Precisamente ayer, en un conocido restaurante, se dieron cita algunas células perredistas para anunciar la conformación de la corriente denominada Alternativa Democrática Morelense.
Esta agrupación ha sido concebida con el propósito de alimentar la aspiración del senador tabasqueño Graco Ramírez Garrido Abreu a la primera magistratura estatal, y no podía faltar el dirigente Juan Ángel Flores Bustamante, un fiel promotor de los intereses de aquél a quien le debe el seguir al frente del CDE partidista.
El asunto es que entre los invitados estuvo el legislador local Fidel Demédicis Hidalgo, a quien invitaron a tomar la palabra y la soltó muy directa a los concurrentes y fieles graquistas.
El temixquense aclaró que él también encabeza otra agrupación llamada Convergencia por la Unidad Democrática, pero que ésta es institucional al partido, a diferencia de quienes ahí aplaudían la figura del senador, y respondiendo a la insistencia de que éste sea el ungido para abanderar la causa perredista hacia la gubernatura, les dijo que "en su oportunidad habrá que preguntarle a los morelenses si desean un tabasqueño como aspirante o un nacido en esta tierra".
Desde luego que la defensa no se hizo esperar: Flores Bustamante subió al podio para decirle que “los derechos políticos amparan a todos los mexicanos y que nadie puede ser discriminado por no haber nacido aquí”.
El caso es que no nos equivocamos cuando aseguramos que en el PRD las cosas no andan muy bien en lo que a unidad se refiere. Una parte importante de militantes no ve con buenos ojos que Graco se ostente ya como el único contendiente por la gubernatura, más aún echándole un vistazo a su pasado.
El hombre tiene una larga historia de vivencias poco transparentes y de acciones nada institucionales. De entrada, quien no lo desea ver ni en pintura es su paisano Andrés Manuel López Obrador, porque a pesar de haberlo tenido en nómina en el Distrito Federal cuando fue jefe de gobierno, apenas superadas las elecciones presidenciales del 2006 lo traicionó para hacer trabajo sucio a favor del gobierno federal conjuntamente con los "chuchos", Jesús Ortega y Jesús Zambrano.
Pero ésa es una mínima parte de una serie de antecedentes nada congruentes de un personaje que, en mal momento, se instaló en nuestro estado a partir de aquel movimiento de izquierda encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en el proceso de elección del seis de julio de 1988.
Lo que observamos es que se van a dar muy duro entre propios y extraños, y en lo expresado tiene razón el diputado Demédicis Hidalgo: habrá que ver cuál es la posición de los electores cuando se les pregunte si desean un avecindado como candidato o un morelense por nacimiento.
ESCUELAS EN ABANDONO
En otro orden de ideas, ayer unos muy enojados padres de familia se dieron cita en Palacio de Gobierno para exigir a las autoridades un poco de sensibilidad y atención a sus necesidades, porque la escuela primara Niños Héroes de Acatlipa lleva 25 años funcionando sin el servicio formal de sanitarios.
La matrícula es de cerca de 400 menores que deben hacer sus necesidades en letrinas porque las autoridades "competentes" simplemente los han ignorado.
Algunos funcionarios del Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), como Raúl Flores, debieron pasar un trago amargo porque los acusaron de vividores e incapaces, simuladores que se han dedicado a saquear el presupuesto de educación dejando en el abandono a muchos planteles.
Los quejosos no están lejos de la verdad. Las escuelas sobreviven con base en las aportaciones de los paterfamilias, ya sea con trabajo o con dinero. Lo único que cubre la Secretaría de Educación es la nómina de profesores y acaso el pago de un conserje; todo lo demás es acción de las comunidades, y a esto le seguimos llamando "educación gratuita".
Pero se había insistido en que aquello de las "escuelas gallinero" era cosa del pasado. No es así. Mientras muchos personajes que nada tienen que ver con el sector educativo cobran jugosos salarios en esas estructuras, el abandono se refleja en muchos espacios.