El señor ha movido a un reducido grupo de personas de la zona, intentando presionar a fin de que se desistan de la denuncia, sin embrago la mayoría de quienes conocen el asunto de cerca, están de acuerdo con que aclare las cosas, porque es una buena lana que en todo caso debió destinarse para necesidades de la comunidad.
La cosa se pone más interesante porque resulta que con el propósito de generarle otro conflicto al alcalde capitalino, Jorge Morales Barud, su tocayo Jorge Messeguer Guillén lo viene protegiendo, bueno, el síndico Fernando Martínez Cué sostiene que ya hasta hizo llamadas a algunos miembros del Cabildo, para pedirles que dejen al presunto delincuente en paz, ¿será posible tanta impunidad?
Otro dato interesante es que la presidencia municipal de Cuernavaca apoya mensualmente con 20 mil pesos a cada uno de los ayudantes, recursos que deben usarse para gestiones y apoyos a quienes lo requieran, pero se afirma que la absoluta mayoría los destina a gastos personales, ahí se tendría que hacer otra investigación.
Por si fuera poco, se destaca que de un tiempo a la fecha, precisamente de la Secretaría de Gobierno (Segob) estatal, se comenzó a entregar 25 mil pesos al mes a cada ayudante, aquí no se sabe bajo qué condiciones, sin embargo y si se trata de dinero del erario público, deberá ser igualmente para ayudar a sus representados. Es decir, sólo de aportaciones del estado y del municipio, hablaríamos de 45 mil pesos más los ingresos que por todo tipo de gestiones y papeleo reciban, la suma ya no sería tan despreciable, pero pocos saben cuál es el destino de los dineros.
Y como para que no queden dudas de que su figura está detrás de ellos, el propio Messeguer hizo publicar en redes sociales una foto con todos ellos, señalando que el encuentro es para apoyar tareas relacionadas con la ciudad. Ojalá así fuera, sin embargo el que venga intentando conseguir impunidad a favor del ayudante de Tlaltenango, a pesar de que está casi probado el desfalco, es una muy delicada acción o actitud, simplemente se coloca del lado de quien debe probar en qué se gastó un recurso que no era suyo, es decir, ¿se lo robó?, porque en un intento por sacudirse la responsabilidad denunció a quien fuera su propia tesorera, pero ésta fue puesta en libertad porque a ella no le probaron nada.
Hoy Daniel Vázquez está a punto de ser removido del cargo por el motivo esgrimido y Messeguer presionando para que “lo dejen en paz”, primero que le pregunte a los ciudadanos de Tlaltenango cuál es su opinión sobre el personaje, pero sobre todo, mostrando una absoluta falta de respeto a una instancia que cuenta con autonomía, el Ayuntamiento.
Es sin embargo una encarnizada lucha por enfrentar al actual edil con la ciudadanía, considerando que todo ello debe derivar en un descalabro del propio Morales y sobre todo de su partido, a fin de que el otro pueda conseguir el sueño de sustituirlo en el cargo, eso en principio, porque la verdadera finalidad es llegar con posibilidades de aspirar a la gubernatura en el 2018, de ese tamaño es el escenario que se viene desarrollando.
Lo cuestionable es que se pretenda contribuir al quebrando del estado de derecho, que se busque impunidad para quienes tienen la responsabilidad de poner en claro ante sus representados, qué destino se vienen dando a recursos que son para invertirlos en utilidad pública.
Tras agredir, se dicen agredidos
Y otro que viene siendo movido desde la misma dependencia de Palacio de Gobierno es Gabriel Rivas Ríos, cuyo grupo agredió a unas personas que intentaron entrar a la Comercial Mexicana, mientras ellos bloqueaban esos accesos viales en la parte sur de la ciudad.
Pues ayer apareció en Plaza de Armas, como lo hace de manera constante para quejarse de que están siendo agredidos por la comuna, es decir, los agresores se dicen perseguidos. El señor anda además aprovechando el uso que hacen de él para pegarle a Jorge Morales Barud, buscar notoriedad y reflectores, porque quiere una diputación local, por lo menos regidor o ya de plano algún cargo en el Ayuntamiento entrante si es que su “padrino” Messeguer llega a contender por la alcaldía y gana.
Pero se vienen manejando ya tan abiertamente que pareciera que no les interesa guardar las formas, lo que se quiere exhibir es que son los que ejercen el poder y no precisamente para contribuir a un mejor estado de cosas en la capital o en el estado, sino para seguir obteniendo beneficios muy personales o de grupo, que nada tienen que ver con las necesidades sociales.
Son pues unos auténticos “vividores de la política”, personajes aventureros que añoran el regreso a cargos y posiciones que los lleven a las nóminas gubernamentales, cobrar del erario público, porque no han logrado lo que quieren fuera del presupuesto.
La cosa es que mientras los electores no tomen consciencia de la moral y la ética de quienes aspiran a cargos de representación popular, vamos a continuar sufriendo las consecuencias de permitir el ascenso de gente sin escrúpulos, vocación de servicio, ni compromiso ciudadano.
La pregunta sería: ¿y a qué hora trabajan?, porque ya se parecen a los del movimiento antorchista, siempre en las calles exigiendo prebendas, regalías, ayudas con la excusa de que son pobres, sólo que la pobreza no es sinónimo de falta de dignidad, conocemos a familias muy humildes, pero nos ponen el ejemplo en rectitud y decencia. En cambio, un considerable número de políticos o de aprendices, no ocultan sus ambiciones desmedidas.