Si las tendencias actuales se cumplen, ciertamente que serán figuras mucho más frescas las que se hagan cargo de esa institución y acaso se adoptará la asesoría de algunos personajes del ayer para aprovechar sus experiencias y sus consejos, pero en lo general habrá surgido una nueva estructura con más posibilidades de reconquistar el apoyo popular.
De las tres fórmulas que buscan la presidencia del partido, es la de Julio Espín y Maricela Sánchez la que lleva detrás la presencia de algunos "dinosaurios", ellos mismos fueron parte del desgaste y descrédito partidista, el ixtleco tiene duros antecedentes de cuando fungió como edil de Puente de Ixtla.
Amado Orihuela si bien venía teniendo un cargo en las estructuras del sector campesino a través de la organización cañera, no había incursionado en cargos de elección popular hasta que contendió por la diputación federal en el 2006 y luego por la local en el 2009, es decir a pesar de que su partido era oposición, logró ganar por la vía de la elección abierta.
Su compañera de fórmula Georgina Bandera Flores es un cuadro joven, tiene licencia por un mes en su calidad de oficial mayor del Ayuntamiento capitalino y es un prospecto a futuro.
En lo que respecta a Jaime Sánchez Vélez, francamente va de relleno, no tiene ninguna posibilidad de ganar, pero está acompañado por July Leticia Melgarejo Pinzón, una desconocida en el ambiente político, pero por igual es figura fresca.
Ya los personajes que comandaron el priismo hasta antes del 2000, parecen haber quedado ampliamente rebasados y no vio que tuvieron poca o nula incidencia en la conformación del proceso de elección interna del PRI.
El ex gobernador Antonio Rivapalacio intentó volver a ser el fiel de la balanza pero no prosperó, como insistimos en este espacio, su pupilo Samuel Palma Cesar acabó sumándose a la fórmula de Amado Orihuela.
Jorge Carrillo Olea, otro ex mandatario, ha sido mucho más respetuoso de las decisiones de las nuevas generaciones del instituto y acaso intentó mediar entre los grupos para evitar enfrentamientos, pero en lo general se mantuvo al margen.
Jorge Morales Barud, como ex gobernador priista parece estar más inclinado a participar en lo sucesivo con el Partido Acción Nacional que con el priismo y bajo sus circunstancias no tenía posibilidades de intervenir.
Hay otros no tan viejos que igual se consideran parte de los añejos cuadros tricolores, como Victor Manuel Saucedo Perdomo o Jorge Meade Ocaranza. El primero quiso entrar a la contienda, pero no traía con qué jugar, se sumó también a Amado; el otro ya ni hizo el intento.
Quedan unos más como Rodolfo Becerril Straffon que se hizo a un lado y parece que fue lo mejor, de todos modos no tienen ningún margen de maniobra, a menos que llegara a ganar Espín, algunos de esos "dinosaurios" estarían de regreso pero esto está casi descartado, así que ciertamente el PRI puede surgir con sangre nueva.
Pero en efecto, esta reestructuración pudiera significar el antes y el después del Revolucionario Institucional, finalmente el haber estado una década en la banca sirvió para que buena parte de los priistas que se habían enquistado y eternizado en los espacios de privilegio perdieran hegemonía y de manera natural cedieran el paso a las generaciones futuras.
Claro, dos que tres aún se mueven y siguen buscando una coyuntura a través de la cual meterse, pero lo más aconsejable que aquellos como Saucedo o Meade, es que mejor impulsen a sus descendientes, los orienten respecto a las artes de hacer política y les permitan crecer.
El hijo de Meade es regidor del Ayuntamiento capitalino, el de Saucedo funcionario, con eso están más que bien pagados, les tocó sufrir las consecuencias de la debacle tricolor y hay que aceptarlo.
Pero en medio de la revuelta y el proceso aparecen los intentos de descalificación mutua, Del Valle y Maricela le apuestan a una campaña negra como única esperanza de menguar la fuerza del adversario Amado Orihuela, primero le hicieron un montaje fotográfico (por cierto ya ubicaron el origen, lo diseñaron en Puebla). Hoy financian conferencias de crítica, pero eso poco o nada influirá.