Algunos de los organizadores no han querido incluso profundizar en los motivos específicos de esto, pero queda claro que debió tratarse de algo bastante delicado como para que se cambiara de sede.
Pero tampoco hacen falta muchas explicaciones para advertir que algo andaba mal, porque inusitadamente hicieron presencia en torno al primer cuadro de la ciudad, contingentes policíacos de todas las categorías, incluyendo algunos elementos del Ejército Mexicano, que incluso con armas de alto poder en mano parecían andar buscando a alguien en especial en medio de la concurrencia.
Sí, percibimos molestia de los organizadores y algunos líderes priistas. Uno de ellos simplemente respondió que "a estos grados estamos llegando, ya no podemos ni realizar un acto de partido en la plaza pública porque el Gobierno estatal y federal han perdido el control total del orden público".
Pero a nivel de militancia, las especulaciones llegaron mucho más allá, para buena parte de ellos pudo haberse tratado de algún rumor de violencia propalado desde las mismas esferas gubernamentales, para "sabotear" el evento priista que pronosticaba la asistencia de unos 10 mil simpatizantes.
No queda muy claro, pero en efecto, la milicia parecía desarrollar actos de intimidación más que de vigilancia contra quienes no tuvieron cabida en el Museo de la Ciudad y debieron que permanecer en la Plaza Emiliano Zapata hasta que el nuevo líder Amado Orihuela y Georgina Bandera, presidente y secretaria del CDE respectivamente, regresaran de la toma de protesta para dirigirles un mensaje.
Claro, la presidenta nacional del CEN, Beatriz Paredes Rangel ya no llegó al zócalo, seguramente a consecuencia de lo mismo, porque entre los argumentos dados por ese cambio se insistió en que "era para no poner en riesgo la integridad física de la líder nacional".
¿Qué pasó realmente? A lo mejor en breve lo sabremos, pero las mismas instancias públicas debieron estar conscientes de lo que pasaba como para que les facilitaran de inmediato la tribuna del teatro de la ciudad, no es tan sencillo echar mano tan rápido de un sitio alterno como ocurrió.
Y por ello desplegaron un gran operativo de "seguridad", que no fue bien recibido por los que venían con la intención de saludar a la dirigente nacional que incluso llegó dos horas tarde, porque se citó a las bases a las seis de la tarde, aquello empezó a dar color en torno a las ocho de la noche, dio su mensaje y se fue, mientras buena parte de los contingentes la esperaban en Plaza de Armas.
El asunto es que como no se dio una explicación de ello a los asistentes, muchos se fueron descontentos, porque además habían llegado, procedentes de diversos municipios, desde antes de las cinco de la tarde, debieron esperar hasta las ocho, pero sólo observaron por pantalla algunos sucesos de la protesta. Los que venían de Axochiapan o Temoac regresaron a sus comunidades cerca de la media noche, sí fue un gran sacrificio.
Pero se entiende que fue un suceso imprevisto, producto de las inconveniencias que estamos padeciendo desde hace ya meses, derivadas de grupos delictivos que parecen haberle tomado la medida a las "autoridades" de los tres órdenes de Gobierno.
En tiempos recientes, por mucho menos de lo que enfrentamos, ya algunas figuras públicas no estarían ahí para contarlo, pero son de esas cosas que muchas ocasiones no se entienden, sin embargo tienen mucho que ver con la pasividad de las fuerzas políticas opositoras que mantienen una actitud de bajo activismo.
Pero en medio de todo esto, tras una prolongada espera, por fin el CDE del PRI formaliza sus mandos, deja atrás una etapa negra que perpetraron Guillermo del Valle y Maricela Sánchez y habrá que ver como pintan Amado y Georgina.
La presencia de la hija del edil de Temixco, Nereo Bandera, contribuyó a dar una imagen de frescura y juventud a la fórmula, pero ahora tiene que trabajar horas extras para revivir a un enfermo que estaba a punto de fallecer por falta de atención. Vamos a ver si logran recuperarlo y sanarlo, o se les mantiene débil.