Agrupaciones de defensa de los derechos humanos, familiares (desde luego), autoridades estatales y federales, han venido insistiendo en que se violan acuerdos internacionales como la Convención de Viena. La Corte Internacional de Justicia también ha dejado en claro que se le tienen que respetar derechos al presunto inculpado, pero hay oídos sordos de parte del gobierno de aquel estado.
Bueno, son miles las cartas que están siendo enviadas pidiendo la reconsideración que consistiría en darle la oportunidad de presentar pruebas de defensa y todavía, mientras no se lleve a cabo el desafortunado suceso, hay una pequeña luz en el camino.
Insistimos, no se trata de una exigencia en busca de impunidad, finalmente si con todo el esfuerzo legal se confirma que fue responsable de lo que se le señala, que se le castigue, pero es lamentable que el racismo y el desprecio hacia los latinos se imponga como un factor decisivo en la condena que se le ha aplicado a Tamayo Arias.
Y esas son las historias de todos los días para quienes se aventuran en busca de mejores oportunidades de empleo, a fin de abandonar los graves índices de pobreza en que viven la mayoría de quienes optan por el sueño americano. Quizás lo que está pasando con Édgar sea el extremo de los riesgos a que se enfrentan miles de connacionales, pero hay muchas otras maneras de trato despectivo que, de manera rutinaria, tienen que aguantar la mayoría de los mexicanos en aquella nación.
Los emigrantes son sometidos a duras tareas laborales, tienen que rendir por tres o cuatro ciudadanos norteamericanos para poder justificar su empleo; cuando ya no rinden lo esperado, son remplazados por otros que tengan mayores capacidades, sobre todo físicas y aún con todo ese esfuerzo el pago es inferior al de cualquier residente por el simple hecho de no haber nacido en aquellas tierras.
La mano de obra de los indocumentados y de aquellos que lograron ya la legalización documental, genera millones de dólares al vecino país, aspecto que es minimizado y menospreciado. Particularmente las labores de campo, lo más pesado en la industria alimenticia, es cosa de mexicanos o latinos en general porque los lugareños consideran que son acciones degradantes, pero aún con todo eso, nuestra gente recibe como respuesta toda la crueldad y el desprecio posible, y lo de Édgar Tamayo Arias es sólo uno de muchos casos de injusticia que acontecen todos los días.
Sector campesino, ¿cómo revertir la pobreza?
En otro orden de ideas, precisamente la insuficiencia en apoyos para el sector campesino en nuestro país y estado, es una de las causas por las que muchos paisanos se ven obligados a abandonar sus tierras y buscar mejores niveles de vida laborando en granjas al otro lado de la frontera.
Este es un problema histórico, desde que tenemos uso de razón, venimos escuchando compromisos oficiales de ayuda a fin de lograr condiciones diferentes que lleven a una mejora en el ingreso de aquellas familias dedicadas al trabajo en el área rural. Sí se han hecho esfuerzos, hay algunos desarrollos y ampliaciones en lo referente a sistemas de riego y mejora tecnológica o de equipo, pero tampoco es suficiente, continúan los altos índices de marginación en esas áreas que empujan a la nueva generación a buscar opciones diferentes que no siempre dan resultados.
El mayor problema es que sigue siendo una aventura dedicarse a las tareas productivas primarias, particularmente los bajos precios de los productos acaban siendo insuficientes para lograr alguna ganancia que justifique largas jornadas de trabajo. Ello se ve agravado por la presencia de intermediarios que son los que se llevan los mayores beneficios sin muchas complicaciones.
Ante ello, sigue siendo una necesidad llevar más dinero al campo, tecnificar algunos rubros y elevar la productividad para poder arraigar a esas familias a fin de que desistan de seguir abandonando las parcelas para ir a trabajarle a los del país vecino, que además, los reciben con desprecio.
El gobernador Graco Ramírez Garrido dijo ayer que la inversión en el sector se triplicó entre el 2012 y el 2013; en el primero, se destinaron 900 millones de pesos; en el segundo, se alcanzaron los dos mil 828 millones y se acaban de abrir ventanillas para comprometer 120 millones a fin de que el campesino disponga de recursos tempranamente para comenzar las labores del ciclo en puerta.
Hay un proceso de reconversión en el sector cañero, la intención del gobierno es llevar a la industrialización de los derivados de la caña de azúcar, incluso, producir energía eléctrica; es decir, aprovechar todo para poder incrementar los beneficios de una forma integral, algo que igual y redunda en más ganancias.
Sí hay aún muchas cosas por mejorar, el abandono en el que han permanecido por años, ha llevado a las familias campesinas a vender o prácticamente rematar al mejor postor ese patrimonio heredado por sus antepasados, transformando otrora tierras fértiles en unidades habitacionales generalmente para ofertar a avecindados en la entidad.
Al paso de los años, esos ejidatarios se han convertido en los jardineros de los dueños de las residencias, cuidadores o veladores de lo que alguna vez les perteneció, porque nunca vieron las ventajas de contar con una parcela; el esfuerzo de esta administración pretende cambiar el escenario, sin embargo, se requerirá de un proyecto constante y ambicioso para revertir la tendencia, y a buena parte de la superficie que caracterizó a Morelos por productos de calidad como el arroz, el melón y las hortalizas, acabaron en lujosas construcciones para gente de fin de semana.