Pero ahora, de pronto nos salen con que el procurador General de Justicia, Pedro Luis Benítez Vélez deja el cargo por jubilación y que habrá un emergente en esa dependencia, ¿Es esta decisión congruente?, consideramos que no y menos a estas alturas del sexenio. Claro, si el señor decidió dejar el cargo está en su derecho, nadie lo puede obligar a permanecer ahí hasta el final, no obstante, con las deficiencias que pudo tener como tal, de todos modos ya por el tiempo que llevaba es claro que disponía de mayores elementos para el desempeño de sus funciones.
El procedimiento de sustitución ya lo conocemos, el gobernador Marco Adame Castillo enviará una terna de nombres al Congreso local para que de ellos, los legisladores nombren al nuevo procurador, pero éste requerirá más de los cinco meses que le quedan al gobierno para intentar sentarse bien en la silla.
Se ha dicho que fue el funcionario quien pidió ser relevado, sin embargo, toda la información que teníamos sobre el caso, va en el sentido de que aguantaría hasta el final para poder hacer valer su jubilación, que ya se había aprobado en el recinto legislativo.
Hará cuestión de dos semanas que platicábamos con uno de sus muy cercanos colaboradores y él nos decía que todo estaba perfectamente planeado, un mes antes del fin de este gobierno, es decir en los primeros días de septiembre, se haría publicar el decreto de jubilación de Pedro Luis, a fin de que concluyera sus tareas paralelamente con el gobernador.
El hecho de que de pronto se diera a conocer lo contrario, generó muchas especulaciones, hasta se ha llegado a mencionar que todo se aceleró luego de que elementos de la Policía Ministerial habrían detenido a familiares de un alto funcionario de gobierno, de mucha influencia y poder, desde luego, lo que le costó la cabeza.
Claro, eso habrá que irlo investigando progresivamente, pero el asunto es que sí se nos antoja una decisión poco inteligente por varias razones, una de ellas, que ni con la maduración en el cargo por varios años, la procuraduría logró controlar la situación, como tampoco lo ha hecho al Secretaría de Seguridad Pública en sus respectivas competencias, menos lo hará un procurador que llega de última hora y que requerirá de tiempo para saber lo que pasa al interior y exterior de esa dependencia.
Habrá que ver a quienes se apunta en la famosa terna, pero a decir verdad, lo mejor sería que se ratificara en esa posición a quien quedó de encargado de despacho, el subprocurador Mario Vázquez Rojas, porque por lo menos él ya tiene cierta idea de la problemática, porque está adentro.
Sin embargo, las normas especifican claramente que el proceso contempla la terna del Poder Ejecutivo al Legislativo, a fin de que los diputados sometan a votación a los aspirantes y lo malo también es que el propio congreso está ya compuesto por una mayoría de suplentes que igual, no tienen mucha idea de los perfiles que debe reunir un procurador.
Y mire que este es precisamente el espacio de la administración pública más sensible, y delicado durante ya cerca de dos décadas, porque si en algo han fallado los últimos gobiernos, es en la impartición de justicia, prevención y sanción de los delitos.
Es de considerar incluso, que en buena parte, la falta de un proyecto estatal y federal en la materia, costará al régimen en turno la pérdida del poder presidencial y en el caso de Morelos, el estatal, de ese tamaño es el tema que nos ocupa, por eso insistimos en que un cambio de mandos a estas alturas no era lo más sensato.
Lo menos que podemos pronosticar, es que si la situación hoy en seguridad y justicia está para llorar, pues habrá que imaginar cómo se va a poner en los cinco meses que faltan para un nuevo gobierno.
Hace mucho que se trabaja en una coordinación y suma de esfuerzos entre los tres niveles de gobierno, incluyendo al Ejército Mexicano para contrarrestar los embates de los enemigos del orden público, y no hay mejoras, por el contrario, parece repuntar el índice de criminalidad con las ejecuciones.
Pero el cambio de procurador es una decisión tomada, hay que ver quien se arriesga a aceptar un nombramiento que tiene los tiempos muy claros, termina el último día de septiembre, porque el nuevo gobernador querrá poner a su gente en todas las secretarías, incluyendo a la procuraduría.
¿Y el desempeño del ya ex procurador?, pues por lo menos se aventó algunos casos interesantes, en gobierno se sigue insistiendo que se resolvió el caso de los siete ejecutados ocurrido hace más de un año, entre los cuales se encontraba el hijo del poeta Javier Sicilia. No enfrentó grandes escándalos ni muchas presiones, que sí diversas críticas, pero hay que reconocer que el cargo por sí mismo y más en estos tiempos es de mucho riesgo, un campo minado.
Igual y calculó bien los tiempos, y no quiso arriesgarse más, finalmente ya tenía la jubilación en la mano que le garantiza un ingreso de por vida, para qué exponerse a situaciones complicadas, pero de todos modos, no se nos antoja correcta la decisión.