Hoy somos testigos de las injusticias que en la mayoría de las presidencias municipales han perpetrado contra sus propios trabajadores, en algunos casos, ya estamos por entrar en el 2014 y todavía no les pagan su quincena pasada, amén del aguinaldo, que debió entregarse el 15 de diciembre, porque ellos se rigen por la Ley del Servicio Civil, ya que la Ley Federal del Trabajo fija el 20 de diciembre como fecha fatal, pero no es el caso.
Es decir, que a partir de esos días, con todo derecho, los afectados podían haber iniciado ya denuncias laborales en las instancias competentes para demandar el cabal cumpliendo a sus derechos, no lo han hecho y en algunos casos no es por falta de ganas, sino por amenazas de parte de los patrones en el sentido de que quien lo haga, será despedido en el acto.
Esto, se nos reporta, viene ocurriendo en Temixco, donde se les advirtió que "hay muchas personas haciendo fila para pedir trabajo, si ustedes no lo cuidan, entonces los vamos a sustituir por ellos”, posición que también merece denuncia, pero que el miedo a quedarse sin chamba ha obligado a los empleados a bajar la cabeza.
Por cierto, también ahí se les obligó a los trabajadores del DIF a vender 10 boletos de 200 pesos cada uno para la rifa de un auto, ya se les dijo que quien no los venda, lo va a tener que pagar, es decir, dos mil pesos, cuando la mayoría de quienes ahí laboran apenas cobran esa cantidad a la quincena, esto es muy injusto, pero es parte de la “delincuencia de cuello blanco” que opera en los ayuntamientos.
Pero todo esto tiene su origen, una ambición desmedida de quienes conforman las estructuras municipales, cabildos comprados por los alcaldes, con sueldos inmerecidos, una alta ignorancia en el manejo de la administración pública que contrasta con sus ambiciones económicas.
Hay un análisis que revela el mínimo desempeño de las alcaldías en el cumplimiento de sus obligaciones, los principales ingresos propios provienen del cobro de impuestos como el predial y el agua de consumo humano, pero la recaudación es muy pobre, porque ni siquiera disponen de programas actualizados y modernos para tal efecto, en la mayoría de los casos, siguen con prácticas ancestrales y obsoletas que hoy han dejado de ser funcionales.
Simplemente no hay dinero, porque en la mayor parte de las comunas no hay obra, eso desestimula al ciudadano, porque no ve reflejados sus impuestos en acciones que lo beneficien, además, la calidad de los servicios que le presta la autoridad son de pésima calidad y en algunos casos, hasta debe pagar por los mismos a particulares que son los que tienen la concesión para la recolección de basura, por ejemplo.
Desde luego que falta seriedad y compromiso de los ediles, no de todos, pero sí de la mayoría, que derrochan y destinan buena parte del presupuesto para las necesidades personales propias y de sus más cercanos colaboradores, con quienes integran una especie de “mafia” que se autoprotege y encubre para hacer de las suyas.
Y mire que a nivel estado las cosas son distintas, un estudio nacional en la materia revela que Morelos se sitúa entre las entidades federativas como uno de los que hicieron menor gasto administrativo per cápita, mil 139.1 pesos por habitantes, solo arriba de Hidalgo con 772 pesos, pero muy lejos de un Distrito Federal, por ejemplo, con más de siete mil pesos.
Pero a nivel de las alcaldías, las cosas son diametralmente opuestas, el gasto administrativo y corriente se ha venido disparando enormemente en los años recientes, mientras la recaudación es ínfima y lógicamente insuficiente para los apetitos de quienes encabezan esos gobiernos.
Claro, en todo esto igualmente vemos un discurso decorativo de la Secretaría del Trabajo en el estado, el titular, José de Jesús Pérez, parece complaciente ante las injusticias que se cometen contra los trabajadores municipales y en lugar de buscar alguna fórmula para orientarlos a fin de que se les respeten sus derechos, habla de convenios de pago a mediano y largo plazo, ¿es esto legal?, sólo si los afectados los aceptan, pero ya le dijimos que a la mayoría la vienen amenazando, lo que constituye otra agravante.
Mientras no se actúa con madurez y compromiso con los ciudadanos, la cadena de injusticias nunca terminará, se necesita empezar a aplicarles mano dura a los alcaldes, abrirles procesos de responsabilidades por incumplimiento a la Ley del Servicio Civil en lo referente al no pago de prestaciones y salarios, pero mientras cuenten con cómplices en el propio Gobierno estatal, no tienen de qué preocuparse y seguirán haciendo de las suyas.
Por eso también se antoja una medida congruente que el Congreso local rechazara solicitudes de endeudamiento municipal sin sustento, nadie garantiza que así como han hecho mal uso del dinero que vienen administrando, no lo hagan con el recurso fresco, pero con la agravante que ahí le heredarán a quien los sustituya, sólo deudas y lamentos.
Y la mayoría, podrán no haber tenido para pagarle a quienes sí trabajan, pero se fueron a descansar y muchos de esos alcaldes andan gastándose lo que en justicia debería ser para cosas de mayor provecho, obras, por ejemplo, que están ausentes en casi todo el territorio morelense.
Pero dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, con su voto ha llevado a políticos aventureros y oportunistas a manejar los ayuntamientos con un alto nivel de ignorancia, solo eso explica el grado de descomposición y casi de quiebra en que se encuentran hoy buena parte de las presidencias municipales.
Radiografia del Poder
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Pobreza municipal Ambición e ignorancia
El derroche y desorden administrativo municipal no es un asunto privativo de Morelos, en buena medida, las alcaldías en México pasan por situaciones difíciles; sin embargo, aquí la crisis parece interminable y sin posibilidades de mejora al corto plazo.
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