Sólo en lo que va de la semana -falta todavía un tramo para concluirla- han ocurrido dos sucesos que despertaron la reacción de sectores representativos de la sociedad: el asesinato del ganadero Mario Moreno y ayer el secuestro del diputado local David Martínez Martínez, suceso que de acuerdo a los datos de la Procuraduría General de la República (PGR), se habría dado al filo de las nueve de la mañana en Temixco, donde reside.

Lo anterior, independientemente de que nos coloca en primera línea de los medios de información nacionales y locales, revela que la delincuencia organizada sigue dominando nuestro territorio, que para nada estamos ya venciendo al monstruo y por el contrario comienzan a subirle al tono de voz.

Y lo decimos porque David es uno de los personajes de la izquierda perredista más cercanos al gobernador Graco Ramírez, este golpe es directo, de ahí que se considere muy delicado el asunto. Aunque se asegura que la ejecución de Mario Moreno es igual o más significativa, que el señor era uno de los testigos protegidos en el caso de las investigaciones en contra del legislador local Alfonso Miranda Gallegos. Si lo anterior es verdad, entonces las instancias competentes pudieran tener la primera línea de investigación.

¿Y cómo y cuándo se comete el secuestro del diputado? De entrada, oficialmente no se pudo obtener una respuesta, porque la mayoría de los secretarios de despacho de gobierno estatal no aparecieron por palacio, la excusa fue que habían tenido su cena de convivio el martes por la noche y que amanecieron medio trasnochados. Apenas se supo del desafortunado suceso, reporteros de la mayoría de medios hicieron guardia, en espera de que arribara el secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina, lo que no ocurrió, por lo menos hasta cerca de las dos de la tarde. Luego llegó la invitación para cubrir una rueda de prensa con el fiscal Rodrigo Dorantes Salgado y el comisionado estatal de seguridad Jesús Alberto Capella Ibarra, en la que se oficializaba el asunto.

El suceso se habría dado -primera versión- en su domicilio, hasta donde llegaron varios hombres y una mujer fuertemente armados y en tres vehículos (una camioneta blanca, un Nissan Tiida y un taxi). Pero la otra versión indica que fue en otra colonia vecina, y tras fuerte operativo del Mando Único, de la Policía federal y el Ejército, con apoyo del helicóptero, se logró ubicar a la unidad del legislador en Xochitepec.

Igualmente se indica que los delincuentes tomaron el rumbo hacia Alpuyeca, donde se intensificó la búsqueda, pero hasta cerca de las tres de la tarde no había indicios del destino del plagiado, lo que generaba mayor preocupación a nivel de gobierno estatal, aunque el mandatario cubría una gira de trabajo por el interior de la entidad.

Podríamos especular en relación a diversas teorías que comenzaron a tomar fuerza luego de conocerse el caso, sin embargo optamos por esperar los primeros resultados de las pesquisas y que alguna autoridad de nivel pueda hacer declaraciones, pero esto rebasa en mucho las afirmaciones respecto a que estamos mejor.

En un diálogo entre compañeros, uno de ellos decía -y parece que con mucha razón- que en Morelos se pareciera estar gestando algo parecido a lo que pasó en Iguala, Guerrero, que el grupo delictivo que encabeza el famoso “Carrete” pareciera estar detrás de algunos sucesos preocupantes. Y que las autoridades, ya sea la Procuraduría General de la República (PGR) y Comisión Estatal de Seguridad, es decir Mando Único, están presuntamente desarrollando investigaciones en torno a ese grupo y al diputado Miranda Gallegos, pero no pasa nada.

Es decir, si Mario Moreno era un testigo protegido en el caso del expediente Miranda Gallegos ¿por qué no se le ofreció algún protocolo de seguridad?, se pudo haber evitado el crimen. Pero con todas las evidencias que ya existen sobre la presencia de no uno, sino algunos grupos organizados del delito disputándose el territorio, como lo admitiera el secretario Quiroz Medina, ¿en verdad es imposible atrapar a esos malandrines aún con el apoyo del Ejército?

Para muchos observadores, cuando se quiere, se puede, por eso aparece la desconfianza, porque lo menos que se piensa es que continuamos en medio de un escenario de complicidades y que lo que observamos, es sólo el juego del gato y el ratón, pudiera ser, no le podemos encontrar otra explicación.

Pero habría que valorar cuál ha sido el resultado de cuantiosas inversiones para fortalecer las estructuras del combate a la delincuencia, a nivel estado hablamos ya de miles de millones de pesos, sumando la reciente inauguración del C- 5, la construcción de tres cuarteles para resguardo de los elementos, la contratación de cientos de agentes a fin de darle forma al Mando Único, la adquisición de vehículos para patrullas, armas de diversos calibres, video cámaras y lo que se agregue.

Es demasiada inversión como para pensar que el avance es casi imperceptible, algo no está funcionando, pero queda la impresión de que no se quiere actuar de fondo. No podríamos ni por error llegar a aceptar que los delincuentes están sometiendo al estado (Federación, estados, municipios) porque eso sería aceptar que no tenemos remedio. No hay de otras, desde ciertos niveles de autoridad, sigue habiendo ligas de complicidad con los cabecillas, los intereses que se mueven son demasiados, a tal grado, que siguen siendo suficientes como para comprar la consciencia de funcionarios de alto rango.

Reiteramos Morelos, Michoacán y Guerrero son en este momento los puntos rojos en la República Mexicana, sería conveniente que la presencia de la Federación en materia se hiciera cargo de todo el estado, hasta lograr recuperar la tranquilidad y paz.