Muy concurrida expresión popular secundada por muchas más en el país y más allá de nuestras fronteras, pero ¿ahora qué? Si existe un poco de sensibilidad de las autoridades estatales y federales, tendremos que observar toma de decisiones a fin de corresponder al enojo social.
Si se le apuesta a que el clima venga a la baja y se sostienen los métodos erróneos de lucha contra el delito, entonces no se puso oídos a quienes en medio del dolor por la pérdida de seres queridos, salieron a las calles a decir su verdad.
Por lo pronto, el rumor de que se va el procurador general de Justicia del estado, Pedro Luis Benítez Vélez, sigue latente, aunque desde su despacho salen mensajes en el sentido de que por el contrario, en una reunión con funcionarios federales del área de justicia, realizada ese mismo seis de los corrientes en el Distrito Federal, se les dijo al gobernador Marco Adame Castillo y el procurador que tenían todo el apoyo de la presidencia de la república para seguir enfrentando las revueltas.
¿Será cierto? Porque en otro encuentro en gobernación federal con diferentes actores, entre ellos el líder nacional del PRI, Humberto Moreira, el dirigente estatal priista Amado Orihuela Trejo, el alcalde capitalino Manuel Martínez Garrigós, así como MAC y el secretario de gobierno Óscar Sergio Hernández Benítez, registrado a la una y media de la tarde del miércoles en cuestión, las cosas fueron totalmente distintas.
Los datos que tenemos indican que ahí se habló de gobernabilidad; se sostuvo que Morelos atraviesa por una de sus etapas de mayor inestabilidad y orden a partir de un mal desempeño de las instituciones y se pidieron las cabezas de dos funcionarios, la del procurador y la del secretario de Seguridad Pública, Gastón Menchaca Arias.
Es decir, hubo regaño y llamada de atención a altos mandos de la administración local, a pesar de que se ha intentado hacer énfasis en el apoyo presidencial para superar las condiciones de adversidad política.
¿Acaso será por estos pedimentos que cobró fuerza el rumor de la renuncia de Pedro Luis? No lo sabemos, pero hay desde el interior del gabinete de Adame Castillo una aceptación clara de que se tiene que sacrificar a alguien para poder bajar el nivel de inconformidad popular antes de que tome mayores dimensiones.
Por todo lo anterior, sí son previsibles cambios en puerta. Generalmente, los gobernadores en turno lo hacen una vez que lo fuerte de la tormenta ha pasado para no dar pié a argumentos de debilidad, pero sentimos que es la mejor salida a un conflicto que puede dar más dolores de cabeza.
Hay algunos proyectos interesantes en materia de justicia y seguridad. El secretario de Gobierno decía que se trabaja ya sobre la gestión de 100 millones de pesos que se orientarían a la formación de una especie de grupo de élite policíaca, con formación de muy alto nivel, que sería el experimento de una policía nueva, con conocimientos para resolver graves delitos por la vía de la investigación, no el garrote y la tortura.
No es mala idea. Es lo que hace falta desde hace muchos años, porque se viene trabajando con instrumentos y acciones rudimentarias que se traducen en la fábrica de "chivos expiatorios". Por eso las cárceles están llenas de inocentes, mientras que los delincuentes andan libres.
El caso es que ¿estaremos a tiempo para comenzar a construir la Policía del futuro? Ya en otros tiempos escuchamos las mismas propuestas y propósitos, pero en la práctica jamás llegamos a nada. Todo eso viene desde Jorge Carrillo Olea.
No obstante, parece que estamos llegando al límite de la tolerancia social. Hay hartazgo e impotencia frente a lo que desde hace mucho está ocurriendo, y crece la percepción de que desde el gobierno, lo único que preocupa es cómo salvaguardar la imagen pública a fin de mantener activos político-electorales importantes. El pueblo que se haga bolas.