El tricolor llegaba con una mayoría representativa de diputados tras las elecciones del 2009, pero lo hacía como siempre, dividido en dos grandes corrientes; una comandada por Guillermo del Valle y Maricela Sánchez Cortés, que tenían al CDE en sus manos desde hace años y la otra, una emergente con el ahora ex candidato a la gubernatura en la justa anterior, Amado Orihuela Trejo.
En esas condiciones, lejos de aprovechar las ventajas numéricas en el trabajo legislativo, los priistas entraron en una confrontación terrible; el grupo de Del Valle buscó posicionarse en los mejores espacios, personalmente logró el número de votos suficientes para crear una área exclusiva para sí, la Secretaría General Legislativa, que le daba poderes incluso por encima de los representantes populares.
Entre las huestes de éste, se contaba a Armando Ramírez Saldívar, que ha buscado siempre estar colgado del presupuesto, no importa en dónde. Pero esa batalla campal que escenificaron los tricolores no duró mucho, escasas tres semanas duró al frente de dicha posición Del Valle, su contra parte logró dar marcha atrás en las decisiones inicialmente tomadas y lo desbancaron, entre los que debieron hacer maletas, estuvo Ramírez Saldívar.
Vale recordar que todo el trienio se la pasaron dándose con todo esos dos grupos; sin embargo, ya aquellos no pudieron reinstalarse y sólo utilizaban algunos de sus alfiles al interior de la fracción parlamentaria para seguir generando daño, que derivó en un pobre resultado legislativo, es decir, el paso, por esta ocasión de Armando, Del Valle y otros generaron un enorme daño, ningún beneficio; es decir, aquel si tuviera algo de pudor, lo menos que podía hacer era reclamar derechos laborales porque no hubo trabajo, sólo grilla.
El asunto es que recurrió a una demanda laboral para exigir la liquidación de sus tres semanas, pasaron algunos años y de pronto los tribunales laborales emiten un laudo a su favor que evidentemente no corresponde al esfuerzo desarrollado por él. Aquí lo que algunos funcionarios de la Secretaría del Trabajo del Gobierno estatal señalan, es que alguien desde el legislativo no hizo su trabajo, el Congreso cuenta con un área jurídica y hay abogados que tienen la obligación de combatir en los tribunales laborales cualquier demanda y, en todo caso, no lo hicieron.
Se le preguntó al funcionario si habría sido por descuido, y como buen abogado, respondió que “en casos como este no se dan ese tipo de sucesos, hay que ver quiénes eran los abogados porque se permitió prácticamente que el asunto se fuera en rebeldía, no se presentaron a las audiencias”.
Hurgando un poco, se ubicó a Bernardo Sierra como el responsable de haberle dado seguimiento al asunto, el señor es actualmente magistrado visitador en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y pretende ser numerario; se afirma que se lo llevó Julio Ernesto Pérez Soria, habrá que confirmarlo.
El caso es que para la Secretaría del Trabajo, detrás de lo anterior, hubo acciones premeditadas para favorecer al personaje en cuestión, que políticamente ha sido una especie de veleta, anduvo coqueteando con el Partido Acción Nacional, con el de la Revolución Democrática (PRD), trató de pegársele a Juan Salgado Brito, luego a Amado Orihuela y hoy es uno de los “operadores” del encargado de despacho del PRI, Jorge Schiaffino Isunza, y por si fuera poco dice aspirar a la presidencia estatal de ese instituto político; ¡imagínese!
Solo la intención de pretender una liquidación millonaria por un trabajo no desarrollado, es una acción inmoral y da fe de la calidad personal de Ramírez Saldívar. Por lo pronto, el Poder Legislativo ha recurrido al amparo a fin de evitar ceder a tales pretensiones, pero él está acelerado, ya quiere la lana.
Igual y el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje no tenía otra salida más que emitir un laudo condenatorio al Congreso, porque nunca se presentó la defensa jurídica; sin embargo, es necesario que se revise el tema porque para comenzar, tres semanas de trabajo tampoco son como para llevarla a cientos de miles por concepto de liquidaciones. Pero además, que ni siquiera lo renunciaron, él se fue solito, porque el grupo con el que comulgaba fue echado a la calle, de tal manera que no puede decirse la víctima.
Este sin embargo es un penoso ejemplo de la voracidad y ambiciones de quienes se dedican a la política, con el único propósito de ganar lo más que se puede sin el mayor esfuerzo o productividad, y de esos tenemos miles, son muy pocos los que por lo menos acompañan sus apetitos de poder y de riqueza con algo de trabajo, la mayoría llegan a sus respectivas “responsabilidades” a llenarse los bolsillos con los recursos que deberían orientarse a resolver algo, de tan enormes necesidades que tiene la población y que es la que, vía impuestos, genera los fondos presupuestales de los tres niveles de Gobierno.
Estas incongruencias deben ser condenadas públicamente, que por lo menos a individuos de esa “calidad moral”, se les cierren las puertas del servicio público o de todo espacio donde puedan hacer daño y exista dinero del erario, porque son una amenaza donde se encuentren; sin embargo, los seguimos viendo siempre bien “apadrinados”.
Reiteramos, en su oportunidad, Amado Orihuela le dio mucho cobijo, parece que era uno de sus operadores en cuestiones electorales pero “con esos amigos para qué quería enemigos”, y los resultados de todo eso ahí están, no los inventamos nosotros; sin embargo, el señor aún quiere la presidencia de ese partido, sería el acabose para los priistas.
Radiografia del Poder
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Armando Ramírez
Vivir del presupuesto
Personaje de muchas andanzas y no precisamente de buenas acciones, Armando Ramírez Saldívar, hoy parte de las informales estructuras del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lucha por llevarse una suma económica injustificada en detrimento del presupuesto del Poder Legislativo, por haber laborado tres semanas en el Congreso cuando iniciaba la anterior legislatura.
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