Uno de los afectados dijo al reportero que "por lo menos doctores de unas seis ramas de la medicina han optado por cancelar sus contratos con la institución por los permanentes robos y atracos de que somos objeto".
El doctor dijo que los problemas comienzan por la noche; "hay quienes laboran en el turno nocturno y deben salir o entrar a horas poco adecuadas, que es cuando los delincuentes hacen de las suyas".
Este nosocomio es uno de los mejor equipados y por lo tanto con la prestación de una atención médica de mucha calidad, es regional y a partir del primero de agosto debió abrir las puertas a pacientes de estados vecinos como Guerrero, Puebla o el Estado de México.
El problema, explica el informante, es que la salida de personal médico por motivos de inseguridad está ocasionando serias complicaciones y hay quienes demandan que se reactive el Hospital Carlos Calero en Cuernavaca, por estar situado en un área de menor riesgo.
Los fondos económicos de este último hospital fueron transferidos a aquél, también conocido como del "Siglo XXI", de tal forma que prácticamente está siendo desmantelado.
Pero lo que también se dijo es que a partir del mismo primero de agosto ha pasado a depender del que se encuentra en el Estado de México, es decir, que desde allá controlan su funcionamiento y es al que se le rinde cuentas, no en el estado de Morelos. Esto nos parece muy extraño, porque se había presentado como una innovación que beneficiaba a nuestra entidad. Ya no es así. Los mandos están fuera de esta entidad.
Pero a pesar de que algunos funcionarios dicen lo contrario, este fenómeno de la delincuencia está ocasionando muchos conflictos y ha llegado al sector salud. Alguien tiene que hacer mejor su tarea para combatir a los enemigos del orden público.
Y para nuestras desgracias, el ex futbolista profesional Ignacio Flores también es víctima del crimen y cae en espacio morelense. Como que traemos la suerte de espaldas.
Los grupos delictivos se mueven constantemente. Sobre el asunto del hospital del ISSSTE, se destaca que algunas de las bandas que operaban en el municipio de Jiutepec, se trasladaron operativamente hacia Emiliano Zapata.
El asunto es que la zona donde se encuentra este nosocomio, igual que la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata (UTEZ), está casi en despoblado; vienen floreciendo unidades habitacionales, pero los trayectos presentan lugares muy solitarios que se prestan a todo tipo de irregularidades.
Tampoco hay mucha vigilancia a pesar de que un destacamento de la Policía Preventiva Estatal se ubica en el punto denominado "Palo Escrito", pero los elementos están acuartelados y no desempeñan tareas de prevención y vigilancia.
Pero dadas las circunstancias, algo se tendrá que hacer para poder recuperar la confianza de profesionales de la medicina que optaron por dejar de laborar en ese edificio.
Por la descripción de los sucesos, se puede decir que tampoco son bandas del delito organizado; se trata de raterillos de mala muerte que sin embargo generan pánico entre sus víctimas y ello se refleja en acciones desafortunadas que pueden terminar en demérito en la calidad de la atención de salud a derechohabientes del ISSSTE.
En mucho, la competencia en la conservación del orden y el respeto al Estado de derecho corresponde al Ayuntamiento de Zapata, pero por lo visto se encuentra rebasado. El estado deberá intervenir porque los efectos le pegan a niveles estatales y federales.
Lo menos que se tiene que aplicar es algún programa de patrullaje de elementos locales o del estado durante la mayor parte de la noche. La experiencia nos indica que las instancias policiacas sí tienen información precisa de los grupos del delito que se mueven en determinadas regiones.
Llegan a contar con datos casi exactos del modus operandi de los delincuentes y lo único que falta es voluntad de los mandos para poder atacar con éxito esos "focos rojos" pero habrá que ver si no son más fuertes los compromisos y complicidades que la obligación de resguardar los intereses populares.