Bueno, administrativos y custodios tuvieron que realizar un paro de labores el 24 de los corrientes, para presionar a las autoridades competentes a fin de que ya les pongan un poco de atención.
Pero a propósito de todo esa cárcel que ha dejado de ser de alta seguridad tras la fuga, algunos burócratas que se desempeñaron en el sistema penitenciario y en particular en Atlacholoaya, dan relatos escalofriantes de la cruda realidad que se vive en el interior.
Bajo la condición de guardar su anonimato, confió al reportero algunas de las experiencias que le tocó vivir a su paso por esas instalaciones, "pedí mi cambio, porque francamente habría acabado enferma de diabetes y cualquier otro mal complicado".
Sostuvo que "no todos los custodios están viciados, pero sí una buena parte, sin embargo, hay cosas terribles. Por lo menos hasta hace unos dos años, se obligaba a los internos a consumir droga, porque es parte del negocio de una cadena de jefes".
"En una ocasión, como lo hacía frecuentemente, fui a la área de máxima seguridad para hacer algunas revisiones. Antes de entrar hay una cámara y una puerta sellada, que debe ser abierta por un guardia, pero ese día curiosamente estaba abierto, entré directo y tres hombres de negro encapuchados (custodios) estaban casi matando a un preso. El espectáculo era tan desagradable, que me desmaye, pero los agresores se fueron, a los dos nos llevaron al hospital".
Y dijo que "la golpiza era porque ese interno estaba en rehabilitación, tenía tres semanas que ya no consumía drogas y había dejado de ser negocio a razón de mil pesos semanales. La amenaza era para que siguiera consumiendo".
"Yo que estuve ahí más de cinco años, le puedo decir que incluso los custodios son obligados a distribuir los enervantes, aunque debo admitir que hay muchos voluntarios porque les dan una lana. Pero aquellos que no le entran, acaban por renunciar a sus plazas sino quieren entrar en problemas, porque son los jefes los que disponen que se hace y que no".
De ninguna manera estamos pues inventando el hilo negro ni el agua tibia cuando sostenemos que el sistema penitenciario es de lo más perverso y corrompido, que incluso algunos funcionarios de muy buen nivel han debido separarse de sus respectivos cargos cuando ven la podredumbre que pulula por todos lados, en especial en Atlacholoaya, donde se concentra una población cercana a tres mil presos, un mercado cautivo nada despreciable para quienes quieren hacer fortunas induciendo a la maldad, en lugar de trabajar por la readaptación social de esos seres humanos.
Pero las cosas se han dejado crecer en exceso, esa fuga, sin duda fue muy bien planeada y debe haber más de un involucrado, si desde la Secretaría de Gobierno (la SSP es parte de la pudrición, así se afirma) no se hace lo correcto, aquello puede llevar a acciones de impredecibles consecuencias.
La señora encargada de despacho desde el atentado contra el ex titular no sabe ni como se llama, eso dicen algunos custodios y trabajadores, por eso cada quien viene haciendo lo que le da la gana mientras el resto de los niveles de Gobierno tampoco entra en razón.
Desde el Congreso local algunos diputados, como el perredista Fidel Demédicis Hidalgo, están pidiendo la cabeza del titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) Gastón Menchaca Arias, por considerar que es incapaz para poner orden o está metido en el negocio. Pero las instancias "competentes" siguen empeñadas en sostenerlo, haber hasta cuando aguanten ojalá no sea muy tarde.
Pero reiteramos, es mucha lana la que está en juego, hasta finales del sexenio de Sergio Estrada Cajigal se hablaba conservadoramente de cuatro millones de pesos o más, que mensualmente salían del reclusorio en pesadas maletas para ser distribuidos entre algunos personajes de gran jerarquía, porque a decir de los más informados "el paso de corriente" llegaba hasta el secretario de Gobierno, por eso se polemizó mucho respecto al rápido enriquecimiento de un Eduardo Becerra Pérez.