Si bien es cierto que a nivel de participaciones no habrá tal, por el contrario, se habla de un uno por ciento de incremento, sí se tiene el temor de que ciertas partidas especiales, aquellas que llegan por fuera, producto de gestiones o negociaciones adicionales a los dineros normales, puedan sufrir mermas considerables.
Nos referimos a casos muy específicos, como el de la Beca Salario, que el gobernador Graco Ramírez Garrido logró como un apoyo extraordinario, pero que con esos vaivenes presupuestales no se sabe hoy día cuál pudiera ser su destino y se trata de un incentivo bastante interesante a fin de estimular a adolescentes y adultos en el estudio y la preparación.
Son hoy día, de acuerdo a las cifras oficiales, más de 100 mil los que reciben un recurso para apoyarse, desde tercero de secundaria hasta universidad y que por lo que dicen algunos actores locales, está a merced de que los diputados federales por Morelos logren conseguir que se mantenga el apoyo, de otra manera pudiera haber indefinición.
Y no es cosa menor, son 222 millones de pesos anuales, de los cuales, 200 son aportados por las instancias federales y los restantes 22, por nuestra entidad. Es decir, más allá de militancias partidistas, de colores o creencias, la representación federal del estado en el Congreso de la Unión tendrá que trabajar en un solo frente, buscando conformar una especie de bloque para ejercer mayor presión, e incluso buscar aliados para tener más fuerza.
Y no sólo en este programa la labor de gestión tendrá que multiplicarse hacia el año venidero, porque hay muchos otros rubros que se pueden o no capitalizar y ante una visible escasez presupuestal federal, pues a esos niveles se dará una intensa lucha entre todos los estados a ver quién consigue más.
Claro, a mayor número de diputados federales, mayores posibilidades, ahí de entrada tienen ciertas ventajas estados grandes que cuentan con decenas de legisladores como el Distrito Federal, el Estado de México, Jalisco, Michoacáno Veracruz, por citar algunos, nosotros somos la segunda entidad más pequeña y por ende, con un bajo número de representantes.
Y es por eso que desde los municipios, ya muchos presidentes municipales se comienzan a poner las pilas y a buscar cercanía con diputados federales. Ya ve que el edil electo de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, hizo lo propio con los del Partido Acción Nacional (PAN), Javier Bolaños Aguilar y Margarita Alemán Olvera, mientras que el resto de sus homólogos buscaron al legislador Matías Nazario Morales.
Por lo menos estos dos representantes populares parecen estar muy interesados en ponerle mucho esfuerzo a la gestoría, seguramente entienden que será por este lado como se puedan resolver necesidades mediante fondos extraordinarios a fin de superar un déficit que se antoja preocupante.
Y aquí no se puede distinguir a nadie, en el caso de Nazario Morales, atendió a presidentes municipales electos de diferentes partidos políticos, porque una vez en esa posición, las diferencias quedan atrás, se tiene que pensar en el estado, porque sí que hay rezago acumulado, la sociedad continúa enfrentando carencias históricas en materia de obra pública, no se diga en la calidad de los servicios que los municipios están obligados a prestar.
En algunas temporadas del año, sobre todo las pluviales y de frío, se presentan serios problemas de salud, prácticamente epidemias, que no son otra cosa sino consecuencia de la inexistencia de la calidad de esos servicios, porque en la mayoría de pueblos y comunidades de provincia, no hay drenaje pluvial ni de aguas negras, los líquidos residuales corren por las calles y callejones, generando todo tipo de contaminación, incubando cualquier vector que a la postre ocasiona enfermedades como el dengue y otras más preocupantes que atacan a los sectores sociales más vulnerables.
No le demos muchas vueltas, las autoridades estatales o municipales son las responsables de resolver esas deficiencias, no lo hacen, ya sea por falta de interés o porque no hay dinero para las obras, por eso resulta de enorme preocupación que todavía se pudieran complicar más las cosas, ante el panorama que se ve venir.
Frente a todo esto, ¿cuál sería un buen paso?, buscar la manera de adelgazar la burocracia, tanto a nivel estado como de alcaldías, porque en los dos niveles se aprecia todavía una nómina obesa. Para acabar pronto, las administraciones nos tienen que empezar a costar menos, finalmente somos los ciudadanos los que pagamos los costos de todo esto con nuestros impuestos.
La existencia de esas autoridades se justifica a partir de que regresan al pueblo con inversión pública, lo que le cobran por todo tipo de impuestos y no dejan de cumplir con sus obligaciones, ¿cómo podrán exigirnos a nosotros hacer lo propio?.
Claro, tampoco son decisiones populares, por el contrario, bastante dolorosas, porque esos empleados seguramente tienen una familia que desde esta fuente de trabajo, alimentan, y dejarlos sin nada es abundar en el desempleo, incluso con el riesgo de que algunos en su desesperación por tener algo de qué echar mano, se enrolen en la delincuencia, no obstante, se le tiene que encontrar la cuadratura al círculo, porque los tiempos ya no están para el derroche.
Ahora bien, las experiencias pasadas nos han enseñado que este tipo de sacrificios se traducen en mayor consciencia, lo menos que como gobernados esperamos, es que sirva para que se haga un esfuerzo y se moderen actos francamente imperdonables, que marcan elevados índices de corrupción inexplicables en situaciones tan difíciles. Igual y todo esto lleva a nuestras autoridades a modificar actitudes y pensar un poco más en cumplir con sus responsabilidades como servidores públicos.