Con mucha anticipación, se involucraron. Quienes tuvieron la oportunidad se tomaron la foto en eventos previos, ya fuera con el hoy gobernador electo -aunque el Instituto Estatal Electoral aún no lo oficialice- Eruviel Ávila o con el mandatario saliente -casi candidato a la presidencia de la república- Enrique Peña Nieto.
¿Por qué? Bueno, sólo un milagro podría quitarle la candidatura a la primera magistratura del país al mexiquense y de ser el ungido, con lo que vimos en la elección tampoco nadie duda que hará regresar al tricolor a Los Pinos y a Palacio Nacional. De tal manera que hay que estar bien con él.
Uno de los que mantienen proximidad con los dos, Eruviel y Peña Nieto, es el alcalde capitalino, Manuel Martínez Garrigós, y eso le ayudará mucho en sus aspiraciones hacia el gobierno de Morelos.
Pero tampoco causó extrañeza lo que ocurrió en las urnas de ésta que es la entidad más poblada en la república y, por lo tanto, decisiva en lo que pueda pasar hacia el 2012.
Todas las señales indicaban que el priismo arrasaría, pero ya en los hechos se fue todavía más arriba superando los 60 puntos porcentuales contra poco más del 22 por ciento de Alejandro Encinas del PRD y un ridículo 12 por ciento de Luis Felipe Bravo Mena, el panista.
A este último lo traicionaron todos. Tal vez usted recordará que a su "destape" como candidato no fue el líder nacional del PAN, tardíamente se juntaron figuras centrales del panismo para ir dizque a un "relanzamiento de su campaña", pero de todos modos de nada sirvió. Las tendencias nunca mejoraron.
Luego vino aquel frustrado intento desde las altas esferas del gobierno federal por afectar a Peña Nieto y a Eruviel con la detención del ex alcalde de Tijuana, Jorge Hank Rhon, por su relación con el grupo Atlacomulco del Estado de México, pero se les revirtió y acabaron haciéndole el caldo gordo a los priistas.
Pero al final de la jornada del domingo, tampoco ningún personaje del CDE del PAN se asomó siquiera para dar el pésame a Bravo Mena. Lo dejaron solo y con su familia. Claro, quizás habría sido más desgastante para ellos ir a llorar justo con él, pero de todos modos en esta contienda le tocó ir como huérfano frente a un verdadero monstruo que los arrolló a su paso.
La cosa es que panistas y perredistas llegaron a hacer mucha alharaca con aquello de que en la elección del Edomex. demostrarían de qué estaban hechos y se atrevieron a pronosticar que le darían un duro golpe al mandatario de esa entidad por sus aspiraciones presidenciales. No le hicieron ni cosquillas.
En la casa de los azules seguramente hay pesadumbre, porque además en los otros dos estados en juego tampoco dieron la pelea. Los tricolores se fueron con carro completo.
Las tendencias son muy desafortunadas para ellos. Recuérdese que en la elección para gobernador el año pasado en Guerrero, donde ganó el PRD, los panistas perdieron hasta el registro local. Un 12 por ciento en el Edomex. es francamente irrisorio y esto es simplemente inédito si hablamos del partido en el poder, ¿cómo pueden estar tocando fondo tan anticipadamente?
El colmo de las cosas es que todavía Encinas amenaza con iniciar procesos de invalidación de resultados en algunos lugares donde sostiene que hubo irregularidades.
Eso podría ser si ellos hubieran cumplido la parte que les toca, pero entre el PRD y el PAN no lograron cubrir en promedio a sus representantes en unas cinco mil casillas.
Es decir, no tienen las actas de escrutinio que son los documentos que prueban el número de sufragios a cada fuerza partidista participante. Para acabar pronto, sobre todo el PAN se comportó como una fuerza política de cuarta categoría. Un analista consideraba que hoy día, con lo que se vio en esos cuatro estados donde hubo elecciones, el panismo se ubicó a la altura de un Partido Verde, por ejemplo.
Habrá que ver cuál es el rumbo que toma la carrera por la presidencia de la república. Todavía los azules no definen con quién van a la guerra, pero parece que irán sin fusil y quienes se defenderán todavía más son los amarillos. Eso parece.