Todos sabemos que entre ellos hay muchas diferencias, que a pesar de que el dirigente estatal panista, Germán Castañón Galaviz, presuma de democracia interna y de respeto anticipado a los resultados del próximo 18 de marzo, cuando se ungirá al "bueno", los dados se antojan muy cargados a favor del senador.
No obstante, también es de reconocer que fueron inteligentes para capitalizar todo el desorden que hay en el tricolor, donde nadie entiende por qué el CEN entregó espacios de mucho nivel, como la fórmula a la senaduría, a quienes serán una carga para el aspirante a la gubernatura.
Igualmente llamó la atención que el propio Castañón dijera que de los cerca de 33 mil activos y adherentes que participarían en la elección, se espera sólo la intervención de unos 11 mil.
Esto es muy delicado porque sabemos cómo se puede manipular el padrón y ya se habla de que uno de los "suspirantes" prepara grupos de malosos, "mapaches", para robarse el proceso si no lo gana legalmente, sí que cuenta con un enorme colchón, más de 22 mil credenciales para hacerlo.
Por lo pronto, en comparación con lo que acontece en una de las casas de enfrente, el panismo se encamina en apariencia a una elección de candidato con menos problemas internos.
Alejandro Villarreal y Demetrio Román tendrán que estar muy al cuidado de lo que venga ocurriendo, porque están en una contienda desigual, comenzando por el lado del financiamiento; mientras que el senador sigue cobrando sus emolumentos, producto del erario público, es decir, dinero de los contribuyentes en el Senado de la República, los otros dos tienen que echar mano de sus propios recursos para el financiamiento. A eso, de entrada, se le llama inequidad.
EN EL PRI NO ENCUENTRAN LA PAZ
Y como decíamos, en contra parte, los priistas parecen no encontrar la paz, una salida a las diferencias en que los metió el propio CEN de su partido. Ahora se habla de golpes entre militantes de ese instituto, aunque se sostiene que fue una especie de autodesalojo.
El caso es que la dirigencia nacional no encuentra una salida adecuada a lo que generó y ayer habría citado a los ex dirigentes estatales, Guillermo del Valle y Maricela Sánchez, para invitarlos a guardar las formas, con la advertencia incluso de que si no se disciplinan, los estarían "bajando del caballo".
Hay una parcela muy importante que casi define el rumbo por el triunfo de la gubernatura en Morelos, la capital Cuernavaca. Si el tricolor no se pone las pilas y designa a alguien que realmente garantice votos, se estará poniendo casi contra la pared.
Amado Orihuela es el menos responsable del desajuste en el proceso de elección de candidatos. Más aún, Manuel Martínez Garrigós no lo cuestiona a él; critica el método seguido por la dirigencia nacional y está sumando sectores, organizaciones y grupos, incluso atrayendo ya las estructuras que otros aspirantes traían trabajando en la precampaña. No obstante, deben buscar la forma de cicatrizar estas profundas heridas que le hicieron a MMG, para mantener las tendencias electorales que hasta antes de todo esto los beneficiaba ampliamente.
Otra figura que debió ser tomada en cuenta en las primeras posiciones electorales es la diputada federal de la zona sur, Rosalina Mazari Espín. Ella tenía activos como para éstas en la fórmula al Senado. Claro, igual y la hacen candidata a la presidencia de Puente de Ixtla, su tierra natal, que consideramos que ganaría de calle. Pero también la maltrataron.
No obstante, estamos aún lejos de conformar todos los cuadros de competencia en el partido. De aquí a marzo pueden ocurrir muchas cosas. Y si en este momento es el PRI el que parece estar en el banquillo de los acusados, igual y todo queda atrás cuando el PAN y el PRD definan a sus candidatos a gobernador.
Ello será casi definitorio. Si el error de azules y amarillos --como se aprecia-- persiste, tampoco van a poder presumir de unidad. Buena parte de los activos militantes buscará refugio en otras trincheras, incluso en el PRI. Sólo habrá que imaginar que si en el PAN sale Adrián y en el PRD Graco, las cosas se pondrán feas.