En el caso de Temixco, el edil Nereo Bandera Zavaleta sólo preparó un pequeño encuentro con colaboradores y algunos invitados, porque no era conveniente realizar un acto abierto donde los tianguistas podían armar algún escándalo, porque todavía no se resuelve del todo este conflicto.
Pero en muchos otros municipios el ambiente es igual, Cuautla, por ejemplo, vive momentos difíciles y no es sólo responsabilidad del actual Presidente Municipal, tal vez en algo ha contribuido, pero su antecesor Sergio Valdespín Pérez le dejó una comuna en bancarrota y con deudas impagables, por lo tanto ¿qué puede informar el pobre edil?
El asunto es que el ex alcalde sigue burlándose de la justicia a pesar de estar comprobadas sus anomalías, ello nos deja muy claro que no actuó solo en el saqueo de la Presidencia, tenía cómplice que lo sigue protegiendo para que no lo pongan tras las rejas.
El alcalde capitalino Manuel Martínez Garrigós es uno de los pocos que prepara un evento en grande y a pesar de sus críticos y detractores, sigue entregando obras como el Parque Ecológico Tlaltenango y le falta cortar listón en dos o tres inversiones muy importantes, como el Parque Acapantzingo y todo lo que tiene que ver con la jardinería pública.
Ayer hizo entrega del informe al cabildo, el próximo viernes será el acto público que seguramente dará muestras del esfuerzo que viene desarrollando, con la firme intención de dejar buen sabor de boca para intentar quedarse con la candidatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al Gobierno del estado.
Pero reiteramos, en la mayoría de los casos, los ediles han optado por una rendición de cuentas discreta, ya sea por falta de recursos para el festejo, o por problemas sociopolíticos.
Sin embargo, todavía les espera un fin de año bastante pesado, muchos no cuentan con fondos asegurados para pagar el aguinaldo a sus trabajadores, con mucho trabajo van sorteando el temporal que les heredaron los antecesores.
DIFUNTOS, SÍ QUE SON MUCHOS
Y por otro lado, a propósito de Día de Muertos, este año es seguramente uno de los más dolorosos para miles de familias en el país y en el caso de Morelos tampoco es muy diferente, sólo en este año llevamos algo así como unas 300 ejecuciones.
Y es que son dos fenómenos muy distintos, por un lado la colocación de ofrendas a los seres queridos que por condición natural se nos adelantaron en el camino, ante lo cual existe resignación y aceptación de los familiares y dolientes, pero por el otro, escenarios impregnados de dolor e impotencia por la pérdida de familiares derivada de un entorno cada vez más convulsionado en materia de inseguridad.
Más aún, suele tratarse de seres en plena juventud, con mucho futuro por delante y ante ello no es muy fácil la aceptación y resignación, el dolor es mucho más fuerte y priva una especie de impotencia, porque tampoco hay un esfuerzo de las autoridades competentes por intentar aplicar el estado de derecho y sancionar con todo el rigor de la ley a los responsables.
La Plaza de Armas de Cuernavaca se convirtió en un espacio que reflejó parte del ambiente que aquí describimos y que tiene que ver con todo ese fenómeno de criminalidad al que pareciera, nos estamos acostumbrando, porque perdemos la capacidad de asombro y hasta aceptamos los hechos como parte de la cotidianidad.
Bueno, a las puertas de Palacio sigue montada una ofrenda permanente desde aquel horrendo suceso, en el que ejecutaron a siete personas entre Cuernavaca y Temixco por el mes de abril, entre ellos el hijo del escritor Javier Sicilia.
Por eso decimos que Día de Muertos de este año muestra facetas bastante diferentes a fechas similares anteriores, hay elementos desafortunados que han transformado esa tranquilidad y recogimiento en familia para recordar a los seres queridos, por hechos que dan fe de una alteración en el estado de cosas.