Pero hay algunos más que no tienen ideología ni militancia partidista, son prácticamente trapecistas que buscan refugio donde más les conviene y el único interés que tienen es el suyo; aquí podríamos inscribir al empresario automotriz Raúl Iragorri Montoya.
El señor viene de las filas del Partido Revolucionario Institucional, llegó a ser legislador en momentos hegemónicos del tricolor, pero cuando a ese instituto político le fue mal, pidió asilo en otras trincheras y pasó por el Partido Verde Ecologista de México que lo hizo legislador local. Pero esperó el momento oportuno para declararse independiente, porque económicamente así le convenía.
Y cuando las circunstancias parecían venirle bien a la izquierda, se declaró perredista y hasta hace muy poco se ostentaba como uno de los políticos más cercanos al tabasqueño y precandidato presidencial del perredismo, Andrés Manuel López Obrador.
El hombre no es de chamba callejera, está acostumbrado a mandar. Difícilmente puede lograr liderazgo al interior de la población, porque considera a los ciudadanos como de nivel inferior.
Por todo eso nadie podía considerar de manera seria que el señor lograra colarse a la candidatura por el gobierno de Morelos luego de la encuesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Es cierto que el otro tabasqueño, Graco Ramírez Garrido, tampoco es bien visto; la mayoría de los perredistas de origen no lo quiere. Sin embargo, con adversarios de la estatura de Iragorri Montoya estaba visto que ganaría sin mayores contratiempos. El que le hizo sombra fue el diputado local Rabindranath Salazar Solorio.
Y mire, resulta que acabó ofreciendo su "capital político" al priismo. Nosotros preguntaríamos cuál. Lo que quiere es combinar el poder político con el económico. Sin embargo, para ello hay que traer un poco de gracia en la sangre y a don Raúl la humildad no se le da ni de fingido, y para acabarla de amolar también tocó las puertas del Partido Acción Nacional (PAN).
DINERO PÚBLICO EN ELECCIONES
En otro orden de ideas, estos tiempos son muy propicios para que desde las instituciones públicas se aprovechen de los recursos del erario público para inducir voluntades y comprar consciencias a favor de tal o cual aspirante a cargos de elección popular.
Desde gobierno se insiste en que hay un cuidado permanente por evitar dichas prácticas. Sin embargo no faltan aquellos que ofreciendo el dinero que no es suyo desde cargos de primer nivel han empezado a ensuciar la elección.
Seguramente en el gobierno lo desconocen, pero el secretario de Gestión e Innovación, Rey David Olguín Rosas, y algunos otros secretarios de despacho han orientado millones de pesos, a través de diversos programas sociales, para inclinar la balanza a favor del senador Adrián Rivera Pérez.
Lo malo es que ya algunos de los beneficiados han comenzado a soltar datos y admitir que "desde la dirigencia estatal del PAN nos han dado línea. Dicen que Rivera Pérez es el único candidato y además a través de dependencias estatales y federales nos vienen beneficiando con apoyos".
Bueno, esto nos lleva a considerar que no andábamos mal cuando decíamos que Rey David es el encargado de generar una bolsa económica a favor del senador y que viene pasando la charola a todo aquel que se deje para financiar la precampaña.
Tenía la promesa de que sería legislador federal. Creemos que se le fue de las manos porque ya todos esos espacios, incluyendo el de representación proporcional, están asignados. Así que se quedó "chiflando en la loma". Sin embargo, aquí lo malo es que se distraigan recursos públicos para cuestiones electorales, cosa que es hoy un delito grave.
Es muy posible que se empiecen a presentar ya algunas denuncias documentadas sobre el caso contra este funcionario y otros que resulten ante las instancias competentes. Lo interesante será ver qué posición asumen dependencias como la Contraloría que debe cuidar el recurso público.