Desde la autoridad, se insiste en que no es nada sobrenatural, que al final acabarían pagando los mismos impuestos que han venido aportando, que al contrario, la intención es modernizar sistemas y acabar con prácticas arcaicas y que además cuentan con un largo periodo de gracia para prepararse, porque la miscelánea se estaría aplicando a partir del 2015.
Sin embargo, se aprecia que tampoco ha habido un trabajo de concientización y de explicación a la altura de las necesidades, porque aquellos que han asistido a supuestos cursos de capacitación, dicen salir más confundidos que cuando entraron a escuchar las orientaciones y eso es lo que viene provocando hoy una reacción que amenaza con multiplicarse.
Ayer, un poco a distancia, por circunstancias muy particulares, pudimos ver que fueron bastantes los comerciantes que se movilizaron, tanto en el primer cuadro de la ciudad de Cuernavaca como en otros espacios, incluyendo el bloqueo vial en avenida Morelos. Bueno, el cierre del mercado Adolfo López Mateos a la venta es un hecho histórico y que da fe de la posición de rechazo a dichas reformas.
Hay una intensa movilización, desde comerciantes a nivel más bajo de la tabla, hasta micro empresarios que ya manejan cierto volumen de ventas y esto en todo el territorio, porque ese sector es uno de los que mantienen cierta unidad y trabajo armónico cuando de luchar por sus intereses se trata y ayer dejaron constancia de ello.
Habrá que ver cuál es la respuesta a todo eso, pero por la representatividad que se vio, seguramente se contará con una reacción del mismo tamaño, aunque aquí se está pisando un terreno de competencia federal, más que estatal, los cambios vienen desde aquellos niveles gubernamentales y localmente sólo se hacen ajustes y labores de acompañamiento.
En su oportunidad, la secretaria de Hacienda, Adriana Flores Garza, refería que no hay por qué espantarse, de ninguna manera la intención es incrementar el nivel de impuestos y que los comerciantes sólo pagarían en función de sus ingresos y eso a partir de cierto volumen de ventas, es decir, nada novedoso.
Pero la mayor parte de los comerciantes como que se resisten a ingresar al uso de la tecnología, estiman que bajo los esquemas propuestos, requerirán incluso de la contratación de un despacho contable para que los números no les fallen y que eso obligadamente les representará una carga más en el gasto y disminución de sus ganancias.
Ahora bien, lo que sí es seguro, que por lo menos se tendría que comenzar a trabajar con un orden específico, es decir, llevar la balanza entre gasto e ingreso, producto y otras medidas de control, cultura ausente de un número considerable de quienes se dedican a ventas al menudeo y hasta de ciertos negocios con un alcance mayor.
Bueno, podríamos decir que todos los mercados populares se manejan bajo esquemas tradicionales, es decir acaso laboran con un padrón de necesidades en materia de productos, sus ingresos los cuantifican en función de los sobre precios que aplican en relación a los costos de la compra y nada más.
A lo mejor y al paso de los meses les resultaría hasta benéfico acogerse a las nuevas reglas que se pretende establecer, pero hay cierto temor justificado a entrar en el terreno de lo desconocido. Y es que ante la situación económica estresante, suelen ser los mayores de una familia quienes complementan el ingreso con la apertura de algún negocio, lo más recurrente, un puesto de frutas, verduras y otros productos, o una tienda de abarrotes.
Los jóvenes mientras tanto se contratan en algún empleo en las grandes ciudades, o sea, que sin contar con mayores conocimientos académicos, nuestros padres o abuelos suelen ser los que están detrás del mostrador, porque lo único que tienen que aprender es el valor de lo que ofertan y lógicamente que las medidas en vías de aplicación los deja fuera de contexto. Sin embargo, en cada familia seguro que habrá elementos con capacidad para desarrollar los sistemas requeridos en la reforma sin ningún problema, pero reiteramos, no son los que están al frente de los negocios, acaso por ratitos, porque ellos andan en otras actividades.
Total, que como quiera que sea, la cosa no parece nada fácil, la manifestación de ayer mostró cierta representatividad y pueden ser sólo una muestra, si es necesario pueden salir más, porque la absoluta mayoría de los comerciantes en pequeño no comparten las decisiones oficiales en la materia y van a dar la batalla.
José Salgado Patiño, asesor vitalicio de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope), no ve muy malos los cambios, pero acepta que muchos de sus agremiados están en contra, ha intentado colaborar promoviendo cursos de orientación y capacitación, pero falta calidad en los mismos, algunos de quienes los imparten no tienen el talento como para bajar el lenguaje a nivel de la concurrencia y ese ha sido otro factor, sin embargo, en este espacio como que la inconformidad es menos generalizada.
Reiteramos, es a nivel de mercados populares donde la negativa es prácticamente total y de donde se están levantando las voces, sí es necesario que se reflexione sobre la procedencia o no de las medidas en proceso. Las protestas no sólo derivan en marchas y bloqueos que afectan a terceros en vía pública, también a consumidores. Y un amigo decía: “le pedí a mi familia que se abasteciera de los insumos necesarios para no tener problemas con el cierre del ALM”, esto, por lo menos en Cuernavaca, donde los efectos fueron mayores.
Radiografia del Poder
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Comerciantes, son muchos
La resistencia al cambio
El nivel de inconformidad con la reforma fiscal parece ir en aumento, hay una resistencia colectiva a acatar nuevas disposiciones en la materia de parte del sector del pequeño comercio, insisten en mantener una cuota fija anual y evitarse trámites relacionados con la contabilidad, que a juicio de algunos, los obliga a reducir ganancias.
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