Cierto o no, los “servidores públicos” actuales afirman que se ha tenido que solicitar la renuncia de muchos, por ser cuadros del Partido Acción Nacional, colocados en puestos de confianza. Es creíble en parte, sabemos que en ciertas áreas había familias completas en posiciones clave, sin embargo, al amparo de eso, se viene cortando la cabeza a muchos más que parece, no la deben, pero esto es así, los que llegan siempre se consideran dueños de la administración pública y el respeto a los derechos laborales o incluso a la necesidad de un ingreso familiar de los empleados en lo que menos les interesa, vienen por lo suyo.
No obstante, todavía nos queda lo más delicado en esto del despido y el desempleo de burócratas: la sucesión en las 33 presidencias municipales.
Aquí volveremos a ver un canibalismo entre grupos, los que se van y los que arriban, porque en la mayoría de los ayuntamientos el edil entrante vendrá de un partido distinto al que pertenece el que sale y se recurre a una especie de ajuste de cuentas.
Desafortunadamente las consecuencias de este mal proceder han sido lamentables, en buena parte de las alcaldías, una virtual quiebra económica, porque la pérdida de laudos en los tribunales laborales acumulan una carga de deuda que en no pocos casos es impagable y ¿sabe qué?, que somos los ciudadanos los paganos de todo eso. Al final, se le tiene que pagar a los despedidos con base en el erario público, por eso no hay obra, la prestación de servicios es pésima y en general, se sigue acumulando el rezago debido a que no hay dinero para enfrentar las necesidades populares.
Quienes están a punto de terminar su periodo al frente de las alcaldías saben lo que la falta de cuidado en materia laboral representa. Hace tres años debieron hacerle frente a compromisos ajenos, pagar deudas de sus antecesores y en otros casos, continuar enfrentando juicios laborales en el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje (TECA) por procesos no concluidos.
Cabe aceptar que esta generación de alcaldes que se va, no abonó mucho en ese problema, fueron más cuidadosos, aunque debieron pagar facturas del pasado, sin embargo, ya veremos entrando enero. Las cosas se pondrán difíciles, porque los que vienen quieren la casa vacía, para ubicar a los suyos.
Con esta permanente alternancia, trabajar en estructuras oficiales es un riesgo latente de desempleo, cada tres años, en el caso del Poder Legislativo, las presidencias municipales, o seis años, en lo que corresponde al Gobierno del estado, muchos tienen que salir por la buena o por la mala.
El mayor conflicto deriva en que no se les liquida conforme a derecho y eso obliga a recurrir a los tribunales laborales para hacer valer la Ley Federal del Trabajo. Hay alcaldías como Huitzilac, que aún no cubre laudos pendientes desde hace unos seis años y los montos a pagar superan los 30 millones de pesos y no hay de donde echar mano para tal efecto.
La Secretaría del Trabajo debió emplearse a fondo para ayudar a muchos alcaldes a sortear la situación tras el cúmulo de demandas laborales en este trienio. Les ofreció asesoría legal y los orientó a fin de que buscaran arreglo extra judicial para evitarse mayores problemas, y por esta vía se lograron desarticular cientos de conflictos, pero eso lo hicieron sólo los presidentes municipales más maduros y conscientes.
No es por espantar a muchos, pero tenemos conocimiento de que a nivel de administración estatal, viene una oleada de despidos con el fin de año, es decir, que ya no serán parte de las nóminas oficiales a partir de enero, porque incluso se llegó a decir que hubo un acuerdo entre el ex gobernador Marco Antonio Adame Castillo y el actual, Graco Ramírez Garrido, en el sentido de que permitiera a aquellos empleados en puestos no clave para la nueva administración terminar el año completo para que reciban el 100 por ciento de sus prestaciones y luego de eso, sustituirlos.
Por ahí van las cosas, con el arranque del 2013 cientos de burócratas van a ser relevados, porque además, algunos de los que llegaron todavía no conocen a plenitud sus responsabilidades y se les está dando un margen para el aprendizaje, alguien les tiene que enseñar, una vez que lo hagan, los demás salen sobrando.
Pero esto tampoco es nuevo: cuando llegó el PAN en el 2000, casi todo el personal de confianza se fue a la calle, solo sobrevivieron los sindicalizados, porque ellos no pueden ser despedidos, a menos que cometan alguna falta mayor. Los panistas, igual que hoy los perredistas, traen sus respectivos equipos y son cientos, quizás miles, pués desarrollar una campaña política a nivel de gubernatura demanda de muchos apoyos y buena parte de los que participaron en el triunfo de Graco, quieren su recompensa y se las tienen que dar.
Finalmente ya los panistas disfrutaron de 12 años de beneficios, y mire que a algunos les cambió la vida y el destino, particularmente aquellos identificados con la “sagrada familia”. Si no lograron prolongar el mandato es porque incumplieron con las expectativas generadas a su llegada, ahora habrá que ver cómo les va a los perredistas, quien es no han empezado con el pie derecho, ya llevan algunos tropiezos y apenas superamos el mes y medio de gestión.