A estas alturas del año que viene, Morelos ya tendrá nuevo gobernador, sin embargo, en el ambiente electoral aún hay pocas luces que adviertan de alguna tendencia firme por parte de los partidos políticos que irán a la disputa en el control de espacios del ejercicio del poder más apetitoso, como la gubernatura, las senadurías o diputaciones federales, sin dejar de lado la alcaldía de Cuernavaca, que es la segunda posición más importante a nivel estatal.
Lo que sigue campeando en el escenario estatal, es una pobreza de valores políticos, de cuadros formados a partir del buen desempeño de responsabilidades, ya sea a nivel administrativo o de representación popular; son muy pocas las figuras que se salvan de la descalificación y como que le vamos a tener que seguir apostando a la improvisación.
Haciendo una revisión del capital humano del que disponen los partidos en su conjunto, acaso encontraremos y con aprietos, a una docena con características y alcances suficientes como para pelear espacios que antaño eran reservados para aquellos que venían ya formados a la alta escuela.
En lo que se refiere al Partido Revolucionario Institucional (PRI), hablaríamos de dos delegados, Jorge Meade Ocaranza de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y Guillermo del Valle Reyes del ISSSTE. Ambos traen una larga trayectoria, tanto de representación popular como en el terreno de la administración pública.
Tenemos a un cuadro importante, la diputada federal Rosalina Mazari Espín, que tiene fuerte presencia en la zona sur del estado. Otro que se sigue asomando pero ya con mucho desgaste, porque perdió las elecciones en el 2012, es Amado Orihuela Trejo y hay quienes aseguran que la senadora Lizbeth Hernández Lecona trae un interesante apoyo de algunos personajes de la cúpula partidista. De último momento, quien levanta la mano para contender, es Víctor Manuel Saucedo Perdomo, que iría en busca de la alcaldía capitalina.
Y en torno a Lizbeth Hernández, quienes la tratan constantemente afirman que forma parte del “grupo de las siete” senadoras que viene impulsando el también senador Emilio Gamboa Patrón y las quiere, no para cuestiones menores, sino para negociarlas en aquello de la equidad de género, como candidatas a los gobiernos de sus respectivos estados, de ahí que pudiera meterse a la contienda.
Como quiera que sea en el caso del tricolor, hablamos de una media docena de prospectos, que son nada para el alto número de posiciones a disputar y si nos vamos a otras trincheras, la cosa parece aún más preocupante; en el Partido Acción Nacional (PAN) está el legislador federal Javier Bolaños Aguilar, que es el único cuadro fresco con posibilidades reales de buscar la gubernatura. En un nivel mucho menor, está el diputado local Víctor Manuel Caballero Solano y quizás algunos de sus compañeros de bancada, que a lo mejor les alcance para una regiduría.
En el Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que vemos encarrilado para la grande, es al secretario de gobierno Matías Quiroz Medina o a la diputada federal Lucía Meza Guzmán que quiere ser gobernadora y ha estado trabajando fuerte en una precampaña con ese fin. Más allá de los dos, apreciamos a dos o tres alcaldes que acaso podrían jugar por alguna diputación federal.
Morena trae en punta al senador Rabindranath Salazar Solorio, que se insiste, será el candidato a gobernador y aspirantes como José Casas González que de calle ganaría la presidencia municipal de Huitzilac; así como Rafael Reyes Reyes que haría lo propio en Jiutepec. Fuera de eso, no les vemos gran cosa.
Como se puede observar, ninguno de los partidos políticos trae liderazgos, ni suficientes ni en el número requerido para poder satisfacer los reclamos de los electores, que seguramente serán más exigentes que en otras elecciones, por tantas decepciones que han padecido.
Y fuera de ello, hay la presencia de figuras independientes que irán en busca de pelearle espacio a candidatos de partido, pero en ese sentido, como que ninguno estaría en condiciones de ir por la gubernatura; la mayoría buscarán la alcaldía capitalina que tampoco es nada despreciable.
Como dijera un viejo político priista, “la caballada esté flaca” y entonces la carrera será pobre, porque se contará con alternativas limitadas para los ciudadanos, que acudirán a las urnas, más en función del peso de los candidatos a la presidencia de la república, que por el resto de la competencia.
A todo lo anterior, se agregarían algunos rostros que parecían ya alejados del quehacer político-electoral y que todo indica desean volver a las andadas, como en el caso del ex gobernador Sergio Estrada Cajigal, que se insiste, irá a la candidatura por la alcaldía capitalina en otro intento. El primero fue en 1997, cuando logró ganar para luego ir a la gubernatura.
Se menciona otra vez a Alejandro Mojica Toledo, que fuera diputado local en dos ocasiones, una de ellas durante el último trienio de Lauro Ortega Martínez como gobernador. Que ahora lo intenta rescatar Morena, para que contienda por la capital.
Uno más es el priista David Jiménez González, desconocido para las nuevas generaciones de votantes, porque tras importantes cargos de representación allá por la década de los ochentas, se refugió en los tribunales de impartición de justicia de la Federación, pero asegura que viene de regreso. Y desde luego que ahí está quien fuera diputado federal, edil de Cuernavaca, líder estatal del PRI y tantas cosas más, Juan Salgado Brito. Su último cargo, acaba de tomar protesta como jefe de la Unidad de Enlace Federal y Entidades de la Federación de la Secretaría de Gobernación (SG). Es decir, trae buen “padrino”, el titular de esa dependencia Miguel Ángel Osorio Chong.
Osorio parecía comenzar a perder terreno en su posibilidad de ser el candidato tricolor a la presidencia de la república el año que entra, ante su compañero de gabinete el secretario de Hacienda José Antonio Meade, pero los números estadísticos comenzaron a favorecerle y si lograra la meta, pues seguramente que JSB llevaría amplias posibilidades de meterse por lo menos en una diputación federal, representación que ya ocupó en su momento.