El incumplimiento en el pago de prestaciones y salarios amenaza con ocasionar protestas y manifestaciones masivas por parte de los afectados y ayer un buen número de maestros homologados se plantaron en las instalaciones del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM).
Incluso, lo que en pocas ocasiones sucede, la dirigente estatal del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Sección XIX, Gabriela Bañón Estrada, acompañó a los inconformes, que exigen parte de sus aguinaldos y otros apoyos que debieron entregarse desde finales del año anterior.
Algo muy raro viene pasando en lo que tiene que ver con el cumplimiento de obligaciones salariales de las instituciones educativas, porque no es sólo a nivel del sector básico donde se tienen problemas; también en el Colegio de Bachilleres pasa lo mismo o quizás algo más grave, ya que acá los pasivos vienen de meses atrás.
Oficialmente nadie ha dado una explicación del porqué de ese supuesto déficit, en lo que tiene que ver con el gasto corriente de dicho sector. Algunas voces sostienen que el origen está en la Federación, ya que no ha depositado las participaciones que le corresponden en este caso a Morelos mensualmente y por eso se hace una cadena de incumplimientos.
En el IEBEM, como siempre, los que suelen pagar las mayores consecuencias cuando falta presupuesto son los jubilados y pensionados, aunque muchos activos, en especial los profesores de reciente contratación, se agregan a esas víctimas. Hay educadoras a las que no les ha dado un peso desde que comenzaron a trabajar. O sea, les deben unos cuatro o cinco meses.
Deberá haber una respuesta del IEBEM porque de otra forma pudiéramos ver nuevamente en las calles y plazas públicas u oficinas gubernamentales, a miles de maestros reclamando sus derechos, ya sea los propios o en solidaridad con aquellos que ya laboralmente dejaron su vida en la enseñanza.
El hecho de que la dirigencia formal del SNTE esté ya sumándose a los movimientos de inconformidad, es porque el enojo es grande. Ayer fueron más de dos mil los homologados que exigieron sus derechos.
Se supone que el sector educativo básico, que es el más extenso, opera con un presupuesto definido y formalmente autorizado. Tiene que haber algún motivo razonable por el que no hay fondos o si éstos se han orientado a necesidades diferentes, lo cual no sería lo correcto, pues el dinero ya está etiquetado, pero son 16 mil los afectados en una suma estimada de 200 millones de pesos.
Pero como decíamos en principio, en el Colegio de Bachilleres hay un serio conflicto, porque 65 jubilados no han recibido finiquitos derivados de decretos emitidos entre el 2012 y el 2017. Los pasivos llegan a cerca de 12 millones y medio de pesos y no hay ninguna señal que muestre voluntad de las autoridades para resolver el tema.
Un grupo de inconformes decía a quien esto escribe, ya se viene trabajando en torno al inicio de una lucha que seguramente terminará con la toma de instalaciones educativas y de oficinas gubernamentales para poder hacerse oír, ya que hasta hoy, las acciones emprendidas por las vías pacíficas no han dado resultado alguno.
El mayor incumplimiento se da en rubros como prima vacacional y gratificación por jubilación, pero a muchos les deben aguinaldos o salarios caídos. Como siempre, la respuesta oficial es que no hay dinero. Podría ser, sin embargo todo eso debe estar contemplado entre los compromisos que tiene la institución con su personal.
En este caso, existen antecedentes que podrían explicar un poco el porqué de tales inconvenientes. Entre el 2013 y 2014 la Federación envió una partida de más de 13 millones de pesos, pero que nunca fue registrada oficialmente en las cuentas del Colegio de Bachilleres.
El tema fue objeto de polémica pública, ya que la denuncia se hizo en medios informativos, pero nadie dio datos precisos respecto al destino del dinero, simplemente se hizo perdedizo. Se echaron las culpas entre la dirección del colegio y la tesorería.
Como se ve, el monto de pasivos que se les deben a los jubilados es más o menos similar a aquel desfalco. Pues frente a la ausencia de interés de las autoridades de esa institución, es que los jubilados preparan movimientos y un programa de protesta para conseguir ser escuchados y si las cosas continúan igual en el IEBEM, se estarían coordinando con los homologados que enfrentan la misma situación.
No es tampoco un conflicto novedoso; hace tiempo que diversos sectores del campo educativo básico tienen que recurrir a este tipo de reacciones para lograr pagos pendientes de las instancias competentes en esa materia. Esto viene pues de años atrás y las causas no son precisas. Muchos insisten en que algunos conceptos no corresponden a los compromisos pactados entre ambas partes. Incluso se llegan a excusar en que ciertas prestaciones corresponden al nivel federal.
No obstante, tras acciones de presión importantes, casi siempre se logra una respuesta favorable, lo que lleva a pensar que cuando se quiere se puede. Los maestros han dejado antecedentes históricos de su capacidad de lucha cuando sus intereses son agredidos. Ahí quedó registrado para la historia aquel movimiento de protesta de mediados del 2008, cuando prácticamente la totalidad de maestros y trabajadores del IEBEM se apoderaron del Centro Histórico de Cuernavaca.
Suspendieron labores a nivel estado casi por tres meses y estuvieron a punto de provocar la destitución del entonces gobernador panista Marco Antonio Adame Castillo. Lo que a la postre supimos, es que él presentó su renuncia al cargo ante la Secretaría de Gobernación, pero ésta no se la aceptó y más bien enviaron operadores del SNTE a nivel nacional para poder controlar aquello que se antojaba imposible.