Los magistrados dictaron lo que jurídicamente se conoce como “auto de no vinculación” a proceso en contra del presunto implicado y eso significa ya un enorme paso para su causa, es decir, estarían desechando por improcedente el señalamiento de peculado, producto del no depósito de cuotas al Instituto de Crédito de los Trabajadores del Gobierno estatal en el 2012, por el equivalente a 176 millones de pesos.
La defensa pudo sustentar la inexistencia de peculado porque éste delito sólo habría existido si Jaime de la Torre hubiera desviado para su beneficio personal el dinero, cosa que no fue así o por lo menos nadie le pudo comprobar, sin embargo, el señor sigue preso porque hace unas semanas le iniciaron otra denuncia, esta por 70 millones de pesos.
Se le considera responsable de no haber destinado para los propósitos previstos esos 70 millones, recaudados por concepto del cinco por ciento que todos aquellos empresarios que lograban algún contrato de prestación de servicios o realización de obra pública, deberían entregar a gobierno. Pero los profesionales del derecho consideran que esta última acusación tiene menos peso que la anterior, ya ganada, porque el asesor legal esgrime que durante el proceso de entrega-recepción, previo al inicio de este gobierno, se convino en una especie de acuerdo político que todos los fondos y recursos que serían heredados al régimen entrante, se depositaran en una sola cuenta.
Eso fue lo que se hizo y entonces Alfredo Jaime de la Torre no tendría mayor responsabilidad, en el entendido de que ya no le correspondió gastar los fondos, se habría hecho en la actual administración. De la manera que sea, parece que los tribunales van haciendo su trabajo, no se muestra hasta ahora una tendencia a favorecer indicaciones o alguna “línea” dictada desde otras trincheras, eso habla bien de los magistrados que llevan el caso a cuestas.
Mucho se ha insistido en que se trata de una especie de “persecución política” de ex funcionarios, pero la verdad es que sorprendió la decisión de exonerar al presunto inculpado en lo referente a la primera demanda, sin embargo, habrá que ver el comportamiento a seguir en lo que resta, pero ello puede ser también porque la asesoría es de primera línea, el abogado responsable sabe incluso litigar en los medios de información y eso ayuda bastante.
Adiós al equipo Ballenas
En otro tema, por cierto muy lamentable, ayer el presidente del equipo del Galeana, “Ballenas de Morelos”, Alejandro Villarreal Gasca, por cierto, también ex secretario de Finanzas del gobierno anterior, confirmó lo que el fin de semana se refería, que el conjunto fue vendido y ahora jugará en Irapuato, Guanajuato.
Es triste que se llegue a ello cuando venía en ascenso, incluso pudiera pensarse que no estaba lejos de llegar al primerísimo nivel y regresarse al estado un equipo de primera división, tal vez eso fue lo que marcó su destino, había quienes no deseaban ni por error pensar que así pudiera ser y “trabajaron” para enterrar sus aspiraciones.
El daño que se causa no es menor, porque era una especie de fundación con escuelas en práctica deportiva, equipos en tercera y segunda división, tanto varonil como femenil, promoción de la cultura, es decir, un proyecto pensado para apoyar a niños y jóvenes contribuyendo a sacar de las calles a muchos que no tienen manera de progresar sin este tipo de ayudas.
De manera directa eran más de 600 familias involucradas, ya sea a nivel de jugadores, directivos, entrenadores, patrocinadores, que de alguna forma también podían tener algún ingreso y por eso es que consideramos sumamente delicado lo que ha ocurrido, porque el hecho ya está consumado, ayer sólo se dio el anuncio oficial.
Villarreal Gasca no quiso meterse más en problemas, pero por todo lo que pudimos indagar no le dejaron otra alternativa, basta ver lo que pasa con el equipo de enfrente, el Zacatepec, descendió en el torneo que acaba de terminar a pesar de que el salario de los jugadores era dos o tres veces más alto que el de los del Galeana, traían sólo dos jugadores morelenses en el primer cuadro y uno estaba en la banca, contra ocho titulares de Ballenas.
Para poder usar el estadio Centenario tuvo que cubrir el 50 por ciento del costo de alumbrado del mismo, los otros no pagaron nada, a uno se le restringió poder usar ese espacio y al otro se le construye un estadio de 500 millones de pesos; para acabar pronto, castigo al triunfo y la victoria, premio al fracaso y la incapacidad.
Sin embargo, reiteramos, el golpe no es a los empresarios, directivos, impulsores de ese proyecto, es para la sociedad morelense, porque se trataba de algo noble y bondadoso, pensado en el bien de las nuevas generaciones, se va a otro estado a fin de no perder su registro en la Federación Mexicana de Futbol.
Todavía se luchó, dice el presidente, porque se quedará aquí en otras manos, pero les indujeron falsos inversionistas, sólo para hacerlos perder el tiempo, al final tenían la instrucción de no llegar a ningún acuerdo. Les queda la satisfacción de que en el último encuentro, el clásico morelense Ballenas-Zacatepec, le metieron tres por uno, tal vez ese fue el error, quizá debieron dejarse vencer, pero no hay razones para llegar a eso, habría sido incluso indigno que se tuviera que llegar a tal grado, sin embargo, ese pudo ser el principio de lo que al final ocurrió, los echaron del estado, aunque no se descarta que en un futuro pudieran volver a intentar el regreso.