Creen que basta con llegar al primero de julio, pasar medianamente la prueba de las urnas y prepararse a gozar por otros tres años de buenos salarios, muchas prestaciones y poco trabajo.
Lo que dice el Pingo –el perro que en el casa de ustedes se siente el amo y que tan aficionado es a estudiara a los políticos- cada vez cobra más sentido: esos seres maléficos y depredadores se están acabando el país.
Y si los dejamos actuar como hasta ahora, esa terrible premisa se cumplirá.
Aparte, las elecciones cada vez son más costosas, mientras los sectores productivos se quedan sin recursos de apoyo, que para colmo de por sí reciben a cuentagotas.
El mundo al revés.
Las cosas, repito, deben cambiar, y a la buena,