con ello la unidad y la suma de voluntades a fin de caminar juntos hacia la batalla por el control de las instituciones del gobierno estatal en el 2018, pero sólo quedó en buenos deseos, porque la posición de la absoluta mayoría de quienes se sentaron en la misma mesa, sigue siendo la misma: pelear a costa de lo que sea espacios de poder para continuar usufructuando las ventajas que da el estar en las nóminas de las estructuras oficiales.
Para la mayoría de quienes conocen y saben de los compromisos e intenciones de cada quien, existe la certeza de que el PRI estatal, a partir de la nueva dirigencia, sirve a cualquier interés menos a los del propio tricolor, porque buena parte de quienes se sienten con el derecho a participar en la distribución de candidaturas, sobre todo al gobierno local, operan para otras trincheras, aunque se mantengan en apariencia como de militancia priista.
Ante todo eso y bajo la percepción de que Morelos para el CEN ha sido en diversas ocasiones moneda de cambio para la negociación de intereses cupulares, se anticipa que dadas las circunstancias que privan hoy día, bien podría repetirse esa acción, a fin de fortalecer las posibilidades de conservar la presidencia más allá del año entrante.
De todos modos, para poder pensar en recuperar la gubernatura perdida hace 17 años, tendrían que sacudir el árbol, expulsar a un número importante de “cuadros distinguidos” que operan en contra por una buena lana y quizás sólo así recuperarían terreno y simpatía ciudadana.
Queda claro, esas células trabajarán para fuerzas distintas al PRI a la hora de la verdad, como ha pasado en justas anteriores, buscando garantizarse posiciones en la administración que viene, porque hace mucho que la pasión por los colores de partido perdió valor, ahora lo fundamental para los que viven del presupuesto público es montarse en la trinchera que más les garantice continuidad, porque le tienen terror a quedarse en la banca, no están acostumbrados a ganarse la vida con esfuerzo y trabajo.
La teoría de que bien pudieran ser nuevamente objeto de negociación se fortalece a partir de que a la propia dirigencia nacional no parece preocuparle mucho lo que en tierras zapatistas viene aconteciendo, por el contrario, ha sido necesaria la exigencia local a fin de que se les ponga algo de atención, ya que de manera natural no se acuerdan que en Morelos también hay PRI.
Pero algunos sí vienen empujando en serio y dadas las condiciones bajo las cuales se dará la elección igual y podrían dar el campanazo, como pasó en el 2009, cuando ganaron prácticamente todo, tanto, que ellos mismos se vieron sorprendidos.
En este momento no gobiernan muchos espacios, cosa que les beneficia porque tampoco enfrentan tanto desgaste a nivel del estado.
En el encuentro de aspirantes y representantes de sectores, las imágenes son claras, de acercamiento no se aprecia nada, más bien se mostraron caras largas y casi nula conversación entre grupos, corrientes y cuadros distinguidos; la dirigencia, a juicio de algunos, está secuestrada por fuerzas externas.
Decíamos que a pesar de todo lo anterior, sí hay aún en ese instituto valores y liderazgos, ahí está la diputada federal Rosalina Mazari Espín, que seguramente irá en la fórmula por el Senado en la elección venidera, y como que esos personajes hacen la diferencia, sólo que hacia la gubernatura no se perfila nadie con posibilidades reales de sacar buenos resultados.
Claro, en lo que se refiere a candidaturas como el de la gubernatura o de diputados federales y senadores, la designación viene directamente del CEN, el comité estatal no tiene mano, acaso alguna sugerencia que puede ser fácilmente desestimada y entonces ahí se le pudiera quitar el control al comité en Morelos.
De tal decisión dependerá en mucho el papel del partido; más aún, cuando se sepa quién es el ungido, fácilmente advertiremos si tienen algo que hacer en la pelea o ya están tronados. La cosa es pues que el instituto político a nivel del estado trabajaría incluso en contra de su propio candidato si no sale alguien que convenga a sus ambiciones o compromisos que tienen con el exterior.
Y de ser así, la fórmula tricolor tendría que librar la batalla en contra de su propio partido; de lo anterior, reiteramos, hay plena conciencia de cuadros fieles al priismo, no obstante, está en manos del CEN el rumbo que puedan tomar las cosas a la hora de la verdad.
Por todos esos elementos descritos dan fe de que la famosa reunión convocada por disposiciones del líder nacional Enrique Ochoa Reza terminó mostrando las diferencias entre esos cuadros que se han caracterizado por la defensa de sus aspiraciones muy personales o de grupo, aún por encima de la institución en la que dicen militar.
El panorama, por lo tanto, no es para nada alentador, aquellos que portan la camiseta de corazón se saben hasta espiados por sus presuntos “compañeros de partido”, que si no les viene bien el futuro, operarán en contra simulando trabajo, sólo eso y experiencias recientes están a flor de piel.
Desde luego que esta es una película del momento, vemos cómo los escenarios nacionales y estatales cambian constantemente por la movilidad de cuadros y figuras entre partidos y en el caso del PRI sí hay manera de pensar en la recuperación de la gubernatura, sobre todo en una alianza con el PES, que hoy es únicamente hipótesis.