Eso pasa mientras la campaña en la que se entromete, la de la hija de Maricela Sánchez Cortés, su pareja, dice estar limitada de recursos. Pero eso de ninguna manera implica que el señor no mejore su patrimonio. Es algo que debería cuidar, porque cualquier acción de exceso puede afectar a su entorno cercano y políticamente no le conviene en estos momentos, sin embargo, el señor está en lo suyo.
Seguramente no le salió la jugada personal, porque antes del desarrollo del proceso interno en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya anunciaba que dejaría el cargo, algunos de sus cercanos mencionaban que aspiraba de nuevo a una diputación federal, algo no resultó y tuvo que mantenerse ahí, pero ya aparecen signos de que le saca ventaja, lo que seguramente afectará a Maricela Velázquez Sánchez, candidata a la alcaldía de Cuernavaca y a la que dice representar.
GISELA MOTA: DEMÉDICIS, SU PROBLEMA
Y en lo que corresponde al proceso de elección y la lucha por la disputa de la alcaldía de Temixco, finalmente el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se decidió por la diputada federal Gisela Mota, la debilidad de los adversarios pareciera ser su mejor factor, sin embargo, hay algo que le pesará en campaña, algunos acuerdos casi forzados con el senador Fidel Demédicis Hidalgo.
Bueno, la hija de éste va en la fórmula y no precisamente para abonar votos, por el contrario, representará una carga y obstáculo a vencer a la hora de la verdad. La imagen de Fidel no es muy buena en su propio territorio y en la práctica no se sabe hacia dónde enviará su capital político, porque recordemos que el aspirante del Partido Acción Nacional (PAN) a la comuna es sobrino de su esposa, así que Mota Sánchez podría quedar en segundo término para él y ahí está el riesgo.
Ya sabemos que algunos cuadros amarillos optaron por la desbandada cuando el alfil del partido, David Martínez, fue desplazado y dos que tres buscaron refugio en otras instituciones, todo eso se reflejará en el proceso, por eso las cosas no están definidas hasta hoy.
RÉGIMEN DE ESTADO, A ESCRUTINIO
Las elecciones intermedias son una especie de prueba o escrutinio ciudadano a sus gobernantes, la federación y los estados son calificados por sus gobernados y los resultados de esas justas suelen ser considerados como la referencia de aprobación o desaprobación del desempeño, ya sea del gobernador o del presidente de la república en turno.
Ante tan complicados escenarios políticos, económicos y sociales en los ámbitos, local, nacional e internacional, no es nada fácil gobernar al gusto de las mayorías, la insuficiencia presupuestal para poder responder a tantas carencias y necesidades colectivas necesariamente lleva a incumplimiento de ofertas emitidas en campaña y a la realización de proyectos estructurales de superación en general.
No importa el esfuerzo, empeño o vocación de servicio del gobernante, representante popular o autoridad que sea, irá acumulando descontento al paso de los meses y los años en el ejercicio del poder, el desgaste es inevitable, lo seguimos constatando a cada paso, parece que los momentos de gozo y de disfrute en los cargos gubernamentales o de representación son cada vez menos posibles.
Todavía recordamos situaciones diferentes, administraciones que pudieron ascender a una mayor puntuación en la opinión pública respecto a su mandato, uno de ellos sin duda fue el sexenio de Lauro Ortega Martínez, por algo sigue siendo considerado hasta hoy el mejor ex mandatario que haya tenido la entidad, pero luego de él, parece haber comenzado el declive.
Claro, eran otros tiempos, había solvencia presupuestal, el apoyo federal ayudaba mucho, porque daba para más, se vivía la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional, todavía no nacía la alternancia y era más fácil controlar, incluso a la opinión pública, aspecto por demás imposible en estos días.
Por todo eso es que las administraciones no tenían mayores obstáculos en mantener el liderazgo en el control de posiciones electorales, se hablaba de “carro completo” y sólo cedían vía acuerdos políticos, algunas representaciones a la oposición que era simbólica.
Pero a partir del 2000, cuando los priistas perdieron el control del poder desde la presidencia de la República, ha sido otro cantar. Bueno, todavía Sergio Estrada Cajigal, en su calidad de gobernador, pudo mantener mayoría de alcaldías y diputaciones para su partido en la justa del 2003, no obstante una fuerte crítica que enfrentó a partir del segundo año de ejercicio.
Sin embargo, su sucesor, Marco Adame Castillo se vería ya superado por la oposición en la elección intermedia del 2009, fue cuando el priismo estuvo de regreso, le quitó la mayoría de posiciones en el recinto legislativo y lo despojó de las principales alcaldías, entre ellas, Cuernavaca, fue cuando el hoy diputado local Manuel Martínez Garrigós reinstaló a su partido en la comuna capitalina.
Es decir, Adame Castillo fue reprobado por el electorado en su desempeño, debió superar los siguientes tres años con base en acuerdos particularmente con el Congreso local, pero le rondó siempre la amenaza de juicio político. Las cosas se le descompusieron a partir de aquel movimiento magisterial del 2008, en protesta por la reforma educativa.
Toca el turno al mandatario Graco Ramírez Garrido Abreu, quien ha superado ya los dos años y medio al frente de las instituciones estatales y va hacia la elección intermedia que le reflejará el grado de aceptación que ha logrado ante la ciudadanía.
Él mismo ha confesado que desde el principio debió mostrar fuerza y destreza para poder sobreponerse a obstáculos verdaderamente terribles, relacionados con los niveles de delincuencia con los que heredó el mandato. Ha insinuado que padeció amenazas de los mañosos y requirió de emplearse a fondo para medio sortear el vendaval.
Pero en este momento las inconformidades y protestas se multiplican, es un ambiente muy característico de una temporada electoral, todos los adversarios se juntan y aparecen por diferentes lados, hay que tener mucha calma para poder sortear el panorama, hay que echarse manteca para que todo resbale, porque la crítica llega a sus máximos niveles.