Mostraron las imágenes de 10 personas detenidas, entre ellas, dos mujeres,  pero sin explicar pormenores, también se dijo que se intervino otra casa de seguridad, ésta en la calle Fresno, de la colonia Arboleda, en Chipitlán, aquí en la capital del estado, donde se aseguró un arma y un vehículo.
Palabras más, palabras menos, ese es el contenido sustancial del comunicado, que ciertamente es origen de una serie de inquietudes y especulaciones, sobre todo, crece la opinión en el sentido de que pareciera haberse echado mano de toda la fuerza del estado para resolver el caso, que bueno, pero no se actúa así con el resto de las víctimas y la gran mayoría de secuestros quedan impunes.
Como ciudadanos de este estado y sabedores del dolor que provoca, no solo a la víctima sino a la familia de algún secuestrado, nos da mucho gusto que David saliera con bien, pero ahora el problema de credibilidad, han sido tantos errores y fracasos en materia de seguridad, que el ciudadano ya está predispuesto a rechazar cualquier versión que provenga de dichas esferas y en este asunto en particular, se niega a aceptar que hubo capacidad real para lograr atrapar a los malhechores.
Y la cosa llama más la atención luego de que el propio comisionado de seguridad, Jesús Alberto Capella Ibarra, menciona que detrás del delito estuvo la participación de algunos familiares del mismo Martínez, muy concretamente dijo que “uno de ellos habría sido quien ofreció toda la información a los secuestradores, como horarios de llegada y salida de su casa”.
El secretario dijo en su primera conferencia sobre el tema, el pasado 17 de los corrientes, que detrás del hecho había intereses políticos y en el comunicado de ayer se agrega un párrafo en el que se dice “al legislador se le indicó en diferentes momentos, ya te cargó la ch. porque vamos contra ustedes”, “eres diputado del PRD y te vas a morir, cabr…”.
Particularmente ese texto genera desconfianza públicamente. También se polemiza el hecho de que se dijera, en la descripción del “modus operandi” de los delincuentes, que lo detuvieron en Temixco, las tres unidades vehiculares involucradas enfilaron rumbo a Alpuyeca, hasta ahí más o menos cuadran las cosas, porque de haber sido los “guerreros unidos”, esa sería la dirección que buscarían, para trasladarlo a Guerrero, pero lo encuentran en Jiutepec, es decir, se regresaron.
Sobre el asunto, ayer José Martínez Cruz, de la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH) que por cierto está de plácemes, porque cumple aniversario de su creación, hizo hincapié en lo que le decíamos, celebra que se liberara al legislador de inmediato, pero refiere que “pareciera que hay ciudadanos de primera y de cuarta, cuando se trata de los amigos, se actúa con todo el empeño y atingencia, pero cuando no es así, los dejan morir solos y de ello sobran testimonios”.
Todo lo complican más a partir de que oficialmente se había insistido en que las células de guerreros unidos ya se habían extinguido, que las fuerzas del orden público los había desmantelado hace ya cuestión de meses, pero de pronto resulta que no es así, contaban con casas de seguridad donde concentraban a sus víctimas.
Hasta donde le conocemos, David Martínez es un político muy conciliador, no gusta de la confrontación, es maestro de carrera y si bien cuenta con un nivel de vida aceptable, tampoco es un acaudalado como para que la maña le pusiera el ojo. Por el otro lado, si sus propios familiares fueron los que ofrecieron información precisa respecto a su rutina diaria, habría que saber los motivos, es decir, muchas cosas no cuadran. Y si se tienen ubicados a los culpables, la mayoría detenidos, ¿procederán entonces a la detención de sus consanguíneos que dieron la información para que cometieran el delito?.
Si los responsables del hecho querían hacerle daño al PRD, ¿porqué familiares dentro del complot?, claro, esperamos que progresivamente Capella despeje todas estas dudas, de lo contrario, en un altísimo porcentaje de la opinión pública se quedará la idea de que se intentó sacarle ventajas políticas al desafortunado secuestro del diputado local.
Y desde luego, hay que esperar a que él mismo dé su versión sobre lo que pasó, porque nadie más podría tener mayor precisión sobre lo que realmente aconteció, pero también y conforme a lo expresado por los funcionarios, nunca se pidió un rescate económico.
Sí que está bastante curioso lo que se aprecia en torno a ese caso en particular, sin embargo, nosotros nos atenemos a que las autoridades saben muy bien lo que dicen y festejamos que Martínez Martínez esté de regreso y acaso con algunos rasguños, aunque el sólo hecho de haber pasado unas horas con sus secuestradores, es como para morirse, el trato no es para nada decente y emocionalmente debe estar muy contrariado.