La lucha es descarnada particularmente entre priístas y panistas, éstos últimos han buscado debilitar la fortaleza del viejo partido a través del espionaje, pero lo que acaba de ocurrir en Tamaulipas pareciera mostrar que las cosas están peor de lo que se veía.
Por lo menos hasta ayer se daba por hecho que la delincuencia organizada ejecutó al aspirante del PRI al Gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, y cuatro de su comitiva de campaña y eso ha provocado una reacción inmediata de los afectados y de los involucrados en las contiendas electorales del resto de los estados.
La verdad es que a pesar de los esfuerzos, que deberán reconocerse, las "instancias competentes" no pueden con el paquete, en mayor o menor grado continúa creciendo el número de víctimas en todo el territorio nacional, lo que muestra que no pueden encontrar la estrategia adecuada para controlar el delito en el país.
Por lo menos en aquella entidad el Revolucionario Institucional, que de acuerdo a las encuestas la llevaba de calle, solicitará que se posponga el proceso, porque necesitan rehacer sus cuadros después de haber perdido al candidato.
Y bueno, también en las otras 11 campañas por gubernaturas, se va solicitar seguridad especial para los abanderados, porque no se pueden arriesgar a que les pase lo mismo. Sin embargo, todo esto debe haber puesto en alerta al Gobierno Federal, porque simplemente no logra conseguir la calma.
Morelos no escapa a este clima, por el contrario, como que ya nos estamos acostumbrando y no nos causa sorpresa que casi todos los días se presenten acciones inconvenientes.
Las mismas instancias oficiales han venido minimizando los sucesos con el ánimo de que esto no genere más preocupaciones, pero el caso es que tampoco se observa nada interesante para que se alcance por lo menos una tregua.
Entramos ya a la segunda mitad del sexenio, tanto a nivel federal como estatal, si hoy, con el mayor nivel de fortaleza ninguna de esos entes de Gobierno han logrado garantizar seguridad, menos lo harán en lo sucesivo, porque en unos meses más comenzará el declive natural sexenal, la pérdida del poder se va acrecentando a medida que nos aproximamos al 2012.
En lo que corresponde al estado, las dependencias responsables de coadyuvar en las tareas de prevención y persecución del delito muestran poca capacidad y eficiencia.
Tenemos un Poder Judicial casi en descomposición, con una serie de conflictos internos que van para buen rato, porque con la destitución del consejero presidente Ricardo Rosas Pérez, se llevarán semanas en recuperar la calma.
En la Procuraduría y en la Secretaría de Seguridad Pública el caso está perdido, como lo hemos referido en otros análisis, los cuerpos policíacos están mayoritariamente dirigidos por viejos policías que tienen una serie de antecedentes y vicios.
El procurador Pedro Luis Benítez Vélez trae consigo a muchos elementos con lamentables experiencias, como el agente Pablo Avia, a quien se le acusa de robo en diversas modalidades. Una de sus víctimas sería la pintora hija de Carmen Alaín.
Alberto Echeverría, quien aún presume de haberle cargado las maletas al ex titular de la SSP, hoy preso en el Estado de México, Luis Ángel Cabeza de Vaca; y otro más, un tal Jimeno, hijo del "Chaca Chaca", quien funge como guardaespaldas del director general de la Policía Ministerial.
Bueno, al mismo procurador se le atribuyen muchas acciones poco serias.
Con todos estos antecedentes ya imagine usted porque andamos de cabeza, lo primero que deberíamos hacer es poner orden en nuestra casa y luego intentar hacerlo hacia afuera.
El problema es que necesitamos encontrarle la cuadratura al círculo, porque el clima de inseguridad alcanza índices nunca vistos, Lo acontecido en Tamaulipas deberá ponerlos a pensar y a trabajar en serio, pero sacudiendo antes al árbol para que caigan las manzanas podridas.