Cualquier argumento es bueno para salir a la calle, cerrar el acceso al tránsito vehicular, agredir el derecho a terceros, sin que nada ni nadie lo impida, a pesar de que hay una norma y una Ley que limita ciertas actividades que agredan a los demás, como que nos encontramos inmersos en un mundo próximo que en mucho, le ha perdido el respeto a la propia autoridad y con suma facilidad quebranta el estado de derecho.
Claro, hay expresiones ciudadanas que nos merecen todo el respeto, sus reclamos derivan de omisiones de las autoridades en el cumplimiento de sus responsabilidades ante el ciudadano, ayer, llegaron a Palacio de Gobierno habitantes de comunidades del sur del estado, venían exigiendo que las instancias oficiales competentes cancelen los contratos de exploración de minas a tajo abierto, liberados a favor de empresas canadienses, caso específico, la mina del cerro de Tetlama.
En reclamos como este no podríamos objetar nada, ahí existe toda razón para pedir una explicación del porqué de este tipo de concesiones, cuando el daño que se puede provocar a nuestros recursos naturales es inmenso, pero también ayer volvimos a ver la presencia de vividores de la política, de agentes manejados desde algunas esferas del gobierno, individuos que agreden a quien sea necesario con el único propósito de conseguir beneficios personales.
Como ha ocurrido casi cada semana, cuando en el Congreso local se lleva a cabo la sesión ordinaria, Gabriel Rivas Ríos, con un pequeño grupo de seguidores, volvió a hacer de las suyas. Bueno, la semana anterior llegó al extremo de azuzar a sus huestes para que lanzaran huevos al lobby del recinto legislativo, mostrando exceso de violencia.
Y si eso no fuera suficiente, en ese momento también llegaron habitantes de la cabecera municipal de Huitzilac, quienes demandan la renuncia de su presidente municipal, José Alfredo Mancilla, por presuntas irregularidades y desvíos presupuestales en esa localidad.
Rivas Ríos, también como cada semana, cerró el acceso vehicular en la calle Mariano Matamoros, a la altura de la Cámara, el conflicto vehicular tardó cerca de dos horas, ¿la queja?, la misma de siembre, pegarle a los adversarios políticos, ya sea al ex edil Manuel Martínez o al actual, Jorge Morales Barud, ¿en qué conceptos?, no al pago de impuestos, faltaba más.
La cosa es que de manifestaciones como esas estamos ya muy cansados, sobre todo, porque se trata de la búsqueda de beneficios muy personales, que nada tienen que ver con las necesidades de la población en general. Pero la pregunta es siempre ¿y a qué horas trabajan?, porque sus actos son en cualquier día de la semana.
Para acabar pronto, no conocemos alguna actividad productiva que desarrolle Rivas Ríos, tenemos entendido que vive de la renta de taxis, con permisos obtenidos al final del gobierno de Antonio Riva Palacio, bajo el mismo modus operandi, la presión, que ejerció cuando él era diputado local, es decir, dádivas arrancadas al sistema.
¿Cómo vamos a prosperar como ciudad, estado o nación con este tipo de vividores que son una carga para todos?, el colmo es que lo que este personaje busca es precisamente regresar a la “representación social” y ahora, por la vía del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Otro ejemplo de este tipo de sanguijuela son los del movimiento Antorcha Campesina, igual, cualquier día, a cualquier hora aparecen en las calles pidiendo todo tipo de ayudas, bajo el argumento de que son pobres y tienen derecho a ser atendidos por las autoridades, es decir, por nosotros, que somos los que pagamos los impuestos. Tampoco les conocemos alguna actividad productiva, el desempeño de alguna labor como lo hacemos la mayoría de ciudadanos para poder resolver nuestras necesidades en familia.
Pero lo más lamentable es que alguno de esos aprendices de políticos se monte en alguna candidatura y logre llegar a una representación popular, ahí harán de las suyas, porque, reiteramos, no trabajan en nada, no contribuyen al esfuerzo sumado de todos para poder cambiar el destino de Morelos o del país, están ahí acechando para colarse a alguna nómina y seguir cobrando del presupuesto público, sin duda estamos acabados, porque además, hay muchos indicios de que para desarrollar su activismo, reciben ayudas económicas, ya sea del mismo recinto legislativo, a través de algunos diputados, o del gobierno estatal, en ambos casos es lo mismo, sigue siendo nuestro dinero.
Lamentablemente como electores no hemos aprendido o poco nos interesa valorar las propuestas y sobre todo los proyectos de aquellos que van en busca de nuestro voto, por necesidad, falta de conocimientos o pasión política, permitimos que gente sin escrúpulos se instale en espacios de decisión.
Las consecuencias las estamos padeciendo, somos en este momento el punto crítico en el planeta, los señalados por diversas incapacidades, sobre todo en lo que tiene que ver con la insuficiencia institucional para detener la oleada violenta que pareciera poner de rodillas al país. Son esa clase de “servidores públicos” los que, en complicidad con los delincuentes, están destruyendo nuestras esperanzas y cancelando el futuro de las generaciones que vienen atrás.
Los espacios se nos acotan, tenemos una oportunidad de sacudir el árbol para que caigan las manzanas podridas, en las elecciones que vienen lo menos que podemos hacer es rechazar cualquier intento de vividores como el anteriormente referido y entregar la confianza a quienes vengan con el interés de servir y no de servirse, con vocación para la actividad pública, que desafortunadamente son pocos.
Radiografia del Poder
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Sólo conflictos en la calle
Ahí vienen los aspirantes
En nuestro entorno cercano hace mucho que no encontramos acciones y noticias agradables, los medios informativos están severamente cargados de manifestaciones de inconformidad y desde hace algunas semanas, comenzaron a aparecer por todos lados, rostros y grupos que buscan reflectores, porque buscan por todos los medios meterse en la lucha por alguna posición de carácter electoral.
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