Lo que observamos a nivel nacional, con los aspirantes a la Presidencia de la República es triste, encuentros o más bien desencuentros entre dirigencias de partidos que en algunos casos llegan a las agresiones físicas.
No debe ser este el camino para intentar acceder a la primera magistratura del país, partidos y abanderados deberían fundamentar sus estrategias en propuestas que deriven en posibilidades reales de acabar con tanta injusticia e inseguridad, lo demás es perder el tiempo.
Pero en ello vemos el bajo nivel y calidad moral de quienes dicen tener el remedio a nuestros males, priistas y panistas son hasta ahora quienes andan enfrascados en una lucha sin cuartel por llegar a Los Pinos.
Hasta eso, debemos reconocer que muy a distancia, de acuerdo a las encuestas, el candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador parece un simple espectador de todo lo que ocurre.
Tampoco parece contar con la infraestructura económica ni equipo de campaña suficiente como para pelear al tú por tú con los adversarios, a diferencia de hace seis años se encuentra en un lejano tercer lugar de las preferencias y eso mantiene sin cuidado a los otros.
Y a pesar de que el Partido Acción Nacional (PAN) también anda tocando fondo, cuentan con una serie de ventajas colaterales que los hace peligrosos, de la manera que sea, siguen ostentando el poder a nivel federal, lo que seguramente se traduce en beneficios económicos y poder de inducción de voluntades.
Seguramente les da escalofrío pensar que a partir de este fin de año se pudieran quedar sin el control del poder presidencial y eso los llevará a realizar cualquier cosa, por descabellada que sea, para por lo menos intentar mantenerse.
No obstante, parecen ser ellos los que empujan a la confrontación de mexicanos y abonan en el encono y la diatriba. Esto es parte de lo que hoy vivimos, también en el 2006 las cosas tomaron ese rumbo y el país sigue inmerso en una especie de batalla campal entre grupos y sectores.
Lo más sensato sería buscar el apoyo popular, pero en base a ofrecimientos electorales congruentes y proyectos que efectivamente puedan transformarse en instrumentos para sacar del abandono y la marginación a millones de mexicanos.
Particularmente habría que encontrarle una salida al asunto de la inseguridad. Esta mortandad no puede convertirse en cotidianidad, nos están familiarizando con los hechos de sangre, lo que puede ser muy peligroso para las futuras generaciones.
El precio de la vida se antoja hoy devaluado, cualquiera puede ser acribillado a las afueras de su casa o en su mismo domicilio y a nadie, refiriéndonos a la autoridad, parece importarle un comino. ¿Cómo podemos seguir viviendo así?
Si los políticos no entran en congruencia, deberemos ser los ciudadanos quienes lo hagamos, precisamente rechazando este clima de enfrentamiento partidista que lo único que siembra son rivalidades incluso entre familias.
Al final de todo es el pueblo quien paga las consecuencias de todo esto, ellos están tan alejados de la realidad, que si la situación empeora, simplemente tomarán sus maletas y amanecerán en cualquier otro país, esperando momentos mejores para regresar por lo que se les olvidó o no pudieron llevarse.
PLEITO PANISTA EN TEMIXCO
En otro orden de ideas, los panistas en Temixco siguen enfrentados, producto del proceso interno en la elección de candidato a la Presidencia Municipal, hay quienes no aceptan los resultados y hasta han llegado a las impugnaciones.
En la elección, hubo cuatro participantes, Swat Barrios obtuvo 30 votos, Armando Jarillo seis, Leticia Delgado 86 y el ganador fue Adrián Inda Valencia con 123 votos. No obstante, primero ha iniciado una impugnación ante los órganos del Partido Acción Nacional (PAN) competentes en la materia argumentando irregularidades.
El caso toma cierta notoriedad, porque Barrios está vinculado a importantes panistas que, aseguran algunos de sus cercanos, son ajenos a lo que ocurre en ese municipio.
Los panistas están inquietos porque necesitan hacer un enorme esfuerzo si quieren sacar un resultado favorable en esta alcaldía, la perdieron a manos del Partido de la Revolución Democrática (PRD), después de haber desplazado al tricolor en el 2000, hoy necesitan volver a quitársela a los priistas, pero con este tipo de conflictos internos no pueden alzar el vuelo.
Inda Valencia es un joven que logró meterse a la competencia, nadie esperaba gran cosa de él, todos suponían que corrientes históricamente fuertes, como la de Leticia Delgado, fueran las que se llevaran la candidatura, no fue así, pero no logran superar controversias.