Ya los efectos del exceso de agua comenzaron a causar estragos en diversos municipios. Temixco, Jiutepec, Emiliano Zapata y algunas colonias de Cuernavaca han reportado inundaciones, incluyendo el recién inaugurado estadio de futbol, "Agustín 'Coruco' Díaz", que se convirtió en una alberca en el inicio de semana.
Por eso decimos que no falta un pelo en la sopa, la falta de prevención por parte de las autoridades y de quienes llegan a establecerse en zonas de riesgo es lo que lleva a situaciones de desastre, cuando el patrimonio de muchas familias se pierde e incluso se pone en peligro la vida misma.
Recordamos que este 15 de septiembre se cumple un año de aquel fenómeno de intensa lluvia y derrame de afluente del río Amacuzac y Chalma que causó destrozos en el municipio de Amacuzac. Recordamos que incluso el gobernador Graco Ramírez Debió trasladarse esa misma noche del grito a dicha zona, para atender de cerca los gritos de auxilio.
Pues ya se advierte que precisamente por esas fechas, se presentará nuevamente un fenómeno meteorológico que pudiera nuevamente llevarnos a circunstancias similares, si no nos preparamos para ello, no obstante tantas amargas experiencias, seguimos viviendo en la improvisación y el descuido total.
No aprendemos de nuestros errores ni del dolor ajeno, somos responsables de muchas cosas: en ese sentido, los arroyos, ríos y canales, barrancas y todo tipo de cauces naturales de agua son destino de cualquier tipo de desechos, previa cada temporada de lluvias hay que hacer trabajos de desazolve, porque de otra manera las consecuencias serían todavía mayores.
La falta de cultura de la limpieza y de la conservación lleva a mucha gente a depositar cualquier objeto en esos sitios, no hay respeto ni consideración, tenemos que modificar nuestro proceder, los efectos de esas irregularidades suelen revertirse y causarnos el daño correspondiente por falta de responsabilidad.
Claro, la mayoría absoluta de los hogares en Morelos está fuera de esos riesgos. Cuernavaca, por ejemplo, es atravesada por tres u cuatro barrancas que disminuyen el peligro de inundaciones mayores en las áreas urbanas, pero también hay aquellos con menos privilegios que a pesar de saberse vulnerables, no se anticipan a lo que puede pasar de un momento a otro.
Desafortunadamente se trata de sectores sociales muy marginados, desprotegidos y con signos de pobreza extrema. A ellos es a quienes les pega más este tipo de fenómenos naturales y ante lo que se afirma que viene este mes, lo mejor es que por fin se intente evitar riesgos.
La comisión interinstitucional de emergencias del estado se viene reuniendo para actuar a tiempo, claro, en la medida de sus posibilidades, estas cosas difícilmente se pueden resolver en el escritorio y sobre todo, nadie sabe por dónde pueden aparecer los problemas.
Se habla en principio de 16 mil personas en situaciones de extrema vulnerabilidad, pero la cifra puede ser mucho mayor, se hace énfasis en quienes viven en las riberas de ríos, barrancas y arroyos, pero hemos venido observando que la liebre brinca donde menos se pensaba, pero nos parece plausible que se le venga dando cierta prioridad al asunto.
Por lo pronto, el titular de la Comisión Estatal del Agua, Juan Carlos Valencia Vargas señala que once de las 17 presas de almacenamiento en la entidad ya llegaron a tope y se ha tenido que verter el líquido, algo que no genera ninguna consecuencia, porque todo está programado y previsto. Las otras seis se encuentran al 95 por ciento, o sea, por disponibilidad del vital líquido no hay preocupación, ahora enfrentamos excedentes.
La cosa es que a pesar del llamado a la cordura, a la invitación a esas familias en alto riesgo para que abandonen sus hogares, hay negativa y resistencia. Un alcalde decía que en su territorio “hay unas casas frente al río que están soportadas con columnas endebles a borde del precipicio, el exceso de humedad puede ablandar su resistencia y las consecuencias serían desafortunadas, pero aún así, permanecen en el lugar”.
Es entendible, hay quienes han construido esas viviendas con el esfuerzo de toda una vida de trabajo y limitaciones, no quieren pensar en la posibilidad de perderlas y volver a comenzar, sin embargo, el gobierno del estado y aún la Federación tienen programas de apoyo para quienes lo justifiquen, es mejor salvaguardar la integridad física y de sus hijos, a pesar de todo, pero nadie experimenta en cabeza ajena.
Aún con todos esos pronósticos de incremento de la actividad pluvial, podemos considerar que en términos generales y comparativamente con entidades del resto del país, aquí gran parte de la población viven en la gloria, por lo accidentado del territorio, sólo pequeños sitios son propicios para inundaciones, desarrollos edificados en lugares inapropiados que no debieron autorizarse. Fuera de esto, acaso sembradíos que sufren pérdidas totales o parciales por las granizadas o encharcamientos, pero cuyos efectos pueden resarcirse con los seguros correspondientes que, conforme a Desarrollo Agropecuario, tienen una cobertura amplia por lo menos en este ciclo de producción.
Pero reiteramos, nada que tenga que ver con extremos en otras entidades como Tabasco, que cuando se presentan ciclones, se convierte en una laguna, o estados del norte de la república que padecen históricamente de sequías prolongadas que acaban con cultivos y ganado. Aquí los alcances suelen ser mucho menores y por el contrario, el agua en abundancia se transforma en mayores volúmenes de producción agropecuaria, pero así sean menores los daños, hay que evitarlos.
Radiografia del Poder
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No falta un pelo en la sopa
Ahora, exceso de lluvias
Luego de un fenómeno denominado canícula, consistente en lluvia, que afectó por casi tres semanas a la entidad, ahora la advertencia de autoridades competentes en la materia, como Protección Civil, la Comisión Nacional del Agua o la Comisión del ramo en el estado, advierten de fuertes tormentas que caerán en la mayor parte de nuestro territorio en los siguientes días.
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