La historia es algo larga, como fue el juicio, por el año del 2003, la ASF, precisamente en una revisión aplicada al municipio de Puente de Ixtla, cuyo alcalde era el mismo de hoy día Julio Espín Navarrete, se encontraron irregularidades por nueve millones 460 mil pesos, que en justicia, esa comuna debía reintegrar al erario público municipal, cosa que nunca se concretó.
En relación al caso se dieron toda clase de especulaciones, la más recurrente, que tanto auditor como edil llegaron a un “acuerdo perverso”, es decir desaparecer de la auditoría el texto que probaba el desfalco, desde luego con beneficios económicos para ambas partes, no se podría entender de otra manera.
El asunto es que mientras Casamata se mantuvo al frente de la ASF no pasó nada, porque no había manera de escarbarle al tema, pero una vez que éste fue depuesto del cargo y en su lugar llegó Luis Manuel González Velázquez, el panorama cambió. Éste comenzó a revisar los documentos heredados y ubicó el caso, iniciaron las denuncias y tras cierto tiempo transcurrido tomó forma, las partes aportaron los elementos que a cada una competía, por un lado, pruebas del acto de corrupción; por el otro, la búsqueda del desvanecimiento de las mismas.
Finalmente ayer, durante la audiencia y el juicio oral, dos de los tres jueces consideraron que había los elementos suficientes para la sentencia, sobre el delito de abuso del ejercicio indebido de la función pública. Ya lo decíamos, la condena sería de siete años o menos de prisión, aunque los términos se darán a conocer hasta el miércoles, pero es hablar de libertad bajo fianza.
Uno de los jueces votó en contra de la condena, dijo que el caso estaba ambiguo y oscuro, argumentando que de haber habido voluntad, el mismo ayuntamiento en aquel tiempo o la entonces Procuraduría General de Justicia del estado pudieron cobrar el dinero no comprobado. Ahora bien, cuando comenzó el proceso, Espín Navarrete, nada tonto, promovió un amparo por prescripción de los hechos, porque –reiteramos- se dejó correr mucho tiempo y además lo ganó, por eso ya no pudo ser involucrado en las consecuencias finales, acaso fue llamado a comparecer para abundar en algunos datos.
Ahora bien, luego de la sentencia y responsabilidad del ex auditor, podría iniciarse otro proceso a fin de inhabilitarlo para ocupar cualquier responsabilidad pública en el estado, pero ¿quién lo va a hacer?, ello tendría que partir de la Contraloría General de gobierno, pero pareciera que lo han venido protegiendo.
Por lo menos y a pesar de las denuncias en su contra, la representación del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Congreso local lo rescató, trabajaba con ellos, hay quienes sostienen que hasta la fecha cobra en el Poder Legislativo, así que difícilmente se le instauraría el proceso de inhabilitación.
ANSELMO DELGADILLO YA NO LLEGÓ AL EVENTO
Y en otro asunto, por más que se insiste en que los índices de inseguridad han bajado significativamente, la realidad insiste en contradecirlo, se siguen sumando víctimas de la delincuencia organizada, ahora tocó el turno a un líder taxista, Anselmo Delgadillo Saavedra fue asesinado el pasado 20 de enero en pleno día.
Nos causó cierta consternación, porque unas tres horas antes de su muerte buscó a compañeros del gremio periodístico, entre ellos al que escribe, para hacernos la invitación a que asistiéramos el día de ayer a las nueve de la mañana, a un evento que tendría en el hotel-restaurante Villa Vejar.
Y hasta nos dio una explicación, “vamos a firmar un convenio de colaboración entre la alianza de taxistas, la alianza de empresarios de la sociedad civil con el Club Rotario de Cuernavaca, pero además de algunos personajes de la iniciativa privada, contaremos con los aspirantes a la alcaldía de la capital, entre ellos Maricela Velázquez, Matías Nazario y Jorge Messeguer”.
Es decir, el hombre andaba emocionado, le dedicó unas dos horas a esa promoción en el primer cuadro de la ciudad, quería pues que el evento fuera cubierto por el mayor número de representantes de medios informativos, para él era importante, así lo parecía.
No pudo llegar a la cita, los delincuentes se le atravesaron en el camino, dicen que iba en su auto rumbo a las oficinas estatales de un partido político, que porque buscaba inscribirse como aspirante a una diputación legal, lo cazaron unas cuadras antes de llegar, por el rumbo de Chulavista. Quisimos dedicarle estas líneas, porque todavía y quizás después de meses de no verlo, charlamos con él en el Centro Histórico.
Y porque en este espacio efímero en el que vivimos, donde reina la impunidad, la omisión, en el que los delincuentes se han apoderado de la mayor parte del territorio, todos estamos en riesgo, nadie sabe qué pasará mañana, si amanecemos o no y no importa que estemos dedicados a cumplir honestamente con nuestras responsabilidades diarias, los mañosos no respetan a nadie porque se saben protegidos por aquellas instancias que, se supone, han sido creadas a fin de garantizar nuestra seguridad.
Todo esto viene a cumplir más las cosas en Cuernavaca, que por cierto, acaba de publicarse, está en las primeras diez ciudades de México más inseguras, de tal manera que lo ocurrido no nos beneficia en nada, sobre todo porque se trata de un personaje más o menos conocido que genera polémica, porque si de crímenes se trata, todos los días hay, sólo que cuando no son muy notorios, las mismas instancias competentes en la investigación los ocultan.