No obstante que nos encontramos ya en la antesala de las elecciones estatales y presidenciales del próximo primero de julio, se aprecia mucha calma y pasividad entre actores políticos y partidos. Se antojan adormecidos y hasta con flojera como para dar señales de fortaleza y vitalidad.
A excepción del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que por disponer de muchos más recursos que los contrarios, ha desplegado toda una precampaña territorial, los demás poco se hacen presentes. Bueno, es más bien el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que a pesar de ser una institución nueva, echa mano de algunas estrategias a fin de estar presente en el ánimo de los electores, pero tanto el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como Acción Nacional (PAN) lucen algo apagados.
Continuamos observando que la actividad y movimiento en esos dos últimos partidos depende en mucho de quienes buscan cargos de elección popular y no de las estructuras formales de los mismos. En lo referente al tricolor, pues es el diputado federal Matías Nazario Morales y la también legisladora federal Rosalina Mazari son quienes le dan vida a la institución. Del otro lado, vemos al diputado Javier Bolaños Aguilar haciendo lo propio, pero en lo que toca a la dirigencia estatal de ese instituto, no se ve nada importante.
El argumento pudiera ser que todavía no son los tiempos legales para tal efecto, sin embargo, en otras trincheras hay mayor intensidad de esfuerzos y se supone que la ley es pareja y si en otras canchas se mueven, por qué en la suya no. No se puede negar que, como decíamos, se viven circunstancias distintas. Mientras en el PRD pudiera haber recursos de sobra para esas cosas, en los otros se vive de milagro, pero insistimos ¿cómo es que Morena muestra mayor activismo a pesar de que tampoco tiene lana?
En lo que corresponde a PRI y PAN, no se puede dejar de considerar que se trata de dos instituciones que incluso han gobernado la entidad y que por lo tanto tienen que contar con una serie de ventajas frente a aquellos que nunca han logrado posiciones relevantes en la actividad gubernamental.
Por eso causa mucha extrañeza que en ambos lados aún no se cuente con un precandidato formal para la gubernatura morelense y tampoco en posiciones significativas como son las senadurías, diputaciones federales y presidencia municipal de Cuernavaca, que por estrategia hay que ganar. Y bueno, también se ve que una de las causas de esas actitudes puede ser la ausencia de cuadros de valía para ir en busca de esos cargos.
Los panistas sólo garantizan una plaza, Cuernavaca, y con Bolaños Aguilar, a cualquier otro no le alcanzaría para pensar en lograr recuperar la capital del estado que perdieron en el 2009. En lo tocante al priismo, se había considerado que pudiera ser Víctor Manuel Saucedo Perdomo. Un elemento que gusta de enfrentar tareas difíciles y cuyo discurso es capaz de sacar de quicio a cualquiera, sin embargo lo apreciamos muy ausente y sobre todo con el peso de su muy mala fama.
Se menciona ahora al delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en la entidad, Jorge Meade Ocaranza, pero a él –además de su cauda de corrupción- se le continúa identificando como uno de los operadores de gobierno estatal y entonces para el PRI como que no es muy conveniente. Pero deberán pensar en alguien que si no gana, por lo menos logre cosechar una buena suma de votos para poder contribuir al abanderado por la gubernatura, si es que se tiene el plan de regresar al control en ese nivel de poder.
Tanto en el tricolor como en el blanquiazul apreciamos estructuras muy disparejas. Como que el primero no logra recuperar presencia en zonas fundamentales como la capital del estado, que es la que aporta el mayor número de votos a la contienda estatal. Bueno, tampoco lo vemos muy fortalecido en municipios conurbados como Temixco, Jiutepec o Emiliano Zapata, que agregados a Cuernavaca, representan más del 60% del sufragio total estatal.
Pronosticaríamos que Temixco volverá a ser del PRD y se quedará al frente la alcaldesa Juana Ocampo Domínguez;. En Emiliano Zapata repetirá el Partido Verde con Fernando Aguilar Palma. O sea, ninguno para el PRI o PAN.
Y respecto a los azules, pues la única plaza que se les ve más segura de ganar, es precisamente la capital y con Bolaños; en el resto de los 33 municipios no se les aprecia gran presencia y como que eso los aleja de poder pensar regresar a palacio de gobierno, que debieron desalojar en el 2012.
¿Y cuáles son los escenarios en el caso del PRD y Morena? Tampoco son muy benevolentes en lo referente a sus cuadros de competencia. Sin embargo, los del sol azteca ya tienen resuelto el aspirante a la gubernatura y multiplican tareas para estar cerca de los electores en todos lados, lo que necesariamente deberá traducirse en simpatías.
Respecto a Morena, su carta más fuerte es que tendrá a su favor el peso y la sombra de su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, que con toda seguridad, hará posible que algunos candidatos desconocidos y sin mayor rentabilidad electoral real ganen espacios, incluida la misma gubernatura.
Incluso comenzamos a observar que la gran preocupación de los otros partidos es ver cómo resuelven sus candidatos el Movimiento de Regeneración Nacional. En mucho, de ahí dependerá que se tengan o no fuertes posibilidades de llevarse el premio mayor: el gobierno de Morelos.
Los días se les acotan para definir, la moneda sigue en el aire entre el senador Rabindranath Salazar Solorio y el alcalde de Cuernavaca Cuauhtémoc Blanco Bravo. Hay una fuerte lucha interna entre aquellos que vienen acompañando el proyecto de Rabín y los que impulsan al famoso deportista.
Uno trae experiencia en desempeño de responsabilidades públicas, formación académica e incluso contactos en las altas esferas de la política nacional, necesarias para un mejor desempeño en caso de ganar. El otro le apuesta todo a su fama como estrella del futbol en su momento. El primero sabe que está en manos de AMLO, el otro se sabe con valor propio, por lo menos en lo que a simpatías se refiere. Por eso los contrarios están a la expectativa.