En referencia a la muerte de una anciana, provocada por un rutero hace unos días, el señor acabó justificando el hecho y echándonos la culpa a los transeúntes, porque "somos chaparros", con una estatura de 1.60 o 1.70 metros, cosa que a su juicio nos hace proclives a ser agredidos por el transporte público, porque no nos ven.
Mire que sí es algo muy descabellado, por mucho menos que esto una autoridad seria y responsable, comprometida con la seriedad y el pueblo, ya lo habría puesto de patitas en la calle.
O el funcionario no sabe lo que dice, o está muy metido y comprometido con el sistema de transporte público; nosotros creemos, por diversos antecedentes informativos, que es lo segundo.
Pero hay jefes superiores de él que lo debieron llamar a cuentas para pedirle la renuncia e incluso iniciar una investigación a fin de probar alguna complicidad o componenda con los permisionarios y de ser así, fincarle responsabilidades penales.
Bueno, la unidad de la Ruta 20 que causó la muerte de la mujer no traía placas, el operador adolecía de un gafete de identificación, requisito presuntamente impuesto por la propia DGT hace meses como parte del programa de capacitación y modernización del sistema del servicio público del transporte.
¿Qué está pasando entonces? aquello parece un laberinto de irregularidades que tienen que ser valoradas por las instancias competentes, ojalá que en la auditoría que desarrolla la Contraloría General de Gobierno a esta dependencia desde hace meses, se tome en cuenta el incumplimiento de estas facultades de la DGT para girar las observaciones pertinentes al respecto.
Pero volvemos al tema principal, el del director Alva Meraz. No puede permitirse a nadie, al frente de una institución tan delicada como esa, llegar a expresiones tan ligeras e irresponsables sin que pase nada.
Ahora resulta que por nuestra baja estatura todos somos proclives a ser atropellados y quedar sin vida en algún cruce de calle, sin que los responsables y cafres del volante sean responsables, insistimos, eso es simplemente inadmisible.
Pero hace buen rato que el hombre da muestras de incapacidad para poner en orden a buena parte de ruteros que manejan sin control por todos lados, sin que halla repercusiones.
¿O es que las complicidades llegan a niveles superiores de Gobierno? De ninguna manera queremos pensar que sea así, porque estaríamos en manos de una gavilla de irresponsables, algo así como delincuencia organizada de cuello blanco.
Se tiene que hacer algo en serio, no es el primer desafortunado caso, diariamente observamos falta de precaución y descuido de quienes conducen camiones y colectivos del servicio público de transporte y en pleno centro de la ciudad.
Bueno, al día siguiente de este incidente un autobús de los verdes, frente a Bancomer del centro de Cuernavaca, se pasó el alto ante conductores que venían de la calle del semáforo contrario y sólo un amarrón evitó que se llevara dos o tres autos.
Tenemos que admitir que fue en los tiempos de Jesús Giles Sánchez como Secretario de Gobierno, cuando se intentó hacer algo profundo para mejorar de forma integrar el sistema de servicio público en la materia.
Fue él quien presionó por la renovación de unidades, la mayoría eran chatarra, inició un programa de capacitación y entrega de gafetes y credenciales para ir acreditando a los choferes.
Se le buscó mejorar la imagen y el trato hacia los usuarios, pero parece que toda ese esfuerzo se quedó en el pasado, quienes le sucedieron optaron por las complicidades y los acuerdos seguramente electorales y partidistas, olvidándose del compromiso y responsabilidad que como funcionarios públicos tienen con ese pueblo que es hoy objeto de todo tipo de violaciones y agresiones a sus más elementales derechos.
No obstante, tampoco se había llegado a tanta frivolidad, por lo menos se guardaban las formas, pero con Alva Meraz se acabó todo indicio de pulcritud, aquí sólo hay dos caminos: o el señor está comprometido hasta los huesos con los permisionarios por intereses mezquinos, o es incapaz para estar al frente de esa dependencia, no hay de otras.