Desde que tenemos un poco de conocimiento respecto a cómo se conducen los sindicatos y agrupaciones de control laboral, sabemos de la existencia de corporaciones que más bien se asemejan a entes gansteriles cual delincuencia organizada y hacen en ocasiones mucho más daño que los maleantes.
Con muchos esfuerzos y a pesar de reacciones, en su oportunidad se logró desmantelar una enorme red de ambulantes que se habían apoderado de las principales plazas, calles y banquetas de ciudades como Cuernavaca, Cuautla o Jojutla, pero al paso del tiempo las condiciones vuelven a ser las mismas, producto de arreglos penosos entre esos movimientos de dudosa reputación con las propias autoridades.
La capital del estado se encuentra plagada de comercios ambulantes por todos lados y para no ser molestados por las instancias gubernamentales, llámense estatales o municipales, son protegidos por el Nuevo Grupo Sindical que comanda Bulmaro Hernández Juárez y su familia.
Violando todas las normas existentes en esa materia, la invasión del comercio informal se apoderó ya del Centro Histórico de Cuernavaca y un poco más allá sin que se aprecie reacción alguna de las instancias competentes en la materia para impedirlo, porque es una agresión abierta a los intereses de los ciudadanos.
Pero el NGS sigue causando conflictos y daños de toda naturaleza por encima de lo que tiene que ver con ese sector ilegal de comerciantes, ya que como maneja sindicatos, pues ha incursionado, con el apoyo de las instancias oficiales, en espacios laborales para absorber afiliaciones, como ocurrió en lo que se refiere al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC).
Pero hoy ha comenzado a trascender que la empresa Firestone Bridgestone, planta instalada al oriente de esta capital, podría estar ya decidiendo irse de aquí, precisamente porque el NGS se les fue metiendo hasta provocar inestabilidad en el interior y lo anterior pudiera llevar a la pérdida de cientos de fuentes de trabajo.
El Nuevo Grupo comenzó a incursionar en la Firestone y a través de una asamblea, que muchos de los empleados consideran amañada, ha reclamado el control del sindicato, pero eso viene causando serios problemas en la producción de neumáticos y la cosa se puso más tensa, porque argumentando que llegaron tarde, se impidió el ingreso ayer de unos 220 trabajadores, pero todo es consecuencia de las diferencias creadas a partir de la intromisión de ese grupo.
Claro, el NGS va por lo suyo; es la forma de conseguir dinero a partir del pago de cuotas por afiliación, aunque al paso del tiempo, no cumpla su responsabilidad cuando hay que defender derechos de esos “representados”. Ejemplos sobran, ha dejando en el abandono a muchos trabajadores del ramo de la construcción, porque opera como sindicato blanco.
Insistimos, su ascenso sorprendente en el rubro obedece a acuerdos y pactos no escritos con diversos niveles de autoridad que le permiten el manejo excesivo de facultades a cambio de apoyos de carácter político-electoral cuando es necesario. Es una especie de pago de facturas por servicios prestados en ese sentido.
Pero lo que pasa en la Firestone no tiene nombre, porque si la planta cumple su amenaza de salir de la entidad, después de más de 50 años, cancelará más de mil plazas de los tres turnos que maneja y eso se dice fácil, pero para poder reponer espacios con ese nivel de seguridad laboral e ingreso, está bastante difícil.
Desde hace buen rato dos bloques se vienen disputado el control interno del personal en la planta fabricadora de llantas, pero quienes llevaron la maldad fueron los del nuevo grupo, a quienes se les debería aplicar la Ley, porque los efectos que vienen provocando no son menores.
Fueron los panistas a partir del año 2000, los que comenzaron a darle mucho empuje al NSG, porque la idea era ir armando un contrapeso en el ramo laboral, adelante del que mantenía el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mediante la Federación de Trabajadores de Morelos (FTM).
Fue el entonces funcionario del ramo Hugo Ayerdi Torres quien hizo los amarres con Bulmaro Hernández para que ampliara su influencia mediante la entrega de jugosos contratos de obra pública, en una decisión superior para desplazar a los cetemistas, pero crearon un monstruo que hoy continúa haciendo de las suyas.
Claro, tampoco estamos diciendo que en la contraparte sean almas de la caridad, pero como que éstos se han venido pasando de listos, amparados por figuras públicas sin compromiso con los intereses populares y a quienes lo único que anima es el mantener cotos de poder para seguir beneficiándose de manera ventajosa.
Será muy lamentable que la Firestone-Bridgestone se fuera de ésta ciudad, porque es una de las inversiones simbólicas y de gran alcance que llegaron a Morelos en la década de los 50’s y son un referente del sector empresarial, ya que desde aquí producen neumáticos para el mercado nacional e internacional.
Sería más o menos un caso similar al que ocurrió cuando la IACSA, dedicada al ramo automotriz y que por conflictos sindicales debió buscar un territorio menos problemático, porque acá las huelgas paralizaban constantemente el esfuerzo en sus tareas. Aquello ocurrió hace en promedio 30 años y aún se sigue recordando como una lamentable pérdida.
De ahí que se tenga que hacer algo desde la misma autoridad estatal; primeramente, obligar al NGS a sacar las manos de ahí para tratar de apaciguar los ánimos y luego, si se requiere, hasta darles algún estímulo o condonación de impuestos a fin de que depongan la intención de retirarse.
Pero como dice aquella frase, “no tiene la culpa el indio” y aquí hay mano negra detrás que igualmente tiene la capacidad para someter al orden a esos grupos mafiosos que sin el menor remordimiento causan todo tipo de agresiones a los intereses colectivos, como en lo que se refiere al apadrinamiento de ambulantes por todas partes de la capital morelense. Simplemente es imperdonable lo que vienen haciendo.
Morelos sigue pasando por un mal momento, un alto porcentaje de la planta productiva y empresarial ha salido de la entidad por efectos de la delincuencia organizada; le urge recuperar terreno en ese sentido y lo que vemos es mayor desmantelamiento. Eso hay que impedirlo pero con acciones contundentes.